Un trato con el nerd

Capítulo 28

Grecia

Mis costillas ya estaban casi completamente sanas. Con la ayuda del doctor Miller había sanado más rápido, Kendall había estado siempre a mi lado y Étienne también. Émile, por otro lado, no había venido a verme tan seguido. El francés dijo que estaba molesto con Keith y que al verme en el hospital se molestaba más.

-No tienes idea de cuánto me arrepiento de presentártelo- dice.

-No es tu culpa ni la suya que esté aquí- respondo.

En ese momento tocan la puerta, interrumpiendo nuestra conversación, abren la puerta y por ella entra Keith. Émile se pone de pie inmediatamente, pero Étienne lo sujeta de la mano. El rubio frunce el ceño al notar la mirada de su mejor amigo.

-Grecia, ¿cómo estás?- cuestiona mientras se acerca a mí.

-Te atreves a preguntar eso cuando no has venido a verla desde hace días, cuando provocaste que ella esté aquí- Keith deja a mi lado el ramo de rosas rojas que traía.

-Estaba grabando, tú mejor que nadie sabe lo difícil que es un día de trabajo- responde.

-¿Ese es un motivo para no visitar a tu novia?- cuestiona.

-Por favor, dejen de discutir- digo poniéndome de pie.

Siento un leve ardor, pero no me quejo. Veo a Étienne a los ojos y él entiende mi mensaje. Sale de la habitación junto a su esposo y observo a Keith. Mi mirada se centra en esos ojos azules que me había acostumbrado a ver. Siento una gran tristeza al saber que ya no podré verlos, pero no puedo seguir con él si no lo amo.

-Keith, yo tengo que decirte algo- digo y mantiene su mirada en mí.

-¿También me culpas de ese accidente?- alza la voz.

-No, sé qué nadie tiene la culpa. Nadie podría saber que eso ocurriría- respondo. –En verdad no sé cómo agradecerte todo lo que has hecho por mí. Ese trato fue un gran pilar para que Industrias Scott sea lo que es ahora y tú fuiste un gran apoyo para mí, pero- veo la tristeza llegando a sus ojos.

-No continúes, por favor- grita.

-Te quiero, Keith. Por eso sé que no puedo seguir engañándome y engañándote a ti- respondo.

-Pero no me amas, ¿cierto?- siento las lágrimas acumulándose en mis ojos.

-Desearía hacerlo- una lágrima cae por su mejilla.

-Grecia, yo puedo darte todo el amor que tengo hasta que me ames de la misma manera- mi corazón se oprime al escucharlo decir eso.

-Keith, no hagas las cosas más difíciles- respondo.

-Todo lo que hice por ti y no me puedes querer de la misma manera en que lo hago. Eres egoísta, señorita Scott. No puedes amarme, pero hasta este momento me lo dices. Después de apoyarte cuando tu empresa y tú estaban en crisis, después de regalarte esa motocicleta y apostar tantas veces por ti- sus gritos son como una daga, se clavan en mi corazón.

-Lo siento- respondo sabiendo que le he causado daño.

Sin embargo, él no responde. Sale de la habitación y dejo que las lágrimas caigan. En ese momento entran mis mejores amigos y me abrazan.

 

Los días pasan y me dan de alta. Keith y Émile han discutido, eso no me ha ayudado en sentirme menos culpable. Así que tomo mi chequera y escribo una gran cantidad, lo suficiente para pagar el dinero que me dio, lo de la motocicleta y para pagar lo que apostó por mí. Sé que me quedaré sin nada cuando Keith cobre ese cheque, pero debía pagar todo lo que hizo por mí. Entro a la ducha y abro las llaves, el agua comienza a salir y el baño se llena de vapor, entro y siento mis músculos relajándose. Observo mi costado derecho, una cicatriz adorna unos 5 centímetros de él. Probablemente algún día Keith vuelva a amar y ella podrá responderle de la misma manera, y yo sólo será una cicatriz. Una prueba de un pasado doloroso, de un pasado que no supo amar. Y era cierto lo que dije, desearía amarlo de la manera en que Keith me ama, pero cuando él llegó, yo ya estaba enamorada de alguien más. Tal vez nunca debí salir con él, tal vez a verlo hecho fue un grave error mío.

Salgo de la ducha y escojo mi ropa, un vestido ajustado a mi cuerpo color azul marino lo combino con unos zapatos beige de tacón, el invierno comenzaba a notarse, así que me coloco un abrigo del mismo color. Tomo mi bolso y bajo, en el comedor se encuentran mis padres hablando de negocios.

-Buenos días- saludo a ambos.

-Grecia, ¿irás conmigo a la empresa?- cuestiona mi padre.

-Tengo algo que hacer antes. Iré en mi auto- respondo y él asiente.

-Creo que ya es momento de que busques un esposo- dice mi madre y suelto mi cubierto.

-Madre, creo que no es momento de que hables de esto- respondo.

-¿Y cuándo será, Grecia?- cuestiona. –Keith podría intentar acercarse a ti de nuevo y no puedo permitir eso- dice poniéndose de pie.

-¿Hasta cuándo lo culparán por eso?- cuestiono. –Mamá, yo fui quien manejó esa motocicleta- me pongo de pie y comienza una batalla de miradas.

-Étienne ya no está disponible, Andrea está en Inglaterra, así que tus opciones se reducen. Si no quieres que haga una unión según mi criterio, busca a alguien digno de formar parte de esta familia- tomo mi bolso y salgo de casa.




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