Luego de una rápida ducha, de vestirme y de peinar mi cabello, salgo del baño y escucho unas voces que no son ni de Dereck ni de Ariel. Con el ceño arrugado, enfoco mi atención hacia la sala, y me quedo completamente perpleja al ver que mis padres están aquí.
Me acerco a ellos confundida.
“Hola, cariño” saluda mamá como si nada, con Ariel sentada en sus piernas.
“Mamá. Papá. ¿Qué hacen aquí?” pregunto, lanzándole una mirada a Dereck algo apenada, a lo que él sonríe sin problemas.
“Solo quisimos pasar a saludar” responde papá, encogiéndose de hombros “y tal vez invitarte a comer algo, pero vemos que tienes visitas”
Sacudo la cabeza sin comprender todavía este giro tan inesperado.
Carraspeo con la garganta y trago saliva para acompasarme “Lo siento… Mamá, Papá. Les presento a Dereck” indico, señalándolo “y la niña es Ariel, su hija”
“Ya tuvimos la oportunidad de presentarnos mientras te bañabas” aclara mamá, guiñándome un ojo “Y déjenme decirles que esta niña es adorable” dice, abrazando a la pequeña Ariel.
“Sí. Ariel tiende causar esa primera impresión” acoto, haciendo sonreír a Dereck.
Papá se carcajea de pronto de la nada, como si estuviese recordando algo.
“Por un instante pensamos que nos habíamos equivocado de apartamento” explica “cuando este caballero fue quien abrió la puerta, nos quedamos sin habla”
“No sabía si abrir o esperar a que salieras del baño, pero no sabía si tardarías” aclara Dereck completamente apenado.
Papá sigue riendo “Incluso tu mamá comenzó a reclamarme en frente de él por haber tocado sin estar seguro que era aquí donde vivías”
“Pero cuando tu amigo nos escuchó decir tu nombre, nos explicó todo… Y pues aquí estamos” continúa mamá.
“Ya veo” digo, sentándome a un lado de papá “Debieron haberme avisado. De ese modo los habría estado esperando”
“Bueno. No pasa nada… Ya estamos aquí” acota mamá “Solo queríamos visitar a nuestra hija y compartir un par de horas juntos, es todo”
“Creo que debería irme. No quiero importunarlos y estropear su tiempo juntos” expresa Dereck, haciendo amago de levantarse del sofá.
“Patrañas… No tienes que irte” papá le rebate “Quédate”
“No quiero ser una molestia” se niega.
“No eres una molestia, así que quédate a charlar un rato más” papá sigue convenciéndolo.
Dereck voltea a verme sin saber que hacer, como si estuviese pidiéndome permiso para quedarse. Miro a mamá, y esta me regala una sonrisa cómplice.
“De hecho estaba por preparar algo para comer” decido intervenir “¿Así que por qué no cenamos todos juntos? Mamá y yo prepararemos todo y mientras tanto ustedes pueden seguir charlando, ¿les parece?”
“Me parece una excelente idea, querida” exclama papá.
Mamá suelta un aplauso y baja con cuidado a Ariel, sentándola en sofá con su juguete “Entonces manos a la obra”
Sonriendo, la sigo hasta la cocina y volteo a ver a Dereck, quien me regala una sonrisa de agradecimiento.
Ya en la cocina, nos disponemos a buscar los ingredientes y utensilios que necesitaremos para la preparación de la cena. Mientras trabajamos en ello, cada una haciendo sus respectivas tareas, empezamos a conversar en voz baja.
“Así que él es el famoso Dereck, el chico del que mi hija se ha enamorado” enfatiza con picardía.
“¡Mamá! No digas eso… ¿Qué no ves que puede escuchar?” le reclamo, sintiendo como mi rostro se enrojece de vergüenza.
“Tranquila. Está entretenido hablando con tú papá, no nos escuchará”
Ambas volteamos en dirección a la sala, y en efecto, lo encontramos riéndose de algo seguramente gracioso que papá le decía. Estaban absortos el uno del otro en su conversación.
No muy lejos de ellos, la pequeña Ariel se encontraba jugando entretenidamente con su juguete. Allyson estaba a un lado de ella, como si estuviese cuidándola, pero sin dejar de escuchar lo que hablaban papá y Dereck.
“Parece que a tu papá le agradó” dice, regresando a su trabajo.
“¿Te parece?” pregunto, a lo que ella solo asiente con la cabeza “¿Y a ti? ¿Qué opinas de él?”
“Cariño, no creo que la opinión de alguien sea importante cuando se está enamorado” acota “Pero si te interesa, me parece que es una buena persona. Es educado. Amable. Se ve que es un excelente padre y que adora a su hija” dice, mirándome a los ojos “Entiendo por qué te has enamorado de Dereck… Me agrada. Creo que es un buen hombre para ti, hija… Y si él te hace feliz, pues entonces tienes todo mi apoyo”
Sus acotaciones me causan algo de vergüenza, porque cada una de ellas son verdaderas.
“¿Qué hay c de Ariel?” pregunto con una sonrisa “Es una niña adorable ¿verdad?... Es imposible no quererla”
“Es hermosa… Ya me imagino siendo su abuela postiza” juguetea con picardía mientras me guiña un ojo.
“¡Mamá!”