El teléfono suena justo cuando estaba a punto de acostarme en el sofá y ponerme a ver alguna película en compañía de unas deliciosas palomitas. No tenía planes para hoy. Allyson estaba en quién sabe dónde, y lo único que se me ocurrió para no pensar en Dereck, fue ver películas.
“Hola” contesto, sin mirar quién ha llamado mientras hago zaping en la tele.
“¿Te das cuenta de lo rápido que las vacaciones se han ido?” la voz acongojada de Kevin se escucha al otro lado del teléfono.
“Hola para ti también... ¿Por qué tan feliz?” saludo, poniendo en silencio la película que estaba por comenzar.
“Elizabeth, ahora no estoy para juegos” se queja con pesar “Estoy hablando enserio. Es el último fin de semana de nuestras hermosas vacaciones”
“¿Qué tiene de malo? No es el fin del mundo” me rio de él.
“¿Qué no es el fin del mundo?” suelta un grito agudo. Lo puedo imaginar con la mano en su pecho como toda una reina del drama “Lo es para mí... ¿Acaso no entiendes mi sufrimiento? Dentro de pocos días tendré que enfrentarme a esos pequeños demonios llenos de energía recargada… Y tratarán de absorber mi alma”
“Kevin” blanqueo los ojos ante su exageración “Nadie te obligó a escoger esa profesión”
“En mi defensa, nunca pensé que sería tan difícil ni mucho menos que tendría que luchar por mi vida” dice.
“Sí, claro. Ten entiendo perfectamente” suelto con sarcasmo.
“El sarcasmo no te queda nada bien” refuta, haciéndome reír “Pero bueno, no te llamaba para hablar de nuestras pequeñas bestias... Es el último fin de semana antes de tener que volver a nuestras rutinas y necesitamos celebrarlo a lo grande” explica.
“¿Y qué tienes planeado?” pregunto, ya adivinando su respuesta.
“Irnos de fiesta, querida” exclama “hablé con las chicas y ambas están de acuerdo... Nos veremos mañana a las 9 p.m en el mismo club al que siempre vamos”
“¿Tengo que ir?” pregunto, sin muchos ánimos de ir.
“No, no tienes que ir... Adam irá conmigo. Pensaba presentártelo... Pero viendo que no irás, pues será para una próxima ocasión” comienza a sonsacar.
“¡Iré! Por supuesto que iré... Allí estaré” digo inmediatamente. Por nada en el mundo me perderé el placer de conocer a su novio.
“Sabía que aceptarías” se ríe “¡Perfecto! Tenemos una cita para mañana”
Está a punto de dar por culminada la llamada pero lo interrumpo al ocurrírseme algo.
“¡Espera! ¿Pedo invitar a alguien?” pido.
“¿A quién?” pregunta con un tono curioso.
“Un amigo” respondo sin más.
“¿Un amigo? ¿Puedo saber quién es ese amigo?” sigue indagando.
“Dereck” murmuro.
“¿Dereck?” se hace el desentendido “¡Oh sí! Dereck. Ya recuerdo. Aquel amigo tuyo, el viudo”
“Sí. Él” digo con fastidio.
“¡Pillina! Si lo quieres llevar es porque estás interesada en él”
“Es solo un amigo, Kevin... ¿Puedo invitarlo, sí o no?” pregunto a la defensiva.
“Por supuesto que lo puedes invitar. Sabes que estamos ansiosos por conocerlo también” dice, completamente emocionado “Será genial. Me imagino como se pondrán las chicas cuando sepan que él también irá”
“Sí, ya las puedo imaginar” concuerdo “Bueno, te dejo. Nos vemos mañana”
“Adiós, cariño... Recuerda ponerte guapa” se despide todavía emocionado, y antes de colgar, escucho como dice algo de llamar a las chicas y contarles el chisme.
Dejo el teléfono a un lado del sofá y cojo el control remoto para seguir buscando una película, pero mis intentos son fallidos pues no ha pasado ni un minuto y ya el teléfono vuelve a sonar. Lo tomo con flojera para ver quien perturba mi paz esta vez. Con ojos perezosos, leo el nombre de quien envía el mensaje e instantáneamente me enderezo como un resorte. Sin poder creer lo que dice el mensaje, lo acerco más a la cara, como si de esa manera pudiera comprender mejor lo que dice.
Es Dereck. Y me está invitando a cenar en su casa.
¡En su casa!
No lo creo. Es que de verdad no lo creo.
Durante todo el tiempo que hemos estado compartiendo como amigos, nunca me había invitado a su casa.
¿Habrá algo escondido detrás de todo esto? ¿Habrá otros motivos? ¿Sus sentimientos están cambiando?
Mi corazón se acelera de tan solo pensar en esa posibilidad.
No. Debo dejar de pensar en cosas absurdas.
Además en el texto está muy bien explicado que quien desea verme, es la pequeña Ariel. Seguramente me invitó para complacer a su hija, para más nada. Así que no debo hacerme ilusiones.
“¿Dereck te ha invitado a cenar en su casa?” pregunta Allyson, apareciendo de repente a mi lado.
El teléfono se me cae de las manos debido al inminente susto que recibo por su inesperada aparición. Llevo las manos a mi pecho para tratar de calmar mi respiración. Esta mujer será algún día la causa de mi muerte. Seguro moriré de un infarto si sigue asustándome así.