∞Capítulo 41: "En casa"∞

Los recuerdos llegaban a mí y deseaba que no se fueran nunca, quería guardarlos en mí siempre y que no se fueran.

Llegamos a casa horas después y se sintió muy extraño pisar mi casa de nuevo, la había olvidado y volver a recordarla fue raro. Entrar a mi cuarto me hizo sentir en un sueño, rogaba que lo fuera, quería despertar en la selva, en mi cabaña, ver a las personas que quería, mirar a Paul y no cansarme nunca.

Dejé mi equipaje en el piso y en ese momento mi celular comenzó a sonar desesperadamente, creí que se saturaría por tantos mensajes y notificaciones. Los revisé y eran demasiados, aunque me enfoqué en Andrea, mi mejor amiga, pero decidí mejor marcarle, era más fácil. Le marqué y ella respondió de inmediato. 

—¡Leila! —exclamó con emoción. 

—¡Andy! —exclamé con emoción. 

—Me alegro tanto que estés de vuelta, te extrañé demasiado, amiga —dijo. 

—Tengo tantas cosas que contarte, si supieras todo lo que viví. 

—Hagamos algo, quiero que me cuentes todo, iré a tu casa rápido y hablamos ahí —dijo. 

—Me parece genial, te espero aquí. 

Colgamos y me acosté en mi cama, agarré mi celular y me metí a la galería, tenía demasiadas fotos y no sabía si terminaría de verlas. La que más me llamó la atención fue la que tenía con Paul, no pensé que lo vería de nuevo, en verdad lo extrañaba mucho y no sabía por qué. Me puse a recordar todos los momentos que tuve con Paul y no pude evitar sacar una sonrisa, me hacía feliz pensar en todo lo que viví con él en el verano, de alguna forma deseaba volver a verlo y vivir nuevas cosas con él. Me acostumbré tanto a despertar en la cabaña, salir y verlo, mirarlo y observar cada gesto. Volver a mi realidad era muy triste, quería volver a soñar, él me hacía soñar y no tenerlo era despertar de ese sueño. 

—¡Andy está aquí, Leila! —exclamó mi mamá. 

Abrí la puerta de mi cuarto y ella corrió hacia mí, la vi tan emocionada y yo también lo estaba, me encantaba volver a verla. Nos abrazos tan fuerte y no quisimos separarnos, pero tenía mucho que contarle, así que tuvimos que separarnos. 

—Cuéntame todo, dime todo con detalles —dijo y se acomodó en mi cama. 

—¿Por dónde puedo empezar? —dije y suspiré. 

—Por el principio, ¿no? 

Reí. 

—Es complicado, pasaron muchas cosas al principio —dije. 

—Lo primero que se te venga a la mente. 

—Paul —sonreí. 

—¿Paul? —preguntó frunciendo el ceño. 

—Un chico que conocí en la selva —conté. 

—Vamos, dime más, por favor —insistió. 

Le conté todo, desde que lo conocí y todo lo que pasó, hasta el final. 

—Fue como una novela, Andy, todo lo que ocurrió fue como una historia de amor imposible —dije. 

—Leila, viviste tantas cosas y estoy muy feliz por ti —sonrió—. ¿Qué pasó después? ¿Hablaste con él? 

—No —dije con tristeza. 

—¿Por qué? —preguntó. 

—No sé por qué, él cambió totalmente conmigo, no me hablaba y ni siquiera me miraba —dije. 

—Debe haber una explicación. 

—De cualquier forma ya es tarde, Andy, ya no hay tiempo, ya regresé —dije. 

Ella se puso triste, siempre odió que las historias de amor tuvieran un final muy triste. 

—¿Qué pasó en mi ausencia? —pregunté. 

—Realmente nada, esta vez no me tocó viajar, eso fue triste, estuve aquí todo este rato —dijo. 

—Al menos ya estoy aquí, hay que aprovechar lo que queda de vacaciones —opiné. 

—Quedan dos días, Leila —me fulminó con la mirada. 

—No seas así, en dos días podemos disfrutar todo al cien —sonreí. 

—Está bien, pero sigue contando sobre ese chico, Paul —dijo con emoción. 

Sonreí. 

—Es un chico tan tierno, tan lindo, atento, educado y es un amor de persona —suspiré. 

—Estás muy enamorada, no lo puedo creer —dijo y rio. 

—¿En serio? —pregunté. 

—No te veía así desde que ocurrió lo de Alex —dijo de repente. 

No me gustó escuchar su nombre de nuevo, dejé de pensar en él hace tiempo y recordarlo no me provocó nada, ya lo había olvidado. 

—Perdón —dijo rápidamente. 

—Oye, no te preocupes, eso ya se acabó —dije.