Una abeja en la azotea

Prologo

Era un viernes 23 de mayo a las 7 AM el sol brillaba sobre un cielo claro y despejado en Neuville.

Ethan de jesus ese día no tenía clases en la preparatoria ese día. se levantó en su cama en el segundo piso, su cuarto estaba pintado de azul grisaceo con un techo blanco, con pósters de bandas de rock su guitarra Fender colgada junto a la ventana un escritorio desordenado con una laptop encima múltiples lápices cuadernos apilados del jueves y amplificadores al lado de su cama.

Todo parecía normal.

el se levantó sin prisas ya escuchando la música de Arjona desde abajo en la cocina, donde su madre muy probablemente ya esté preparando el desayuno, miró la hora 9:30 AM

—perfecto....—dijo con una sonrisa mientras se levantaba de la cama se estiraba y se pasaba una mano por el pelo—

Tiro los boxers y la franela con la que había dormido se ató una toalla a la cintura y entro al baño, el cual quedaba al lado de su habitación, dentro, una pequeña bañera de losetas azules pálidas un espejo, un lavabo y un retrete, se miro al espejo vio su pelo negro azabache desordenado sus ojos color canela una piel morena y solo acertó a sonreír pues sabía que ese día no podía ser mejor

Una horas antes en la casa 106

Oliver se había despertado en su habitación del ático, pintada de un amarillo vivo, con estampados de hojas, plantas colgantes y varios ficus acomodados junto a la gran ventana de rosetón. Entre las cortinas entreabiertas, los primeros rayitos del sol se colaban tímidamente. El ático se sentía cálido, suave, las lluvias de mayo parecían haber cesado y la humedad restante se mezclaba con el sereno de la mañana

Un caballete con una pintura sin terminar descansaba frente a la luz, .La alarma sonó puntual en su celular. Oliver la apagó de inmediato y, con un bostezo perezoso, se incorporó. Tomó sus lentes redondos del escritorio y se los colocó suavementeSe puso las pantuflas y estiró los brazos y todo el cuerpo, mientras sus rizos pelirrojos le caían por la cara.Desde la cocina ya se escuchaba el chisporroteo de los huevos en la sartén. Corrió al armario a buscar su uniforme, perfectamente colgado en perchas una camisa blanca, una corbata azul marino, pantalones grises de vestir y un blazer con el logo bordado de su colegio

Hasta ahora todo parecía normal




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