Un último deseo

33

Llego al parque en tiempo record.

No pensé que podría llegar así de rápido, pero las ansias que estaba sintiendo, ayudaron a mi propósito. Freno en seco, con la respiración entrecortada por el agotamiento debido a la carrera que tuve que echar desde la estación del tren hasta aquí. Miro a todos lados, buscando encontrar, entre todos los desconocidos que están a mí alrededor, su rostro; apenas estaba atardeciendo, por lo que es normal que todavía hayan personas disfrutando del atractivo parque; incluso a pesar de ser otoño y que el frio cale en los huesos.

Me reprendo mentalmente por no haberle preguntado a Allyson en qué sitio me estaría esperando Dereck específicamente. Ni si quiera traje mi teléfono para poder llamarlo, pues lo olvidé en mi departamento debido a lo emocionada y lo apresurada que estaba.

Sigo mirando alrededor con la esperanza de poder ubicarlo mientras continúo reprochándome el no haber traído el teléfono. Comienzo a impacientarme porque que no quería llegar tarde a su encuentro, ni tampoco quería hacerlo pensar que no deseaba verme con él, o aun peor, no quería que se marchara con el pensamiento de que lo dejé plantado.

Sacudo la cabeza para alejar esos pensamientos negativos de mi mente. Me doy un par de golpecitos en las mejillas, intentando despejarme para pensar con claridad, y haciendo que las personas que pasaban cerca de mí se me quedaran viendo raramente, como si creyeran que me estaba auto infringiendo dolor. No les doy importancia a sus miradas puesto que lo único que quiero ahora, es ver a Dereck.

De pronto, un rayo de luz comienza a iluminar mi mente. Empiezo a sonreír porque ahora lo sé. Sé exactamente en dónde me está esperando Dereck. Y ahora que lo tengo claro, casi me abofeteo por haberlo olvidado.

¿Cómo pude haberlo olvidado siquiera? Sí fue el lugar donde nos dimos nuestro primer beso. El lugar donde me hizo sentir la mujer más feliz y afortunada del planeta.

Así que con ese lugar en mente, y echándome a reír como una adolescente enamorada, salgo disparada a su encuentro.

El trayecto no es largo, ya que que está en el mismo parque, así que no tardo en llegar, y cuando estoy cerca, dejo de correr para retomar el camino que quedaba en pausados pasos, aprovechando de acompasar mi respiración y desaparecer el rubor que, estaba segura, se podía ver en mi rostro.

Camino despacio, con mis ojos fijos en un solo sitio. Mi corazón vuelve a retomar la aceleración de sus latidos, como si le importara un bledo que hace unos minutos estaba intentando controlarlo, dándome a entender que quien mandaba allí era él, y que podía ir a la velocidad que le viniera en gana. Y esa actitud la tomaba solo cuando Dereck está cerca. Pareciera que mi corazón se daba cuenta de su presencia mucho antes de que yo lo hiciera, porque en efecto, a tan solo pocos metros, estaba en él, recostado en la barandilla que daba al río, mirando hacia los imponentes rascacielos de Manhattan, justo como la habíamos hecho dos noches atrás. Mi corazón da una voltereta de solo verlo así, esperando por mí en el mismo sitio, tal cual como lo pensé.

No se da cuenta de mi presencia, y tampoco quisiera interrumpirlo, porque con solo poder verlo es más que suficiente para mí. Con solo poder observarlo, siento como una tibiez inunda mi cuerpo. Una tibiez que me entrega una calma absoluta. Y eso es algo que solo he sentido con Dereck.

Me doy el lujo de admirarlo por un par de segundos más. En su rostro se refleja la serenidad; algo que muy pocas veces había visto en él. Se muestra muy tranquilo mientras continúa observando la hermosa vista que tiene en frente. Ya no veo su ceño fruncido, como lo tenía siempre antes, ni sus labios apretados formando esa dura expresión en su atractivo rostro, y tampoco veo su cuerpo tenso, como si siempre estuviera alerta de todo lo que lo rodeaba, al contrario, ahora lo noto mucho más relajado, como si al fin se sintiera en paz.

No sé si eso se deba a la calma que este parque puede ofrecernos, no sé si deba a mí, o si se deba a otra cosa, pero el poder verlo así, como tanto deseábamos Allyson y yo, es algo que me transmite inmensa felicidad, y eso me basta para estar eternamente agradecida, porque como siempre lo he dicho, Dereck merece sentirse así y mucho más.

Aun no puedo creer que Allyson me haya dado su bendición para estar con Dereck. Después de todo lo que hemos pasado para cumplir todos sus deseos, al fin hemos llegado a un cierre. Un cierre que abrirá una nueva brecha, un nuevo camino, una nueva historia, una que será escrita por Dereck y por mí, junto a la pequeña Ariel.

Será nuestra historia.

La historia de los tres.

Y tal como se lo prometí a Allyson, haré todo lo que esté a mi alcance para hacerlos felices; para que nunca se borren esas hermosas sonrisas de sus rostros; para que ese brillo en sus ojos nunca se apaguen; y tanto en los momentos felices como en los momentos tristes, siempre estaré para ellos, siempre estaré a su lados; y pase lo que pase, seré aquella persona en la que puedan aferrarse cuando más lo necesiten. Seré su refugio, de eso no me cabe duda.

Es una promesa para Allyson.

Pero también es una promesa para mí.

Con esa convicción arraigada en mí, y con una amplia sonrisa, tomo una profunda respiración y me dispongo a recortar el poco espacio que nos separa.



#2750 en Novela romántica
#876 en Chick lit

En el texto hay: humor, amor, amistad

Editado: 11.02.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.