Un verano inesperado

∞Capítulo 5: "Miradas y sentimientos"∞

Paul tenía que irse y yo me quedé otros minutos en la mesa pensando en todo lo que me había pasado en tan poco tiempo. Una persona me había lastimado de la manera más horrible y después conocí a otra que me estaba haciendo sentir cosas lindas y tiernas, algo diferente, algo que nunca sentí en mi vida. A veces llegan personas para cambiar tu vida, unas se quedan y otras se van, pero al final es lo mismo, cambian tu vida y el recuerdo se queda para siempre. Mi objetivo era hacer de ese verano el mejor, tenía que aprovechar cada segundo con Paul porque seguramente no volvería a verlo nunca más.

Me levanté de la mesa y me fui a mi cabaña, iba a ponerme el traje de baño abajo de mi ropa, la verdad si quería meterme al río y nadar un rato. 

—¿Vas a cambiarte? —preguntó mi papá.

—Sí, iré a los baños, ahora vuelvo —dije.

—No, quédate aquí, yo debo ir al baño, así que puedes cambiarte el tiempo que quieras —dijo.

—Me parece perfecto —sonreí. 

Mi papá salió de la cabaña y yo me senté en la cama, abrí los cajones y busqué mi traje de baño, era un bikini rosa, era mi favorito y me encantaba usarlo cuando iba a nadar. Me quité toda mi ropa y me puse mi traje de baño, luego mi ropa normal. Me acosté en la cama y quise dormir un rato, hasta que tocaron la puerta y me interrumpieron ese momento glorioso. Cuando abrí me encontré a Carolina. 

—Hola, Leila —saludó con emoción.

—Hola —saludé.

—Nuestras mamás no me dejaron descansar, así que vine a buscarte para hacer algo divertido, no sé, lo que sea —dijo.

—Estaría padre, vamos. 

Salí de la cabaña y caminamos al comedor, yo me senté en una mesa mientras ella iba a buscar un vaso de agua. 

—Hola, Leila —saludó una voz masculina muy conocida.

Era Paul. 

—Vaya, siempre estás aquí —reí. 

—Pues este es mi punto de partida, tengo que estar aquí —rio.

—Está bien, como digas. 

Su papá lo llamó y se fue. Me encantaba hablar con él, aunque fueran conversaciones de cinco segundos. 

—¿Estás bien, Leila? —preguntó Carolina.

—Sí, estoy muy bien, solo estoy un poco cansada —dije.

—Es normal, las vacaciones no siempre son relajadas. 

Carolina me siguió hablando de sus cosas y en algunas veces no podía prestar atención a lo que decía, tenía en mi mente a Paul y era difícil sacarlo de ahí, se había convertido en una parte fundamental de mis pensamientos y no lo podía creer. Después de unos minutos muy largos, Carolina dejó de hablar y se concentró en terminarse su vaso de agua, eso me sirvió para seguir pensando más y no distraerme tanto.

Las horas pasaron y todas las familias ya estaban en el comedor y estaban listas para recorrer toda la selva, sinceramente eso me traía mucha felicidad porque ya quería comenzar la aventura.

La caminata comenzó y nos adentramos a la selva, habían demasiados árboles y ya se encontraban varios animales por ahí, insectos y muchas cosas más. 

—El nombre «Lacandona» se origina de una comunidad indígena descendiente de los mayas y tenían un centro ceremonial en una isla —comenzó a explicar el señor Mario—. Los españoles llamaron a estos indígenas «los de Lacantún», que se deriva de lacandón o lacandones, se sigue nombrando así a los indígenas mayas provenientes de la península de Yucatán y que se asentaron en la selva —explicó.

Teníamos que pasar por muchos más árboles para llegar a nuestro destino, que era el río.

—Aquí se encuentran numerosas zonas arqueológicas, como lo son «Palenque», «Toniná», «Bonampak» y «Yaxchilán» —explicó.

Moría por conocer esas zonas. 

—Como flora podemos encontrar la caoba, el cedro rojo, el bari y el bosque pino-encino —explicó—. Ahí podemos ver el cedro rojo. 

Señaló un árbol muy grande, el color del duramen iba de rojo hasta marrón claro y tenías sus frutos. 

—Hay mucha fauna en esta selva, demasiados animales que están en peligro extinción —explicó—. Encontramos al jaguar, el ocelote y el mono araña; igual hay un montón de especies de aves, como la guacamaya roja y el tucán real; igual un montón de reptiles, anfibios e insectos. 

Me daba risa volver a pensar en el jaguar, ya que yo tuve un encuentro muy horrible con él. 

—No crean que nos saldrá un jaguar ahora mismo, no, hemos marcado lugares donde habitan y hay carteles donde prohíben el paso —aclaró.

Paul volteo a verme y yo reí en silencio.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.