Un viaje de fútbol, dolor y gloria

Capítulo 47: La Tragedia del Talento ​El Silencio de la Espera

Mientras Colombia celebraba su pase a la Final, yo no podía sumergirme por completo en la euforia. Mi mente estaba a kilómetros de distancia, en la otra semifinal que se jugaba esa noche: Brasil contra su potente rival europeo. El destino de mi Final, el destino de mi pacto con Lucas, se decidía en ese campo.

​Me aislé en mi habitación de hotel, pidiendo silencio absoluto. A pesar del cansancio físico, la adrenalina me impedía dormir. Encendí el televisor. Ver a Lucas en el campo, sabiendo que el Real Madrid nos quería a los dos, era una tortura.

​El rival de Brasil jugaba con una disciplina feroz, similar a la que yo había enfrentado. El partido era una batalla táctica, con Brasil luchando por imponer su jogo bonito. Lucas, sin embargo, parecía cargado con el peso de su nación.

​El Heroísmo de Lucas (Minutos 25 y 70)

​El partido se abrió con la genialidad de Lucas.

​Gol de Lucas #1 (25'): Brasil atacó por el centro. Lucas recibió el balón y, ante la defensa cerrada, ejecutó una doble finta de cuerpo que dejó a dos mediocentros en el suelo. Disparó con una precisión increíble, marcando el 1-0.

​La Celebración: Lucas corrió al córner, apuntando al cielo. Un mensaje claro: el talento estaba respondiendo a la presión.

​El rival, sin embargo, empató justo antes del descanso (1-1), castigando una falta de concentración brasileña.

​La segunda mitad fue una sinfonía de tensión. El rival europeo se adelantó al minuto 60 (2-1), silenciando el estadio.

​Gol de Lucas #2 (70'): La desesperación era palpable. Lucas tomó el balón en el mediocampo y se lanzó en una carrera furiosa, dejando a un lateral atrás con una bicicleta deslumbrante. Al entrar en el área, definió con una potencia inusitada, devolviendo el empate a su equipo. ¡GOL! 2-2.

​La Celebración: Lucas levantó el puño con una expresión de dolor y rabia. Había respondido al ultimátum.

​La Tragedia de la Lesión

​El partido se dirigía a la prórroga, pero la alegría duró poco. Al minuto 85, Lucas se lanzó por un balón dividido con la ferocidad de un león. Ganó el balón, pero el defensor rival le cayó encima. El grito de Lucas fue ahogado por el ruido del estadio, pero vi su rostro en la repetición: era dolor puro.

​Se sentó en el césped. El equipo médico entró. Intentó levantarse, cojeando, negándose a salir. Pero tras unos pasos, se desplomó, agarrándose la rodilla. La lesión era grave. El médico hizo la señal de cambio.

​Lucas fue sacado del campo en camilla. Su rostro era una máscara de frustración y lágrimas. El pacto se rompía. La Final que habíamos soñado, la cumbre de nuestra amistad, se desvanecía ante mis ojos.

​El Final en Penales y la Derrota

​La prórroga fue una agonía sin Lucas. Brasil, sin su chispa, resistió con la garra del público, manteniendo el 2-2. El partido se fue a la tanda de penales.

​Vi los penales con el corazón en la mano. La presión era inhumana. Brasil falló su quinto penal. El estadio se quedó en un silencio de luto. El rival europeo era el segundo finalista.

​Apagué el televisor. La Final no sería contra mi mejor amigo. La Final de la Copa del Mundo sería contra el equipo que había roto mi destino épico. Sentí una mezcla de alivio (la Final sería menos personal) y una profunda tristeza. La promesa de El Club no se cumpliría en el campo contra su hermano.

​La Conversación Más Dura

​Minutos después, mi teléfono vibró. Era Lucas. Dudé antes de contestar.

​"Ganaste, hermano," dije, mi voz ronca.

​"No," respondió Lucas, su voz rota por el llanto. "Perdí. Y rompí el pacto. Lo siento, Thiago. Estaba a un gol, a un penal... La rodilla. La Final era nuestra, y ahora..."

​Le interrumpí. "No te disculpes. Jugaste como un genio. Dos goles y luchaste hasta que tu cuerpo se rompió. Eres un héroe, Lucas. El destino es cruel."

​Le pregunté por la lesión. Me dijo que parecía ser un ligamento, posiblemente cruzado. Su temporada y su fichaje por el Real Madrid estaban en riesgo.

​"No te preocupes por el Madrid, Lucas," le dije. "Hiciste el trabajo. Haré una llamada. Tu talento no desaparece por una lesión."

​Lucas se rió, un sonido hueco. "Ahora eres tú contra el destino, Thiago. Gana esta Final. Gana por mí. Y gana por nuestro pacto."

​Le hice una última promesa. "Lo haré. Y cuando termine, voy a firmar el contrato del Madrid, y voy a asegurar que tú también firmes. Iremos juntos."

​Colgué. El enemigo en la Final ya no era solo el equipo rival. Era el destino, la crueldad del fútbol. Mi victoria debía ser total.



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En el texto hay: sacrificios, fútbol, dolor y gloria

Editado: 27.11.2025

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