Un trato con mi jefe

Capítulo 2: La bruja malvada

Suena el teléfono que está sobre mi escritorio. Es una de las líneas internas, lo que significa que alguien me llama desde adentro de la empresa. Suelto un leve quejido porque puedo imaginarme quién está del otro lado de la línea.

—Tropic Motors, Inc., soy Emma Lennox, ¿en qué puedo ayudarlo? —respondo de modo automático como me enseñaron a hacerlo desde que comencé a laborar aquí.

Mi piel se eriza en el momento en el que escucho la voz de Julia Vidal salir por el auricular. Era ella quien temía que me estuviera llamando y, desafortunadamente, tuve razón.

—¡Emma, ​​necesito que vengas a mi oficina en este mismo instante! ¡No tardes!—grita y cuelga.

Le dedico una mirada de pesar a Nancy, la otra chica que trabaja en la recepción conmigo.

—¿La bruja malvada otra vez? —pregunta Nancy mientras se lima las uñas.

—¿Quién más? —pregunto con un mohín mientras me pongo de pie—. Vuelvo enseguida, sino es así, es que me ha envenenado.

—¡Si te ofrece una manzana di que no! —bromea Nancy distraídamente.

Tomo el ascensor para subir del piso 14, donde trabajo en la recepción, al 15 donde tienen sus oficinas el departamento de Contabilidad, Recursos Humanos y la mayoría de los miembros de la junta directiva. Tropic Motors Inc., es una gran empresa que ocupa varios pisos en este edificio, del 14 al 17 para ser exactos.

En teoría yo no debería ir a otros pisos, estoy contratada como recepcionista lo que implica que mi trabajo consiste en estar en recepción, pero Julia Vidal del departamento de contabilidad, por alguna razón que ignoro, ha decidido que soy su peor enemiga y por eso constantemente me pide que haga cosas por ella como si yo fuera su asistente personal. Traté de quejarme con Recursos Humanos, pero ellos me dijeron que estaba bien si de vez en cuando las chicas de la recepción ayudaban en otras áreas; lo cual no me supondría ningún inconveniente, excepto que Julia es una mujer grosera y desagradable cuyo objetivo principal es hacerme la vida de cuadritos. Ella siempre está buscando la forma de molestarme, pidiéndome que haga cosas que no son mi responsabilidad y para las que no estoy capacitada para luego presentar quejas en Recursos Humanos si cometo un error. Me odia y quiere que pierda el empleo, para ser sincera el sentimiento es mutuo, solo que yo nunca estoy buscando la forma de fastidiarla a ella, yo me decido a lo mío y punto.

Camino al departamento de contabilidad intentando que no se note mi molestia. Tania, la asistente de este departamento, me ve entrar con una expresión de sorpresa en su rostro.

—¿Julia te llamó de nuevo? —me pregunta en voz baja, pero denotando solidaridad por mi situación.

Solo asiento y pongo los ojos en blanco. Cualquier cosa que necesite Julia, se la puede pedir a Tania que sí trabaja en este departamento, pero prefiere atormentarme a mí porque me odia. Me sigo de largo del escritorio de Tania y llamo a la puerta de la oficina de Julia.

—¿Necesitaba algo, señora Vidal? —pregunto de forma cortés, como siempre soy con todos en esta oficina.

Desde el primer día he sido consciente de lo mucho que necesito este trabajo y por eso le he dado lo mejor de mí. Llevo aquí tres meses y no he llegado tarde ni una sola vez, no me tomo más tiempo del debido durante la hora del almuerzo y me esmero en hacer las tareas que me asignan de la mejor manera posible. Además de que soy amable con todos, incluso con Julia Vidal. Para ser honesta, no es que me guste este trabajo, pero me considero afortunada de tenerlo. Estaba al borde de la desesperación cuando vi el anuncio en línea: "Se busca recepcionista”; la paga era decente, así que envié mi currículum ese mismo día. Tuve la suerte de conseguir el trabajo y, aunque no lo considero el trabajo de mis sueños, hago lo mejor que puedo todos los días para conservarlo. Sé que este empleo de recepcionista no será suficiente para cubrir la deuda de Bobby, pero nos dará algo y una vez que mi hermano encuentre un trabajo, será más fácil para nosotros reunir el dinero que necesitamos para pagarle a Nicolás. Si pierdo el trabajo, los dos estaremos desempleados y no tendremos dinero para nada, así que realmente me importa conservarlo, incluso si eso significa aguantar a Julia Vidal.

—¿Qué te tomó tanto tiempo? —pregunta Julia con rudeza.

Hago lo mejor que puedo para no fruncir el ceño.

—El ascensor tardó un poco en llegar y es necesario que tome el ascensor porque no trabajo en este piso —le recuerdo con una sonrisa fingida.

—Como sea, no quiero perder el tiempo escuchando tus excusas —dice poniendo sus ojos en blanco, luego toma un documento de su escritorio y me hace un gesto para que lo tome.

Camino a su escritorio y tomo los papeles, es un documento pesado de varias páginas, miro la portada: “Informe de gastos del último trimestre”. ¿Qué se supone que debo hacer con esto?

—Necesito que hagas cuarenta juegos de copias engargoladas para la reunión que tendrá lugar a las 10:30 am en la sala de conferencias numero 4. ¡No lo olvides! ¡Y no llegues tarde! Todos los miembros de la junta directiva estarán en esa reunión, no quiero lidiar con tus errores de siempre, necesito que por primera vez hagas las cosas bien —escupe de forma venenosa.

—Por supuesto, señora Vidal —musito con enojo.




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