Claudia
—Si, mi Angelita negra. Necesitaba escuchar de tu boca lo que sentías y agradezco que no hayas querido besarte con un desconocido.
—Eran lindas las cajas. Espera. ¿Te pusiste mis guantes y mis leggins? Es por eso que los guantes no los encontré antes de venir. Papi, quiero que las uses cuando estemos juntos. —Todos ríen mientras ronroneo al recordar ese detalle—. Grrrr.
—¿Se van a casar o no? —cuestiona el juez.
—¿Qué dices mi chocolata refinada, quieres ser mía?
Se levanta y pone la sortija en la punta de mi dedo para deslizarla, mientras yo cavilo que no voy a quedarme con las ganas de hacerle una maldad y niego con la cabeza. Un jadeo sale de parte de las mujeres.
—¡Ahhh! ¿Te asustaste? —Sonrío y mi mamá me da un codazo en el brazo. ¿En qué momento llegó hasta donde estoy?—. Perdón, terminemos que todavía nos queda la iglesia.
Luego de que nos casamos por civil entre chistes, llanto y palabrotas. —Sí, ya soy oficialmente de mi chocolatote—: Corremos todo el trayecto hasta la iglesia. El cura se olvidó de avisarnos que cambiaron de edificio para llevar a cabo todas las festividades del día debido a que el que estaba reservado se encontraba en reparación. Averiguamos las siguientes fechas para llevar a cabo la nueva ceremonia y es dentro de más de tres meses.
—Corramos —decimos ambos tomados de las manos cuando el padre nos confirma que nos espera. ¿Qué nos puede pasar en dos cuadras?
Es todo especial y muy puro. Algo raro sin explicación, pero al estar dentro de esa capilla junto al amor de mi vida, todo lo que vivo pasa a segundo plano. Hablo no solo por las flores que él coloca en mi cabello, esas que al querer sacarlas con los dedos mientras la señora le traía una tijera casi cae dentro del rosal. Si pasaba eso estaríamos en el hospital, puesto que es alérgico.
También lo digo por las piernas llenas de agua, es que le pedimos a la monjita con carita dulce que se encontraba afuera esperándonos, que por favor al menos nos enjuague un poco el barro que teníamos. Se ve que a ella le tocaba limpiar luego de nosotros, puesto que nos agarró con la hidrolavadora. Quedé más pelada de lo que estaba. Igualmente, solo me interesa él y ahora estoy más tranquila sabiendo que soy su prioridad.
Salimos cada uno con nuestros anillos reales y de caramelo. Uno de mis hermanos pone algo de música lenta y bailamos bajo la lluvia. Abrazados. Enamorados. Felices y sin dudas.