Un último deseo

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Sin siquiera darme cuenta, la semana está acabando y hoy ya es viernes. No puedo controlar el sentimiento que golpea a mi cuerpo sin resentimiento al saber lo que esto significa. Mañana vería a Dereck y a la pequeña Ariel de nuevo. Mañana volvería a pasar el día con ellos, y yo no cabía de tanto gozo.

Dejando a un lado la actitud amargada de Dereck y su falta de interés hacia todo, siento un dejo de entusiasmo con tan solo pensar en eso. Y no solo a él, sino también a la niña, que a pesar de haberla visto pocas veces, con su ternura y sus sonrisas, ha cautivado mi corazón.

Comienzo a darme cuenta de que lo que estoy sintiendo ahora no es algo que haya sentido antes, y me asusta en extremo indagar al respecto, porque honestamente, no sé lo que vaya a descubrir. No estoy en ninguna posición de tener esta clase sentimientos, estoy aquí solo para ayudarlo a él y para ayudar a Allyson a cumplir su deseo. Para nada más.

Ese es el mantra que me he estado repitiendo todas las veces que me mensajeaba con Dereck. Afortunadamente, cada vez que le escribía, respondía a mis mensajes. Para Allyson, significaba que estábamos un paso más cerca de lograr su cometido. Para mí, era sentir como mi corazón amenazaba con explotar en cuanto leía cada una de sus respuestas. Incluso cuando estos eran insignificantes. Incluso cuando él solo respondía con monosílabos. Era algo aterrador, y no por el hecho de que fuera algo estúpido, sino por sentir que estaba traicionando a Allyson.

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Es viernes por la tarde y estoy compartiendo de un delicioso almuerzo con mis amigos en un bonito restaurant llamado Rabbithole. Un lugar muy agradable al que se puede venir a probar su delicioso y variado menú. Tiene un ambiente excelente y la atención es de lo más increíble, visitado por clientes locales y extranjeros que desean degustar de la rica comida neoyorkina. Un punto extra a mi favor es que está localizado en pleno Brooklyn, así que venir aquí no resulta difícil.

Los chicos y yo solemos venir con frecuencia. Nos gusta el aspecto hipster y atractivo que posee Rabithole. Sus mesas diseñadas con las superficies desgastadas, retratos antiguos por doquier, su hermoso jardín e infinitos detalles que seguramente fueron escogidos con mucho mimo, hacen de este restaurant, un lugar encantador. No será el mejor restaurant de Nueva York, ni tendrá la mejor comida, pero amamos venir aquí.

Estamos sentados en una de las mesas que se encuentran en el área del jardín, aprovechando de esta linda tarde veraniega que amablemente nos ofrece este día.

“Umm! Nunca me cansaré de venir… Lo digo enserio” dice Morgan, llevándose gustosamente una porción de su comida a la boca.

“Tienes razón. No me aburro de la comida de este lugar… Hace unos días traje a Adam y quedó encantadísimo. Ahora dice que es su restaurant favorito” relata Kevin con voz enamorada.

Cora lo golpea en el hombro de forma juguetona “Vaya! ¿Lo trajiste aquí?... Sí que vas enserio con ese tal Adam”

“¿No se los había dicho acaso?” pregunta, bajando un poco sus lentes de sol para mostrarnos sus ojos y mirarnos retadoramente “Les dije que lo nuestro iba enserio. Él me gusta y mucho… No puede ser que no me crean!” réplica, haciéndose el ofendido.

Cora y yo nos miramos risueñamente. Morgan ni se inmuta con la conversación, pues está absorta en su comida.

“Te creemos, Kevin… Es solo que nos resulta difícil verte así tan… tan… tan enamorado y entregado. Es todo” Cora trata de explicar.

“Y nunca antes te había visto así. Bueno, al menos desde que te conozco” agrego.

“Y ahora, con más razón, queremos conocerlo” concluye Cora.

“Estoy tan feliz por ti” digo con plena sinceridad “De verdad queremos conocerlo”

“Lo sé. Sé que quieren conocerlo… Le he hablado de ustedes y también siente curiosidad en conocerlas” pone los codos sobre la mesa para recostarse en ella.

“Espero que solo le hayas hablado cosas buenas de nosotras” habla por fin Morgan.

“Por supuesto que sí, tontita” él nos asegura “¿Qué cosas malas podría decir de mis chicas favoritas?”

“¿Entonces, por qué no nos lo has presentado todavía? ¿Cuál es el misterio?” pregunto con curiosidad.

Kevin suspira “No hay ningún misterio… Quiero que se conozcan… Pero… No lo sé. Acabamos de empezar nuestra relación… Quisiera mantenerlo solo para mí durante un tiempo y disfrutar con él a solas, ¿Entienden?” explica.

Cora le dirige una mirada que yo conozco muy bien. Una mirada que implica que está a punto de decir algo para molestarlo.

Y no me equivoqué.

“¿Cuál es miedo?” pregunta, lanzándole una sonrisa llena de picardía “¿Acaso temes que cuando tu noviecito nos conozca se enamore de alguna de nosotras?”

Ante eso, Kevin se ríe a carcajadas “No, querida, para nada. Te aseguro que no se enamoraría de ti ni aunque lo intentara… Tal vez de Elizabeth, pero de ti, lo dudo”

Ambos se envían miradas llenas de reto. Cualquier persona fuera de nuestro grupo creería que estos dos se odian, pero ellos son así, a cada oportunidad que encuentren, comienzan a batallar con palabras poco amables para ver quien saca primero de quicio al otro. Están acostumbrados a eso. Solo Morgan y yo sabemos lo muchos que se adoran, aunque parezca que se quieren matar entre ellos.



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En el texto hay: humor, amor, amistad

Editado: 11.02.2023

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