Un villano en Navidad

Capítulo 3

Noel 

El silencio me causa satisfacción, no tienen palabras para defenderse, es inaudito que me desobedezcan de esa manera, aprovecharon mi ausencia para hacer una gran fiesta de navidad, actuaron como no debía y sus rostros contraídos y su postura tensa demuestra una sola cosa; mi presencia les causa terror, quizás fue exagerado de mi parte volar solamente para arruinar su fiesta, pero esa es mi especialidad, para ellos soy el villano de navidad.

 

Año tras año me he dedicado a ganarme su odio, suspender la celebración era justo y necesario. Ejerzo un paso hacia delante, los escaneo de arriba abajo, tenía regalos, galletas de jengibre, ponche y villancicos. Esther llega a mi lado con lo solicitado.

 

Quito la bolsa negra de su mano, iniciaré, les quedará claro antes de ser echados que mi palabra es ley. Melanie se posa frente a mí, aún conserva el gorro navideño, sus mejillas lucen enrojecidas, es preciosa. —Señor… No permitiré que incendie el árbol que su madre personalmente decoraba. —Algo se mueve dentro de mi pecho —Deberá pasar por encima de mi cadáver si es necesario.

 

Me acerco quedando a escasos centímetros de sus labios, los cuales empiezan a temblar, mi imponente figura la hace retroceder un paso ¿No que muy valiente? —¿Cómo lo impedirás? Les tengo noticias… ¡Todos quedan despedidos! Ese será el regalo que su jefe Noel les dará en navidad. —Se asombran, llevan sus manos a su boca. —Ustedes sobrepasaron los límites impuestos por mí.

 

—Es un rufián, estas personas son padres y madres, que dependen de un sueldo para alimentar a su familia. Es un… miserable. —Melanie suelta con molestia, que me enfrente me gusta, al fin saca valor y no se deja llevar por mis órdenes en silencio.

 

—Padres de familia que se buscaron ser despedidos, no es un capricho de mi parte es una lección para ustedes, no me ofenden tus palabras, seré por siempre un miserable… Su deber era respetar la farmacéutica y mis órdenes, no quería celebración —Me sincero.

 

Para mí no hay nada que celebrar, cuando pierdan todo lo importante que tengan en la vida entenderán que todo el color desaparece. —Suspiro —Y no hablo de las cosas materiales, sino del calor familiar… Me recordarán, las celebraciones jamás volverán a ser las mismas, un lugar vacío en la mesa significa un vacío eterno que se adueña de tu corazón y nadie podrá llenarlo. Todo pierde sentido. —No digo más, en mi garganta se forma un nudo enorme. Me duele la ausencia de mi madre.

 

—Ahora largo de mi camino, terminen sus labores y dejen sus puestos limpios, desde el lunes contrataré nuevo personal. —Me observan con lástima, eso lo odio, prefiero que me cataloguen como un mal jefe, gruñón y pedante, que un pobrecito, eso nunca.

 

—Lo siento señor Noel, no queríamos hacer esto, pero usted también debe entender nuestro punto de vista. —Melanie se posa frente a mí, me abraza dejándome con esa sensación de calidez que, por poco olvido, me quedó prendado de su belleza natural, es de las pocas mujeres que me han cautivado. Aunque su plan era bajar mis defensas, es una vil jugada.

 

Me entretiene para que usaran una bolsa negra gigante en mi cuerpo, me sujetaron entre varios, pataleo, pero son muchos, siento que me estoy ahogando cuando descubre mi rostro. —Entenderá por las buenas o lo hará por las malas. —Me sientan, sujetándome de manos y pies, como si fuese poco cubre mi boca impidiendo que pueda hablar, me dejan en medio del lugar. Melanie busca guirnaldas y rodea mi cuerpo con ellas, retira el gorro navideño de su cabeza y lo deja en la mía.

 

—Lamentamos la muerte de su madre. —Gruño por lo bajo, pero el sonido no emerge de mi boca. —No es una simple celebración, estamos enalteciendo las tradiciones de su mamá, nuestra jefa disfrutaba la navidad, amaba ver su árbol lleno de guirnaldas, pero más lo amaba a usted. Mire el árbol —Me niego hacerlo y ella trae consigo un retrato de mi madre, mis ojos pican y se vuelven acuosos.

 

—Aunque no lo retrate yo, será su regalo de navidad, el regalo de sus ex empleados, antes de irnos escuchara de la voz de cada uno, la razón por la cual adorábamos a su madre. Nos iremos no se preocupe. —Se encuentra llena de convicción, hacen un círculo de sillas y me dejan en medio, mamá luce hermosa sentada bajo su árbol de navidad. Mi mente viaja aquel último día que la vi con vida, un cúmulo de sentimientos se alojan en mis ojos, no me verán llorar.

 

Una madre lo es todo y cuando la pierdes, pierdes tu esencia, tus ganas de reír desaparecen, como dije el color se va de tu vida, el dolor es constante y tu corazón se congela… En pocas palabras, la vida pierde sentido y es difícil recobrar ese rumbo, yo no lo he logrado.

 

El frío continúa calando en mí Melanie me da de beber chocolate caliente al verme temblar. —No se culpe, merece vivir y volver a sonreír.

 

—Suéltame, es una orden —Expresó con molestia aprovechando que me quito la mordaza.

 

Sonríe con gracia y me da un poco más de beber, sin duda me hace bien, mi cuerpo ya no tiembla del frío. —Lo siento... Señor Noel. —Detesto que me llame señor, no soy un viejo. Soy casi de su misma edad. —Usted se encuentra oficialmente secuestrado por sus empleados.



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En el texto hay: humor, navidad, jefe

Editado: 04.01.2023

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