—¡SALE PUERTO!—
En mi país el escuchar decir en voz alta estas dos palabras, es para que quien lo escuche responda con vítores. ¿Por qué? Porque marca el inicio del verano, por ello las playas (puertos) se abarrotan de veraneantes.
Pues mis tres hermanos y yo no fuimos la excepción a la regla , y si lográbamos ayudar a nuestra madre a terminar con su negocio antes del jueves nos iríamos en un viaje de 4 días a disfrutar de sol, arena, mar y a palabras de mi madre…. Tacos de ojos XD.
—Jason apúrate a limpiar! —gritó mi madre con enojo, al verlo descansar un ratito—, Ya terminé —respondió con pereza.
Al mismo tiempo con mi hermana preparábamos las maletas, difícil tarea si tomábamos en cuenta la cantidad de ropa a llevar para esos días. Agradeciendo usar al fin los trajes de baños guardados desde hacía varios meses ya.
Cuando revisé el de mi hermana era de dos piezas color lila con negro, me dió un escalofrío de imaginar que el que estaba guardado era idéntico a ese en color naranja cono de transito XD ¿no les pasa que nunca están conforme con sus cosas? Alli estaba yo pidiendo que pudiera escoger uno menos revelador y mis ruegos al final fueron escuchados.
—¿Encontraste algo para vos? —preguntó Lizet mi hermana.
—Creo tener el mio acá, es el color corinto, el que es de una sola pieza —respondí.
—Ojala te caiga arena al menos con eso ja, ja, ja, ya ves que el que no enseña no vende—Dios te oiga bruja, pensé ante sus palabras socarronas.
No era para nada un secreto que ella tenía cierta rivalidad conmigo por algo de cuando éramos niñas, que a mi parecer ya no tenía importancia porque yo no lo recordaba.
La emoción no nos dejó dormir a los tes ya que no deseábamos perder el autobús que nos llevaría directo a nuestro paraíso soñado.
¿Pues quien en su sano juicio desprecia un viaje largo sin pagar un solo centavo.?
Al llegar, la invitación a una fiesta a la orilla del mar nos emocionó a los 4, fiesta gratis, musica en vivo de tu banda favorita no se ve más que sólo una vez al año por acá. Llegar a la habitación donde nos quedaríamos y esperar turno para cambiarse fue un caos, todos queríamos ser los primeros en salir.
Al cabo de casi más de una hora de preparación llegamos al lugar.
Tal parece que acá a mi me harían falta ojos y corazón, me enamoraba a cada que miraba un rostro masculino, pero ninguno cayó a "mis encantos". Ver a mis hermanos ya bailando con quien habían tenido una pequeña chispa me puso de malas y mas cuando mi pareja de baile en algún momento fue mi mamá. No era envidia pero me sentía como el divo de Juárez cantando “yo no nací para amar”.
El viaje de verano fue hermoso, quedarte en la playa esperando el momento en que el sol daba paso al hermoso manto de estrellas es algo único, ser de los primeros en darle los buenos días al sol, lo máximo. Y más cuando hacía falta ojos para ver cada ser bien hecho creado por Dios, palabras de mi madre, que en más de una ocasión causó pena ajena en nosotros sus hijos al decirlas.
Al final se llegó el dia en el que habíamos de volver a la jungla de cemento.
Traíamos arena hasta en las pestañas de tanto estar en el mar, y la piel que en su momento fue blanca se convirtió en un bronceado camarón, ¿diran cual es ese? Pues como cuando los pasas por agua hirviendo. Pero éramos un caos feliz.
Ya sentía los estragos del sol, pero pensar que cuando se tornara en un hermoso bronceado sería la envidia de mis vecinas que no pudieron asistir hacia que el escozor fuera llevadero.
El flechazo de cupido no llega cuando lo esperas, lo buscas o lo pides. NOOOOO, el tiene sus maneras de hacerte tropezar con aquel ser que con una mirada efímera logra desnudar tu alma y poner a correr a tu corazón como un loco desquiciado.
Y así me sucedió, fue una mirada fugaz para buscar a mi hermano menor cuando vi al chico que se robó la voluntad de mis emociones, el taco de ojo no llegó solo, con el iban otros tres chicos guapos como para decirle a mi mamá ¿Cuál le gusta para yerno? Yo se lo llevo a la casa jajaja.
Se los señale a mi hermana y ella ni lenta ni perezosa fue a hablarles con el resultado de ser ignorada.
Nunca la mandé que conste, me reí porque al menos la vergüenza no fue mía de ser ignorada de manera olímpica.
—Para la próxima vas y les hablás vos, que vergüenza —decía con el enojo aumentando al ver que nos reíamos mi hermano y yo de ella.
Subir todo aquello que habíamos llevado fue peor que hacer maletas al principio, como habíamos llevado tanta ropa en esas maletas, ¿Acaso se escogen con el clima caluroso?
Luego de unos veinte minutos ya en nuestros lugares, el piloto del bus hizo un último llamado para los que faltaban pudiesen subir. Y lo impensable sucedió.
Aquellos chicos que habían avergonzado a mi hermana y encantado a mi corazón subieron con un andar de "todas mias", de aquellos que tus padres no quieren ver pero que soñaron ser.
Solo el que a mi me atrajo era el único con un piercing en la ceja y un minúsculo tatuaje en el hombro, llamativo en él.