Un último deseo

26

Pasan los días y todavía sigo sin hablar con Dereck. Extraño verlo, y extraño ver a la pequeña Ariel. Extraño pasar tiempo a su lado. He estado tanto tiempo con ellos que al final, sin darme cuenta, me acostumbré a compartir parte de mi vida con ambos. Es por eso que estos días que no he sabido nada de ellos me resultan interminables. Lo único que me mantiene medianamente tranquila es que Carter me ha mantenido al tanto. Según él, Dereck está más calmado, sigue yendo al taller como de costumbre y hace lo que normalmente siempre hace.

Todavía no me atrevo a ir a verlo a su casa o al taller porque presiento que no sería bien recibida y tampoco estaría cómodo con mi presencia. Pienso que quizás Dereck siga necesitando su espacio, por lo que me doy valor a mí misma diciéndome que no tardaría en llamar, que las cosas seguirán siendo como antes, y así, Allyson y yo podremos terminar de cumplir sus deseos.

El problema con los padres de Allyson también me mantienen intranquila. Incluso me he ganado horas de insomnio, lo que hace que ahora tenga una ojeras kilométricas y deba aplicarme mucho más corrector de lo que normalmente uso para ir a trabajar, de modo que mis estudiantes no se asusten a la hora de ver mi cara de muerte. Creo haberles dejado mi punto muy claro, pero no tengo absolutamente idea si han reflexionado al respecto. Espero que así sea. Dentro de pocos días será la audiencia con el juzgado, y quiero que tomen una sabia decisión. Una decisión que favorezca a la pequeña Ariel, porque después de todo es ella quien saldrá perjudicada con todo este asunto.

.

.

.

Las clases se dan por finalizadas, y como siempre, todos salimos apresurados dirigiéndonos al estacionamiento para llegar a nuestros respectivos autos.

Estamos abrigados debido al frío que se ha estado sintiendo durante los últimos días, pues el otoño está a un solo paso de llegar.

“Odio el otoño. ¡Estoy helándome!… ¡Arg! No quiero imaginar cuando llegue el invierno” Kevin rezonga, quejándose del clima.

“¿Por qué?... A mí me encanta este tipo de clima” dice Morgan en desacuerdo “Amo los colores del otoño, y amo ver las hojas caer”

“¿Cómo puede gustarte? ¡Es horrible! Esta estación me desfavorece por completo… Lo odio” continua quejándose al tiempo que mete sus manos en los bolsillos del abrigo que lleva puesto, buscando entibiarlos.

“¿En qué te desfavorece? No lo entiendo… Explícate” le pido, sin comprender lo que estaba diciendo.

Kevin nos mira con las cejas arqueadas “Porque llevar tanta ropa puesta para cubrirnos del frío hace que mi atractivo sea desperdiciado. Nadie podrá verlo” responde como si fuera de lo más obvio.

Las chicas y yo comenzamos a reírnos de las locuras que está diciendo. Incluso Allyson lo hace, llevándose una mano al estómago, como si le doliera de tanto reír.

“Como tú digas, Kevin” Cora le da golpecitos a su hombro.

“Es la verdad” defiende.

“Tengo que ir a casa de mis padres” nos avisa Morgan de repente “Lo lamento, Kevin. Pero no puedo perder más tiempo escuchando tus razones de por qué odias el otoño” le dice en broma, ganándose una queja de su parte “¿Entonces nos reuniremos mañana en casa de Cora, cierto?”

“8 p.m. querida. Debes estar puntual” le recuerda Cora.

“De acuerdo… Hasta mañana” se despide, yéndose a su auto.

Los tres la despedimos, quedándonos atrás mientras la observamos marcharse, esperando que siga alejándose para poder hablar con más calma.

Cuando nos quedamos solos, nos miramos sonriendo con picardía. Estamos emocionados porque mañana es el cumpleaños de Morgan y le hemos planeado una pequeña fiesta sorpresa en el departamento de Cora. Ella piensa que es una simple cena en la que estaremos solo nosotros cuatro en celebración, pero nos hemos estado organizando y nos decimos por hacerle una fiesta. Hemos invitado a algunos amigos cercanos que tenemos. Carter también ha sido invitado, pues es alguien de interés para ella, estoy segura que su presencia le agradará. Y Kevin llevará a su novio. No son muchas personas, ni será algo grande, pero sí que será divertido.

Morgan no tiene ni la menor idea de lo que hemos planeado para ella.

“De acuerdo, chicos. ¿Saben a qué hora deben llegar, verdad?” Cora se activa “Tenemos que decorar mi departamento con tiempo. No quiero que ocurra lo de la última vez” dice.

Me río, entendiendo a lo que ella se refiere con lo de la última vez.

Ocurrió el año pasado en mi cumpleaños. Los chicos habían planeado también una fiesta sorpresa para mí en el departamento de Cora, solo que esa vez no invitaron a nadie. Me habían dicho que estuviera allí a una hora específica lo cual hice. Solo que no contaban con que iban a dejar las cosas para última hora y que llegaría para encontrarlos todavía decorando. La posición en que los vi fue sumamente divertida, pues se quedaron como estatua cuando me vieron llegar. Fue una escena muy graciosa, y al final, terminé ayudándolos a decorar mi fiesta sorpresa.

“Eso no fue mi culpa, querida” replica Kevin “Fuiste tú quien olvidó comprar las cosas”

“No fue así…” Cora comienza a defenderse, pero yo los interrumpo.



#2750 en Novela romántica
#876 en Chick lit

En el texto hay: humor, amor, amistad

Editado: 11.02.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.