Un año más tarde
—Que vas a hacer este fin de semana? —me pregunta Tania, mientras doblamos las
últimas camisetas que nos llegaron de fábrica.
—Si te cuento una cosa… ¿prometes no reírte de mí? —ahora que capté su atención, deja la ropa, apoya su lindo culo en la mesa y se cruza de brazos.
—Me van a salir canas de esperar… —dice riéndose.
—Canas ya tienes, sólo que te las tiñes, no me eches la culpa de eso —me quedo pensativa mirándola—, aunque pensándolo mejor, es mejor esperar a que el lunes esté también Amanda y os lo cuento a las dos a la vez —sigo con la tarea de las camisetas, mientras cuento en voz baja—, tres, dos, uno…
—De eso nada, suelta por esa boca, me da a mí, que va a ser interesante —me coge de la mano y nos sentamos en el sofá de los clientes—, ya estoy lista, cuenta.
—Verás, te acuerdas cuando hace un año vino mi hermana, yo estaba mal por lo de David y todo eso —asiente—, vosotras hablasteis de un chat de chicos, que luego os conocíais, que como no, mi Laura estaba también él —se ríe, porque dio la casualidad, que mi querida hermana, es tan cabeza loca como mi compañera y mi jefa.
—Todo esto se remonta a esa época… —asiento—, ya es hora de cerrar, nos vamos a tomar unas cervezas, porque ahora ya estoy más convencida, de que vale la pena escucharte.
Cerramos la tienda, dejamos la ropa como está, Tania dice que ya lo hace ella y la chica que trabaja el fin de semana, lo primero es el chusmeo. Salimos a la terraza que tanto nos gusta y antes de sentarnos, el camarero ya nos trae la bebida.
—Cerveza, frutos secos, ahora si… suéltalo todo.
Empiezo mi historia, tendrían que ver su cara, es como si le hubiera dicho, que me tocó la lotería. En resumidas cuentas, en una de las visitas que mi hermana me hacía a la isla, le pregunté sobre esa aplicación, otra ilusionada. Me hizo descargarla, como yo no quería que nadie supiera mi nombre, eligió un nick de lo más sutil “Ibiza”, lo sé ella es así. Me fue explicando las salas, lo que me podía encontrar en cada una, como hablar con la gente por privado, me dijo que eso, ya lo iba viendo yo con los días. Y así, fue como conocí a “Enamoradodeti”.
—Dios mio Patri, porque no contaste nada —me encojo de hombros—, me parece genial, que quieras conocer gente. ¿Y qué tal?
—Bien. Llevamos varios meses hablando, siempre desde el chat, nunca me pidió ni foto, ni número de teléfono, nada. Me gusta pasar horas con él, bueno a través del móvil. Al principio, nos conectábamos a las diez de la noche, desde hace un mes, también por la mañana a la hora del desayuno y nos damos los buenos días.
—Nena, nena, nena. Eso, ya merece que le des tu número. ¿No tienes curiosidad de saber como es? —asiento—, normal, hasta yo la tengo.
—Pero hay algo… —Se me empaña la vista, no quiero llorar, intento no dar el espectáculo, me limpio esas lágrimas traidoras—, hay momentos que estoy hablando con él y me da la impresión que es David, tiene muchas cosas que me recuerdan a él.
—No, de eso nada. Lo que pasa, que ya encontraste a la persona que estabas buscando, a alguien parecido. No metas a tu ex, para no salir ni conocer —la veo pensativa, sé que tiene alguna pregunta, pero le da miedo preguntar—, Patri…sabes que ese tema nunca lo toco, pero, ¿puedo saber que pasó, para no dar una segunda oportunidad?
Cuando Laura vino hace un año, cumplió lo prometido, me habló de todo lo que se me ocultó, lo que ella vivió cuando yo desaparecí.
Por lo que se ve, David iba todos los días a la cafetería que ella trabaja. No hablaba, solo se sentaba a tomar café, una cerveza, lo que le apetecía, saludaba a Laura y se iba. Empezó a cambiar la hora de sus visitas, algún día por la tarde, otros por la mañana…según mi hermana, siempre se sentaba mirando hacia la puerta, como si esperase a que yo entrara.
Uno de esos días, mi hermana pidió un descanso y se sentó con él, le dijo que nadie sabía dónde estaba, que yo había desaparecido. Y él, encontró en ella una confesora. Le dijo que hace unos meses, le llegó un sobre al trabajo. Al abrirlo, se encontró con fotos mías y un compañero, a la hora del café, de la comida. No le dio importancia, nos teníamos mutua
confianza, hasta que un día, una de esas fotos, era mía y se ese chico, besándonos.
Al principio, no se lo podía creer, pero al ir a recogerme de sorpresa al trabajo, desde el coche, vio que yo le daba un abrazo a mi compañero. Haciendo memoria de cuando fue, le dije a mi hermana que sería el día, que me dijo, que su mujer estaba embarazada y estaban felices, puesto que llevaban años intentándolo y hubo un par de abortos. Recuerdo que a los dos días, David me pidió el divorcio y yo, en vez de indagar porque lo quería, supuse que él ya no me quería y acepté, lo que a él le dio a entender, que yo tenía otra persona.
No daba crédito a la historia que me contaba mi hermana, estoy divorciada del hombre que amo, sólo por conjeturas y no preguntar en su momento. Mi hermana le pidió esas fotos. Quedaron un día fuera del trabajo de ella y se las entregó. Ahora que me había perdido, no las quería. según le dijo a mi hermana, le daba igual que yo tuviera una aventura con alguien, me seguía queriendo como el primer día y quería recuperarme.