Un último deseo

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Allyson simplemente se queda viéndome llorar mientras yo no paraba de balbucear palabras sin sentido. Pasan así unos minutos, en los que yo solo lloro y ella solo guarda silencio. Luego siento como posa su mano en mi cabeza, y empieza a acariciarlo; mi llanto se calma un poco y me permito levantar la mirada en tanto ella sigue acariciando mi cabeza como si del más profundo mimo se tratase, como si estuviese mimando a la pequeña Ariel, a su hija. La miro a los ojos, dolida por todo lo que pasó, pero a la misma vez aliviada, porque el que Allyson esté aquí, podría significar algo bueno. O no. No lo sé. Lo único que sé es que debemos hablar.

Me regala otra de sus dulces sonrisas, y es un efecto que hace que retenga el nudo que sigue atrapado en mi garganta para evitar llorar nuevamente. No creo que seguir llorando nos lleve a algo.

“Lo siento tanto, Allyson” sorbo por la nariz como una niña pequeña.

Niega con la cabeza, estirando sus brazos para ayudarme a levantar del suelo.

“No, Elizabeth. No tienes que disculparte” dice con voz suave.

“Claro que sí. Te fallé” rebato al estar ya levantada “Confiaste en mí, y yo te fallé”

“No fue así, Eli” vuelve a negar “Bueno, no puedo negar en un principio lo creí así… Estaba tan furiosa… contigo… con Dereck… pero sobre todo contigo… Cuando vi el beso que compartieron me sentí tan traicionada, tanto que incluso sentí mi mente nublada” comienza a explicar, haciéndolo sin despegar sus ojos de mí “No podía procesar el hecho de que la persona a quien elegí para esta misión me hubiese traicionado de ese modo tan horripilante”

Cada una de sus palabras eran como cuchillas afiladas que iban directo a mi corazón segundo tras segundo y sin ninguna compasión, dispuestas a herirme lo más que pudieran.

“Perdóname” es lo único que puedo decir, ya que Allyson me interrumpe.

“Sentí rabia, odio, celos… Sentí tantas cosas, Elizabeth, tantas que no sabía cómo podría mermarlos… Por eso desaparecí, porque no sabía que haría si me quedaba un minuto más” confiesa, acercándose a mí para tomarme de una mano “Pero lo que más sentí fue envidia…” ríe con algo de vergüenza al tiempo que un par de lágrimas empiezan a rodar por sus mejillas “Sí, envidia… Increíble ¿no?... Un espíritu sintiendo envidia… Pero lo sentí, porque en ese momento me di cuenta que ya nada volvería a ser igual… Porque más nunca podré estar al lado de Dereck, ni en al de mi hija… Envidia, porque me di cuenta que todas las cosas que quería hacer con ellos, las harán con otra persona… Envidia, porque a pesar de que me seguirá queriendo, ya no me amará. Porque ahora ama a otra persona… Y esa persona eres tú”

“Dereck te ama, Allyson” digo, aferrándome a sus manos.

“Lo sé. Lo hace… Pero no de la manera en que te ama a ti” me rebate con tristeza “Fui la mujer que un día amó, pero ya no. Ya no lo soy… Y no lo culpo… Si ya no estoy en este mundo”

“Lo siento mucho…” vuelvo a llorar junto a ella.

“¿En verdad lo amas, Elizabeth?”

“No sé en qué momento pasó… No lo sé… Pero créeme. No quise que nada de esto pasara… No quería lastimarte, Allyson” trato de explicarme.

Levanta una mano para hacerme callar, mirándome con seriedad.

“No te estoy pidiendo explicaciones… Te he preguntado si lo amas. Es todo lo que quiero saber” dice “¿Lo amas?”

“Sí, lo amo” respondo con honestidad, sintiendo mi corazón correr a mil por segundo “Lo amo más que a nada”

“¿Deseas hacerlo feliz?”

“Quiero que cada día sea el más feliz de su vida”

“¿Qué hay de Ariel? ¿También la quieres?”

“Esa pequeña se ha ganado un lugar en mi corazón… La amo como si fuera mi hija y haría todo lo que esté a mí alcance por hacerla feliz… por hacerlos felices a ambos” vuelvo a tomarle las manos “Porque así como a ti, Allyson, ellos dos también se han convertido en mis personas favoritas”

Allyson guarda silencio por un par de segundos, saboreando mi confesión, como si estuviese analizándolos para saber si lo que digo es cierto, o simplemente estoy jugando con ella. Luego de un momento, cierra los ojos al tiempo que exhala todo el aire que guardaba, para que después, sin pensarlo dos veces, soltara mis manos y me envolviera e un fuerte y sentido abrazo.

Un abrazo que me toma por sorpresa puesto que no me lo esperaba. Un abrazo tan sincero, que nuevamente me hace tener el deseo llorar, porque de pronto siento que no todo se ha perdido.

“Gracias” es lo único que dice.

Cierro los ojos, envolviendo también mis brazos tras su espalda, apretándola lo más que podía, demostrándole que es verdad todo lo que he dicho, y demostrándole también, que ella se ha vuelto en alguien importante para mí, y que su dolor es mi dolor.

Nos mantenemos abrazadas, ninguna de las dos queriendo separarnos, porque de algún modo, y sin palabras de por medio, esto se sentía como una despedida.

Una despedida de la que no estábamos preparadas aún.

Lentamente, se va deshaciendo del abrazo hasta poder vernos a la cara. Se limpia con sus manos las lágrimas que seguían cayendo como si no hubiese un fin mientras que yo también hago lo mismo.



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En el texto hay: humor, amor, amistad

Editado: 11.02.2023

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