Me sorprende pensar que estoy cruzando todo un el océano solo para conocer a un chico al que conocí por una red social, no puedo creer que lo estoy haciendo. Jamás en mi vida creí verme envuelta en esta situación. Lo más curioso de todo esto es el volver a visitar mi ciudad natal, parece ayer cuando obtuve una beca para estudiar en Madrid y me separe de mi familia y... de él. Él no fue nada más que mi mejor amigo pero, pese a todo eso fue mi culpa que nuestra amistad terminara, nunca tuve la intención de lastimarlo pero eso ya fue hace más de 5 años, aún éramos jóvenes. Éramos los mejores amigos. Lo éramos. Me duele recordar pero, eso ya fue hace mucho, ¿qué probabilidad hay de que lo vuelva a ver? Una de un millón, tal vez.
Cuando aún era pequeña siempre destaque por mí inteligencia. Todos mis "amigos" me admiraban, está de más decir que me elogiaban;me sentía dichosa al oírlos. Pero eran sólo eso: elogios y admiración, mas cuando se trataba de presentar algún trabajo mis "amigos" siempre recurrían a mí y adivinen que, yo aceptaba pero al final terminaba haciendo todo el trabajo sola.
Hasta que llegó él, él era igual que yo, era inteligente, hábil en todas las materias. Los primeros años nos convertimos en enemigos porque a ambos nos gustaba ser el mejor de la clase. Pero él a comparación de mí se daba ha respetar cuando se le presentaba alguna injusticia a él o a cualquier otro. Sin embargo, cuando se trataba de mí él nunca se hizo presente para defenderme. No me importó.
Todos sabemos que tarde o temprano llega el momento en el que uno tiene que enfrentar a sus mayores rivales para salir bien librado. Y claro, había llegado el mío. Me enfrente a él. Y no en una guerra. Ni en una exposición. Y mucho menos en un debate, aunque ahora que lo pienso hubiera preferido eso mil veces ha... Elaborar un trabajo con él y lo peor de todo es que este trabajo era para un concurso. Y yo estaba decidida ha ganarlo.
Lo sé, era muy competitiva. Aún lo soy.
Odio el momento en que escuché mi nombre y el de él, juntos. Como dúo. Todos se sorprendieron al escuchar nuestros nombres porque obviamente todos en mi salón consideraron que la medalla de primer lugar ya tenía dueño. Mejor dicho, ya tenía "dueños". Y esos éramos nosotros, Nicole Donnet Pirce y él. Y no se equivocaron.
No se equivocaron. Acertaron.
Nuestra presentación fue la mejor y claramente presentada por los mejores pero nadie se imaginaba que una de las mejores relaciones de enemigos terminaría al mismo tiempo que la elaboración ya finalizada del trabajo. Luego de ese día, los que vinieron era del todo diferentes porque poco a poco empezamos ha hablarnos más. Y nos convertimos en amigos. Los mejores. Nos apoyabamos en las tareas y hacíamos trabajos juntos.
Nuestra amistad fue única y muy durarera. Nadie puede decir de la nada que está feliz de tener una amistad de 7 años con cualquiera. Pero esta terminó porque como ya lo mencioné, se puede decir que fuimos muy diferentes a excepción de nuestro nivel de competitividad. Y la diferencia con el pasar de los años. Él era sociable. Yo tímida. Él era coqueto. Yo reservada. Él era inmaduro. Yo ya no lo era.
Crecimos y en segundo año de secundaria opté por postular a una beca para estudiar en Madrid. Se lo conté a mi familia y ellos estaban más que felices con mi decisión. Pero cuando él se enteró que había ganado la beca, se molestó.
Lidiar con mis problemas en ese momento fue difícil. Pero todo lo hice por mi familia. Ellos lo valían. Recuerdo que el día del vuelo estaba nerviosa porque era la primera vez que a mi edad de 13 años tomaba un avión yo sola. Nadie estaría conmigo en Madrid. Solo sería yo y el internado, que tenía como colegio. Estaba en el aeropuerto a la espera del avión. Y de mi mejor amigo, mi primer verdadero mejor amigo. O al menos, eso imaginé en ese bendito momento.