Una Alpha para el Beta

Capítulo VIII: Se mi amor (Marco y Piero, 1/2)

Marco Macely

Todos los días se volvían más complicados, se suponía que ya debería estar en mi manada, pero como me voy si el amor de mi existencia está aquí y lo peor es que ni siquiera quiere hablar conmigo o tan siquiera verme.

Han pasado dos semanas desde el ataque a los alphas, Luciano tiene pensado ir a casa para organizar unas cosas, no es como si me quedara sin Beta, pero su lugar siempre será donde este su compañera, como me gustaría que Piero me dejara acercarme solo quiero verlo, tenerlo cerca y decirle que todo estará bien, que puede confiar en mí. Yo jamás lo dejare.

Ya la situación me estaba cansando y todo el que me conoce sabes que soy un hombre de poca paciencia, tengo un plan si el no quiere encontrarse conmigo pues yo iré y le hare frente a esta locura. Ya el reloj marcaba las dos de la tarde, se supone que a esta hora esta llegando de su entrenamiento con la guardia real así que me colare en su casa.

En estos días me he hecho amigo de la Sra. Olivia la nana de Piero una humana muy amigable de unos 80 años, ella hasta donde se es la única que sabe quien soy, Piero esta renuente a hablar conmigo, pero ella me ayudara a verlo. Así que hoy es el día. Baje a comer algo ligero los nervios me están matando, no sé cómo va a reaccionar y es algo que me tiene muy asustado.

Salgo de la casa en la que me hospedo y me encuentro con Luka Devi el Beta de esta manada, pareciera que siempre está de mal humor.

_ Alpha Buenas tardes.  – dice en modo de saludo

_ Buenas tardes, Beta. – me limito a contestar con un ligero asentamiento de cabeza.

Su expresión es como si el mundo le cayese mal, es muy raro y mas rara aun es su mate una mujer muy hermosa, pero le gusta lucir un cabello algo excéntrico, pensar en ella genera en mi cierto susto. Gracias a la Diosa Luna la cabaña de Piero no esta muy lejos de la mía y en menos de cinco minutos he llegado.  Me animo a tocar la puerta y pronto me recibe la nana.

_ Mi niño es un gusto verte. – su apariencia es como de esas señoras de comercial. Es una dulzura, definitivamente ella se ira con nosotros cuando Piera entienda que su lugar y su corazón están a mi lado, así como el mío ya estar al suyo.

_ Mi señora, siempre es un gusto verla y saludarla. – digo. – ¿Piero se encuentra en casa? – al grano, ella sabe a lo que vengo, total la idea de colarme aquí fue de ella.

_ Esta en su habitación, estaba apunto de subirle su almuerzo. Pero me imagino que me podrás ayudar con eso, sabes que ya tengo cierta edad y me duelen las rodillas. – me dice esto con tono lascivo para después picarme el ojo, no se que haria sin esta mujer ayudándome.

_ No faltaba más, yo siempre estaré para ayudarla en sus deberes. – (risa)

Tomamos camino a la cocina, ella ya tenia preparado todo en una bandeja.

_ Al entrar a la habitación, quédate siempre en la puerta tapando la salida, no dejes que salga en ningún momento, aquí tienes la llave, pasa seguro para que mi niño no pueda escapar de ti. – dice de modo de consejo.

_ Así lo hare nana. – ya quiero que se vaya conmigo, yo nunca tuve nana, mis padres siempre están ahí para mí, así que nunca me hizo falta una.

_ Suerte muchacho, que la Diosa Luna te ayude. – me dio un beso en la frente y respire profundo.

Emprendí mi camino escaleras arriba, realmente no sabía cuál era la habitación de Piero, realmente olvide preguntar eso, pero tampoco era tan difícil su olor me llevo directo. Toqué la puerta, pero nadie me dio respuesta así que decidí entrar. Estaba vacío, llegue a pensar que me había equivocado pero mis sentidos son únicos así que esa no era una posibilidad, preste más atención y escuche la regadera de la ducha, la tentación de entrar son muchas pero se que eso seria comenzar con mal pie y es lo menos que quiero, deje la bandeja con la comida sobre la cama y pase seguro a la puerta, por precaución le coloque seguro a la ventana estamos en un segundo piso pero para nosotros no es difícil lanzarnos y caer como super héroes, es por ello que no pretendo dejar cabos sueltos el no escaparía esta vez.

Me quede muy quieto trancado el paso en la puerta, esperando que mi chico salga, los nervios los tengo flor de piel, esto es lo más peligroso que he hecho en toda mi vida, y digo peligroso porque no sé cómo podrá reaccionar Piero ante mi intromisión, además de bizarro jamás me había colado a la habitación de nadie y mucho menos para rogar. Definitivamente el amor es muy loco.

La ducha dejo de sonar eso quiere decir que el hombre ya va a salir. El pomo de la puerta cruje y el momento ya está aquí no hay vuelta atrás. Se abre y veo como sale un cuerpo blanco mojado, esas pequeñas gotas de agua se ven suculentas en ese cuerpo bien formado y musculoso, la boca se me hace agua con solo imaginar como seria estar lamiendo y mordiendo ese lindo cuerpo, mentalmente me digo que me calme, ya hasta siento como mi erección va subiendo, pero este no es precisamente el momento, primero tengo que arreglar todo este embrollo que tenemos.

Su cabello negro gotea agua por todo el suelo, no entiendo como no ha detectado mi presencia es como si todos sus sentidos estuviesen apagados, todo en el es perfecto.

_ Veo que de una u otra manera, lograste entrar en mi casa. – si sabia que estaba aquí, claro que lo sabía. Solo estaba buscando la manera mas adecuada de reaccionar. – ya te he dicho Alpha que no tengo nada que hablar contigo. – dice




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