Un Viaje Fugaz

El Hogar.

Mi mundo era similar al tuyo, con una órbita elíptica a nuestra estrella central (CHK1) éramos el quinto Omagüi de los once que hacen traslación a nuestra estrella principal, misma que es una vez y medio mas grande que la de su galaxia, su sol, mi Omagüi al que llamábamos Sotrix era en su superficie lleno de abundante agua líquida con unas cuantas islas de roca con metal sólido que asomaban sus duras caras a la desafiante superficie y su clima, con constante y suficiente Borpo que era en si remanencias de espectro de nuestro cuerpo energía pura para alimentarnos producido por todo tipo de Cugüite Sadorio un tipo de ser que multiplicaba nuestra composición molecular al ser succionado por nuestro pecho, había tanta abundancia para existir como raza por siglos y siglos, los Sotrianos vivíamos tranquilos en armonía y paz, dirigidos por Bulpro nuestro creador y dador de vida quien concebía un Sotriano cada que concluía un siclo elíptico de nuestra mayor Luna, Alessia. A pesar de que uno de nosotros muriera al azar con el siclo de nuestra segunda Luna Wenptra el margen de crecimiento era rentable débito a que Wenptra tardaba ciento cuarenta y cuatro días en girar sobre Sotrix mientras que Alessia solo dieciséis días, la Luna de vida como se conocía giraba de oeste a este mientras que la de muerte al contrario. Cuando conjugaban en el punto más alejado de sus órbitas podíamos sacar a la superficie una parte de nuestros cuerpos, acción que nos daba una marca fina de colores en esa punto que se asomaba, un diseño único para cada uno, lo que nos diferenciaba, nuestra huella digital como dirían ustedes. No hablábamos como los terrícolas, para comunicarnos pegábamos las partes posteriores de nuestros cuerpos así con un pulso extrasensorial sabíamos todo el uno del otro preguntas y respuestas, gustos y disgustos, nos intercambiábamos todo tipo de información y si el enlace era muy fuerte y de nuestro agrado teníamos la opción de fusionarnos he ir evolucionando más y más, nuestra estructura cambiaba con cada fusión, podíamos ser en si muchos seres en uno solo, muchísimo poder, muchísimo conocimiento, tanto que desdichadamente fue así como precisamente destruimos nuestro tan preciado hábitat, nuestro hogar. Había uno de nosotros que se funcionó centenares de veces algo que sobre pasaba lo permitido y por mucho , había un limite estricto para unirse, Bulpro no transigía que un evolucionado hiciera mas de veinte uniones, permanecía enlazado con cada uno de nosotros desde el momento en que nos concebía, nos controlaba si así lo quería, si por alguna razón alguno se unía a más de veinte veces lograba descontar el conocimiento de ese ser y lo hacía dirigirse hacia su presencia como si de un títere se tratara, teniéndolo de frente lo absorbía y eliminaba dejándose para si la fuerza, el conocimiento y el poder de los enlaces.



#24887 en Otros
#7644 en Relatos cortos

En el texto hay: ficcion drama suspenso

Editado: 07.07.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.