Un verano para enamorarse

Amor de verano 8

—Por fin es viernes!! Y quién está de vacaciones? —mi sonrisa de oreja a oreja les hace gracia a Tania y Amanda. La chica nueva, la que me va a sustituir estos días, nos mira con cara asustada, pensará que se juntó a un clan de locas—, se merece una fiesta chicas, vamos a celebrar que el lunes me voy a un lugar precioso, con sol, tranquilidad y como si estuviera en casa.


—Te vas a quedar en la isla? —pregunta la jefa en tono jocoso y riéndose.


—Qué más quisieras —le digo mientras le lanzo una de las camisetas que estaba doblando—, hablando en serio, una fiesta no, ¿pero un par de rondas de cervezas?


—¡¡Si!! —Ahí están la jefa y compi, esas no defraudan, la nueva no se atreve a decir nada, pobrecita, se la van a comer en dos días.


—Chicas, dejar la tienda como está mañana terminamos de colocar —habló la jefa suprema.


Entre bromas y malos chistes, llegamos a nuestro local favorito. El camarero hace una señal, de que nuestra mesa, nos espera. Y es verdad, porque tenemos sobre ella, un cubo de fresquitas cervezas y unos boles con frutos secos para acompañar.


—Que chico tan amable… —dice la nueva incorporación al grupo—, al segundo día de parar aquí, ya sabía como me gusta el café y la marca de cerveza. Es más, algún día, me lleva un rico café a la tienda.


La miramos sorprendidas, porque en estos años, no nos ha llevado un café ni de  broma.


—Y no te dice nada eso? –pregunta Amanda.


—Claro, me dice, que es bueno en su trabajo y muy amable—,  no puede ser, que la única persona noble e inocente de toda la isla, valla a trabajar con nosotras.


—Noemí, cariño —Carraspeo para que no me salga la risa—, lo que significa, aparte de lo que tú has dicho…es que quiere ligar contigo —la cara de susto de ella es brutal, pero a la vez, creo que le gustó—,  míralo, lleva todo el rato con su mirada hacia aquí. Te digo una cosa, si Tania se queda desnuda, delante de él, ni siquiera caería en ello, porque tiene ojos para ti —veo que se sonroja cuando le digo eso—, eres preciosa, tienes que explotar esa belleza.


—¿Se puede saber, por qué tengo que desnudarme yo? —ya tardaba mucho en preguntar, nos reímos —pero si es por una buena cau… —nos quedamos mirando a Tania, esperando a que termine la frase —madre del amor hermoso, me acabo de enamorar —dice poniéndose las manos en el corazón.

 

Cuando le da por ponerse seria, da miedo. Nosotras seguimos a lo nuestro, mientras ella se levanta y se encamina hacia su nueva víctima. Amanda me da un golpe en el brazo y un gesto, para que mire hacia la jefa y vea al pivón que se va a ligar. Mientras me giro, voy acercando la cerveza a la boca para dar un trago, pero cuando veo quien es el chico, escupo toda la bebida encima de Noemí.


—David… —Me sale un hilillo de voz temblorosa y tan bajito, que creo que ninguna me ha oíd —, lo siento cariño, perdón, yo… —le digo a la nueva, mientras le doy un pañuelo para que se limpie.


—David… ¿tu David? —pregunta Amanda, yo solo puedo asentir, no me da para más. Creo que me he quedado sin vocabulario para formar palabras, me siento dándoles la espalda, no sé que hacer.


—Patri, levanta el p*tø culo y vete a por tu hombre… y no me digas que no sientes nada por él, acabo de ver como reaccionaste al verlo con Tania —me grita mi compañera, señalando para la zona donde están los dos.


Niego con la cabeza y me cojo la botella como si me fuera a salvar de estar ahogada. Me siento de tal manera que los pueda ver, le digo a Amanda que quiero ver una cosa, quiero averiguar si es capaz de irse con otra. Lo sé, soy…imbécil.


—¿Estás segura que quieres irte a Marbella a conocer a tu desconocido? Llevas todo el día sin hablar de él. ¿Te ha hablado hoy? —me pregunta Noemí. Me hace dudar, me las quedo mirando, como un partido de tenis, sin hablar, sin articular palabra. Noto un nudo en la garganta, como buenas amigas, se sientan una a cada lado, sin hablar tampoco, calladas, pero eso sí, cerveza en mano.


Al rato vemos a David irse, para el otro lado de la sala y Tania se nos acerca.


—Es un bombón de chico, verdad que sí, nenas? —Asentimos las tres a la vez, ellas me miran, esperando a que diga algo a la jefa. Pero no entienden, que no puedo hablar—, pero no hay nada que hacer, me ha dicho que lo siente, que tiene alguien en su vida, que la quiere y no lo va a tirar por la borda, por un simple polvo.


Miro a Tania seria, ella no sabe qué pasa y se empieza a preocupar, sobretodo, cuando las lágrimas salen de mis ojos y encharcan mi cara. Se sienta a mi lado.


—Habla, que pasa. No me dejes con la intriga, que pasa —mira para Amanda, que no dice nada, solo me señala—, ¿alguien va a hablar? —dice mirándome.


—El chico…con… —me quedo sin voz y sigo llorando, me dice que me tranquilice y respire hondo—, el chico con el que hablabas, ese que tiene novia.. —pero como siempre hace, me interrumpe.


—Ohh, se llama David. No me dijo novia, me dijo alguien en su vida. Puede ser esposa también…dijo que nunca la fue infiel y no iba a empezar ahora —lleva una mano a mi pelo y pone un mechón por detrás de la oreja—, nena, ese David… ¿me estás intentando decir que es el tuyo?



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En el texto hay: verano, romance, amor de verano

Editado: 11.08.2022

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