Un verano inesperado

∞Capítulo 39: "Beso inesperado"∞

El viaje era pura risa entre Ángel y yo, platicábamos sobre algunas cosas y nos causaba risa lo que contábamos. En verdad me la pasaba muy bien con él, era un chico muy chistoso y simpático, era imposible no conectar con él.

Las cascadas ya se veían y era impresionante ver esa vista, claramente tomé muchas fotos, valía la pena.  

Llegamos a las cabañas y Ángel me ayudó a bajar, incluso volvió a cargar mi mochila. 

—Bienvenidos a las cascadas «Las nubes» —dijo el señor Mario—. Fue llamado así debido a que el río Santo Domingo al desembocar, lo hace en forma de una densa nube —explicó—. Tiene la misión de aprovechar los recursos naturales y sensibilizar a los visitantes del cuidado del medio ambiente.

Caminamos y nos acercamos a las cabañas. 

—Es habitado por indígenas tzotziles y tzeltales —contó. 

Nos detuvimos. 

—Vayan a dejar sus cosas a las cabañas que les asignaré ahora y nos vemos justo acá, tengan su traje de baño ya puesto porque vamos a ir a la cascada —dijo el señor Mario. 

El señor Mario nos asignó las cabañas y cada quien se fue a la que le tocó.

—Ya se va a acabar el viaje, no puedo creer que el tiempo haya pasado rápido —dijo mi papá. 

—No quiero irme —dijo mi mamá. 

—Yo menos, la verdad me la estoy pasando muy bien —dije. 

—Lo sé, pero al menos lo disfrutamos en familia —dijo mi papá con una sonrisa. 

Nos pusimos nuestros trajes de baño y salimos de la cabaña, ya estaban todos ahí. 

—Los habitantes de este lugar decidieron crear hace más de ocho años un centro ecoturístico para aprovechar sus recursos naturales y que los visitantes aprendieran sobre el medio ambiente al estar en contacto directo con la naturaleza —explicó el señor Mario—. Muchas personas desean llegar al circuito cuatro para conocer estas cascadas. 

Comenzamos la caminata y las cascadas ya se veían desde nuestro lugar, solo teníamos que caminar un poco para verlas de cerca. Las cascadas formaban muchas cosas, por ejemplo «la licuadora», que era capaz de jalar a grandes velocidades todo lo que se encontrara a su paso. También vimos el «Cañón del arcoíris», donde los chorros de agua golpeaban contra las rocas convirtiéndose en brisa y coloreándose con la luz solar. El plan era hacer senderismo, solo que yo no podía, así que solo hicimos actividades en la cascada, eso me hizo sentir mal porque quería que todos se divirtieran. Hubo actividades para los que amaban la adrenalina, yo quería realizarlas, pero mi tobillo me lo impedía.

Estuvimos horas recorriendo las cascadas, al final tuvimos la oportunidad de entrar al río a nadar. Me quité la venda y mi ropa, me quedé en traje de baño y entré con cuidado al río. 

—¿Estás bien? ¿No te molesta? —preguntó Ángel. 

—Sí, estoy muy bien —sonreí. 

—Ya estoy cansado —rio. 

—Eso te pasa por hacer el rappel —reí. 

—Creí que no terminaría —rio. 

—Yo menos. 

Estuvimos horas así, disfrutando el río y nadando un rato.

Las horas pasaron y ya nos encontrábamos en las cabañas de vuelta, íbamos a cenar ahí, así que nos fuimos directamente al restaurante. Nos sentamos y comenzaron a servir la cena. 

—¿Cómo te la pasaste? —preguntó Ángel. 

—Estuvo muy divertido —sonreí. 

—Lo sé, ahora tengo demasiada hambre —rio. 

—Yo igual —reí. 

La cena estuvo tranquila y muy divertida, ya que mis papás estaban platicando con los papás de Ángel y yo con él, me estuvo contando algunos datos de la universidad y por qué es interesante estar en ese nivel.

El día terminó y comenzó uno nuevo, tal vez el más difícil porque era el final de los circuitos de la selva, luego vendría la despedida y el regreso. Todo volvería a la normalidad. 

Despertamos muy temprano porque íbamos a usar todo ese día para conocer el último lugar, así que teníamos que estar afuera de las cabañas lo más temprano posible porque las camionetas iban a llegar rápido. Nos pusimos nuestro traje de baño, agarramos nuestras mochilas y salimos de las cabañas, ya estaban todos afuera. 

—Buenos días, familias, hoy terminaremos con todos los circuitos, cerraremos con broche de oro porque es un lugar muy especial, vamos a ir a la laguna «Miramar» —anunció el señor Mario—. Vamos a llegar a la comunidad de Emiliano Zapata y luego haremos un recorrido de dos horas a la laguna —explicó—, igual haremos muchas actividades dentro, como snorkel, recorridos en cayucos, nadar y un recorrido al mirador. 




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