Un último deseo

23

“¿Qué pasó exactamente después de que saliste corriendo detrás de Dereck?” pregunta Kevin, quien por alguna extraña razón quiso a acompañarme a casa después de clases.

Le ofrezco una taza de café al tiempo que me tumbo a su lado en el sofá. Me coloco de lado, cruzando un pie debajo de la rodilla y posando el brazo en el respaldo para reposar la cabeza en mi mano. Suspiro profundamente bebiendo un sorbo de mi café.

“Nada” me encojo de hombros, como si aún no me doliera recordar las duras palabras que me dijo.

“Elizabeth, cariño. Te conozco” entorna sus ojos “Esa cara de muerte que tienes no me engaña… Algo pasó… Vamos, cuéntame”

“¿Tan mal me veo?” le pregunto, ocultando mi rostro en el brazo.

“¿Enserio me lo preguntas? Eli, se nota que algo pasó” sigue insistiendo “Basta con solo verte” me acaricia la cabeza como si estuviese consolando a una niña pequeña “Sin olvidar que estuviste todo el día despistada… Pusiste sal al café y no te diste cuenta hasta que lo probaste… Te confundiste entrando al baño de hombres. Aunque fue gracioso verte salir despavorida de allí… ¿Me pregunto qué habrás visto?” comienza a indagar.

“¡Basta! No tienes que recordarme ese desafortunado evento” lo golpeo en el hombro “Y eso fue tu culpa… Viste hacía donde me dirigía. Pudiste haberme advertido”

Suelta una fuerte carcajada, tan fuerte que estoy segura que los vecinos pudieron oírlo “Solo quería ver qué harías una vez que te dieras cuenta a dónde habías entrado” confiesa.

“Solo querías burlarte de mí” lo golpeo en el hombro nuevamente, riéndome con él esta vez.

“Jamás haría tal cosa” dice, aparentando estar ofendido.

Ambos nos miramos por varios segundos antes de ser atacados por una risa inminente.

Kevin siempre lograba sacarme una sonrisa incluso en los momentos que peor me siento. Cuando se daba cuenta que algo andaba mal conmigo, hacía todo lo posible por hacerme sentir mejor. Y con sus locas ocurrencias, siempre lo conseguía.

“Hacía tiempo que no me reía tanto” digo, recobrándome de la risa “En verdad lo necesitaba”

“Que bueno que mis servicios hayan ayudado” Kevin alega “Ahora dime la verdad ¿Qué pasó con Dereck?... Elizabeth… Si ese bruto animal, de alguna manera te trató mal, juro que lo moleré a golpes… No me importará lo guapo que sea ni que sea el hermano de Adam. Lo haré” amenaza con convicción “No solo soy risas y encanto. También puedo ser un tipo rudo” alega con confianza, doblando su brazo y haciendo presión para enseñarme sus músculos.

Vuelvo a reír, pero esta vez con menos ganas.

“Dereck no hizo nada malo… Es solo que… No lo sé… Las palabras que me dijo dolieron un poco” trato de explicarme “Estaba tan enojado que incluso dijo que no debía meterme en su vida” pongo una mano en mi frente con pesar “¿Tan malo es que haya querido ayudar a dos hermanos a arreglar sus diferencias? ¿Tan entrometida soy?”

“Por supuesto que no” responde de una vez “Para nada… Cariño, no te sientas mal por querer hacer algo noble por otra persona… Eres una persona increíble. No debes sentirte culpable por eso” intenta animarme “Si él no sabe apreciar tus loables acciones, pues entonces es su problema” se encoje de hombros “Ese hombre debería besar el suelo por el que caminas. Es un malagradecido… ¿Pero qué se le puede hacer? Sí así tú lo quieres”

Sonrío y me recuesto en él, posando mi cabeza en su hombro. Sin esperar un segundo, Kevin posa la suya sobre la mía.

“Gracias” es lo único que digo.

“Sabes que estoy aquí para lo que sea” dice, besando la coronilla de mi cabeza.

“Eres un gran amigo” agrego sentimentalmente.

“Tú también lo eres” me da un fuerte abrazo “Créeme. Si no tuviese una debilidad por los hombres, estaría completamente enamorado de ti” suelta, comenzando a bromear.

“Que bueno que eres gay” le devuelvo la broma.

Nos quedamos en silencio, así abrazados, por unos segundos, cuando de repente vuelve a hablar como si hubiese recordado algo.

“¿Sabes? No sé por qué Derek se enojó tanto contigo si aceptó hacer las paces con Adam” dice.

“¿Qué?” levanto la cabeza de su hombro para mirarlo a los ojos “¿Lo dices en serio?”

“Te digo que sí… Después de que saliste como perrito faldero detrás de él, Adam me contó todo” me informa “Estaba completamente feliz porque todo se iba a solucionar… Es más, quedaron en verse nuevamente para hablar con más calma”

“¿En serio?” pregunto todavía sorprendida, comenzando a formarse una sonrisa en mi rostro “¡Kevin! ¡Esto es increíble!... ¡Es increíble!... ¡Nuestro plan funcionó a la perfección!” comienzo a celebrar.

Mi corazón da un brinco al enterarme de esa genial noticia. Saber que Dereck, una persona para nada fácil, haya aceptado volver a ver a su hermano para intentar recuperar la relación que hace mucho tiempo habían perdido, es algo que me alegra más de lo que pueda expresar. Me siento tan feliz por ellos. Ya ni siquiera me importa que esté enojado conmigo por querer haberlo ayudado. No me importa porque su relación con su hermano es más importante que eso.



#2750 en Novela romántica
#876 en Chick lit

En el texto hay: humor, amor, amistad

Editado: 11.02.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.