Andrew
— ¿Y a ti que te sucedió?— Veo con mala cara al entrometido de mi primo.
— Vete al infierno.— respondo de mal humor. Su carcajada solo hace aumentar mi enojo.
— No me digas que otra vez la culpable de tu mal humor tiene que ver con la mujer misteriosa de la vez anterior.
— No es asunto tuyo, mejor cuéntame, ¿cómo se encuentra el nuevo trabajador?
— Bien, ya se le dio el antídoto para el mordedura de víbora.
— Al fin te dignas hacer algo sin que se te ordene.
— Ya sabes que lo mío son los números.
— Un Holgazán es lo que eres. Iré a la casa a tomar un baño y a preparar mi maleta mañana salgo de viaje.
Isabella
— Quieres saber la verdad.— asiento.— por qué no puedo sacarte de mi cabeza lo he intentado por tres semanas y nada funciona.—de repente tengo la garganta seca y un nudo en mi estómago.— te he observado desde lejos.— lleva su mano a mi mejilla.— te he visto dormir por las noches. Pero hay algo que muero por hacer.
— ¿Qué...? — No terminó de formular la pregunta cuando sus labios están sobre los míos.
Estoy completamente en shock. Doy un paso hacia atrás y mi mano tiene vida propia, le doy una cachetada. Veo como se lleva una mano a la zona afectada. —Y mi corazón se oprime.
Pude observar en sus ojos un poco de dolor... Pero ese sentimiento no dura nada, y es reemplazado por furia. Simplemente asiente y empieza a caminar hacia el otro extremo.
— ¡Drew!— Grito. Pero ya es tarde me comporte con él como una tonta.
Quiero salir corriendo tras él pero la voz de mi padre me detiene.
— Hija te estaba buscando, no pensé que querías ver esta parte de la propiedad.— Créeme que no quería, solo quería huir de él. Cierro mis ojos y suelto un suspiro.— ¿Sucede algo? —pregunta mi padre un poco preocupado
— Me da un poco de pena hablar contigo de esto. Sabes que, ya regreso.— corro hacia la dirección donde se fue Drew. Pero él ya no está. Regresó al lugar donde deje a mi yegua. Papá aún está en el mismo lugar y se perfectamente que está analizando como estoy actuando ahora.
Tomando el camino a casa una idea cruza mi mente. Posiblemente este en el lago o en el rancho vecino. Observo el perfil de mi padre y que se haga lo que Dios quiera.
— Papá iré a galope.— le informo mientras hago que mi yegua acelere el paso. Pero la dirección que sigo no es precisamente la mi casa. Sino la de los vecinos.
Sé por mi padre que los Herderson y los Cahill tienen una entrada, pero en ocasiones tengo un cerebro de pez y ese dato no lo memorice. Tendré que saltarme la pequeña valla.
—¿A ti quién te dejo entrar?— detengo el paso de mi yegua. Le regaló una de mis sonrisas encantadoras.
— Hola estoy buscando a Drew.
— Aquí no trabaja ningún Drew señorita.— No es posible si hace poco estuve hablando con él, además el estaba en compañía del dueño del rancho.
— Yo sé que trabaja aquí y si fue él quien te pidió que lo negarás...
— Él no me pidió nada, la persona que busca no trabaja aquí.— ¡¡Ahs!! Que amargado. Estoy por dar vuelta cuando recuerdo al señor Fran
— Entonces quiero hablar con el señor Fran.— si recuerdo que así se llama el señor que me llevo a mi casa hace semanas. Asiente conforme.
— Él si trabaja aquí, sígame señorita.— lo hago solo porque a lo lejos visualizó la casa grande del rancho. De lo contrario sería una paranoica y pensaría lo peor de este pobre hombre.— incitó a mi yegua caminar.
— Tendremos que ir a la cabaña que el viejo Fran comparte con su esposa e hija.— Es cierto tiene una hija.
Con una mano presiono mi sombrero para evitar que con el viento salga volando por el camino.
— ¿Usted conoce desde hace mucho tiempo al señor Fran? —pregunta suspicaz.
— No, solo lo he visto y hablado con el una sola vez; es una persona muy amable, hablamos de su hija que hace poco se graduó de la Universidad.
— Si, la hermosa Jessica.— Observo como da un pequeño suspiro cuando termina de pronunciar el nombre de ella.
— ¿Estas enamorado de ella?— ¿Que rayos? Y a mi que me puede importar que este vaquero tenga sentimientos por la hija del buen Fran. Veo como se endereza, no aparta la vista del frente. Podría hasta jurar que se ha sonrojado por mi pregunta, pienso que lo negará pero este vaquero me sorprende con su respuesta.
— Siempre la he amado, pero me comportó como imbécil cuando estoy con ella. Y no intuye que la quiero, creo que está prendida de otro.— da una sonrisa carente de humor.
— ¿Por qué no solo le dices que la quieres y dejas que las cosas fluyan?
— Por qué siempre que abro esta boca es para joderlo más.
— Bueno.— Definitivamente este gigante tiene mal de amores.— ¿Como te llamas?— ya sé su situación sentimental que más da si sé su nombre, ni que fuera andar por el pueblo gritando a los cuatro vientos que ama a la chica.
Se mantiene callado...sigo observando al vaquero unos segundos más hasta que mis ojos quedan fijos en el camino.
— Mi nombre es Román Nelson.— por fin decide responder.
— Mucho gusto el mío es Isabella Cahill.— Me presento.
— ¿Familia del señor Cahill el vecino de los Herderson?— Rió por su pregunta.
— Si, el es mi padre.
Es un hombre que no ha de tener más de veinticinco años, tiene el pelo negro y los ojos del mismo color, espalda ancha y unas piernas fuertes. Definitivamente es guapo, sacudo la cabeza concéntrate Isabella... tú estás aquí por Drew, si ese que dicen que no trabaja aquí.
A unos pocos metros está una cabaña bajo de mi caballo, sé lo que tengo que hacer, debo de tocar la puerta y esperar que el señor Fran me aclare eso de que Drew no trabaja aquí. Pero no es necesario tocar la puerta ya que esta es abierta por él hombre que vine a buscar.
— ¡Drew! — Digo su nombre completamente feliz al principio me ve con sorpresa pero luego me toma del brazo con algo de fuerza me hala e incita a que camine con él a un lado de la cabaña.— Drew me lastimas, suéltame.
— Lo siento reina, ¿Qué haces aquí?
— Quiero hablar contigo, no es obvio.— lo veo sacudir su cabeza.— Román me dijo que aquí no trabajaba ningún Drew, estuve a punto de creerle y marcharme pero luego recordé a Fran , pregunté por él y aquí estoy...aunque no pensé que te encontraría aquí.— observo como se lleva la otra mano a la frente y murmura muy bajo una maldición.
No dice nada y nuevamente me incita a caminar lo sigo automáticamente, Román sigue en el mismo lugar, quizás esperándome cuando estoy cerca de el hablo y sonrió ampliamente.
— Ya ves que si trabaja Drew aquí.
— ¿Señor?
— Regresa al trabajo Román, luego te explicó.— le ordena Drew.
Andrew
El pobre solo asiente a mi orden, giro hacia ella.
— ¿Qué haces aquí? ¿sabes que este es mi trabajo?
— Si y lo siento fui una impulsiva pero quería explicarte...
—Explicar, ¿el qué?
— El...el.— traga saliva.— sobre el beso que no te respondí.— dice muy bajito mientras baja la vista al suelo.
— Me dirás reina que vienes a disculparte por no responder al beso de un simple vaquero.
— Si.— niega rápidamente.— no yo venía a explicarte por qué actúe así contigo.
— Sigue.
— Cuando vivía en otro estado le gustaba a un chico.— por supuesto si ella es una preciosidad.— él a mí no me gustaba. Un día se cansó de pedirme una cita y me beso, no fue un beso inocente, no fue un beso como en las películas, me beso para castigarme por no aceptarlo. En vez de acariciar mis labios con los suyos o apretarlos, él mordió mi labio inferior hasta hacerlo sangrar.— Que desgraciado. Veo como sus ojos están cristalizados.— desde entonces no me gusta que me besen por sorpresa...entro en pánico.— Mi acción le recordó a ese bastardo, llevo mi mano a su labio y tiene una pequeña cicatriz que antes había notado pero pensé que talvez de pequeña era una traviesa y se lastimó el labio.
— Lo comprendo.— respondo.
— Sé que eso no fue un intento de violación o algo así pero me hizo daño y otros pagan por ello.— tomo su rostro entre mis manos.
Tres malditas semanas y aún no dejo de pensarte, te has metido muy dentro de mi. Sigo observando sus labios subo mis ojos hasta los suyos.
— Voy a besarte.— le informo.— pero no ahora. Espérame despierta en tu habitación.
— ¿irás esta noche?
— Si.
Acompaño a Isabella hasta el linde de mis tierras. Pude pedírselo a Román pero no me gustó la mirada que este le dió. Tengo un tema que hablar con él pero ahora tengo que encargarme de muchas cosas.— como hacer mi maleta para el viaje.