Un último deseo

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Desde su estado cambiante entre la conciencia y la inconsciencia podía escuchar, a lo lejos, los sonidos que emitía la máquina que verificaba sus signos vitales. Trataba con todas las fuerzas mantener sus ojos abiertos, pero era imposible, estaba tan débil y cansada.

Observaba como las enfermeras se movían de un lado a otro dentro de la pequeña habitación al mismo tiempo que el doctor les enviaba órdenes apresuradamente.

Se veían muy nerviosos y a ella le costaba mucho respirar.

Con dificultad, mueve hacía un lado su cabeza, y es entonces cuando se percata de que hay un enfermera sosteniendo algo en sus brazos, algo diminuto envuelto en una cobija. Ve como se acerca a ella con ojos algo enrojecidos; tal vez estaba tratando de retener sus lágrimas. Ella le está diciendo algo pero no alcanza a oírle nada puesto que su atención se encuentra totalmente enfocada en lo que llevaba en brazos.

Se queda observándolo muy fijamente por un largo tiempo, hasta que pudo comprender que esa cosa diminuta que tanto llamó su atención era su bebé, su pequeño bebé. Su corazón se encoge al darse cuenta, e intenta levantar sus brazos para alcanzarlo y poder tocarlo, pero no pudo, su cuerpo estaba tan frágil que se lo impedía.

Se sentía tan débil y al borde de la inconsciencia.

Ni siquiera sabía su sexo aún.

¿Qué era? ¿Niño o niña?

Como deseaba poder tenerlo en sus brazos y besar su pequeña cabecita.

La enfermera se mueve al otro lado de la habitación y se coloca frente a alguien a quien conoce muy bien.

Ahí estaba él. Con su espalda pegada a la pared, su rostro pálido y manchado de lágrimas; se veía asustado y en estado de shock, sin saber cómo actuar.

Tuvo un profundo deseo de llorar al verlo en ese estado.

La enfermera le dice algo, pero él no le presta atención, solo la mira a ella, no pierde ningún detalle de lo que el doctor hacía con ella. Ambos se miran el uno al otro, queriéndose decir tantas cosas y sin ser capaces de hacerlo; sobre todo ella, quien sentía que con cada segundo que respiraba se le iba una parte de su alma.

Al no conseguir respuesta alguna por parte del hombre, la enfermera se acerca más a él logrando que en ese instante, se diera cuenta de lo que llevaba en brazos. Él no hace otra cosa sino que derramar más lágrimas; ella extiende sus brazos obligándolo a tomar al bebé.

Tumbada en la cama, no dejaba de observarlos, y piensa para si misma que esa es la imagen más hermosa que jamás haya visto, al hombre que amaba junto a su pequeño bebé. Las lágrimas inundan su rostro; sabía que no le quedaba mucho tiempo, que pronto tendría que marcharse, y aún así, luchaba por mantenerse consciente para seguir viendo esa perfecta fotografía. Cuando se marchara, quería que ellos fueran lo último que viera al momento de cerrar sus ojos para siempre.

No quería perderse ningún detalle de sus últimos minutos.

"Hermoso" dice con voz frágil.

El hombre logra escucharla.

Poco a poco, y con el bebé en brazos, se acerca a ella, toma una de sus manos y la acerca a sus labios para poder regalarle infinidades de besos.

Ninguno de los dos podía contener sus llantos.

"Por favor, no me dejes" implora el hombre "No nos dejes. Te necesitamos"

Ella solo los observa sin poder hacer nada.

"Te amo! Te amo! Te amo! No nos dejes" seguía implorando.

"Los amo" dice ella con voz débil, regalándole una leve sonrisa.

"¿Allyson? No! Por favor, por favor" llora el hombre frenéticamente "No te vayas"...En ese momento, sus ojos se cierran y caen en un profundo sueño del cual, todos los que allí estaban presentes, sabían nunca jamás despertaría...

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Proximo capítulo: Viernes, 30 de Septiembre

Carmen V. Matheus



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En el texto hay: humor, amor, amistad

Editado: 11.02.2023

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