Una Amante para mi esposo

1.

Capitulo 1

Encuentro.

Juliette

Camino por las calles como un pato con tacones, y no es porque no sepa caminar con ellos sino porque son una talla más grande que la mia, y cada que camino se me salen.

Maldigo Aysel en silencio, pudo almenos preguntarme las tallas antes de hacer las compras. Pero no, ella hace todo como le da la gana, es la jefa, y si le da la gana me hace usar este vestido de satén ajustado en el que las tetas parece se me van a explotar en cualquier momento, y lo que es peor no me deja respirar.

—¿Ya llegaste?— Aysel musita en el audífono inalámbrico que me ha dado y por el cual me da instrucciones.

—Si, pero hay demasiada gente. Me tomará más de dos horas poder entrar.

Respondo exasperada caminando lentamente, entre los zapatos que se me salen y el vestido que me aprieta, no creo que logre nada más que el Diablo me pateé.

—No, eso es demasiado. Perderás tiempo, busca la forma de colarte —

—¡¿COLARME?! — Exclamó aludida, en un tono de voz mal alto del que hubiese querido. Muchos de los que están en la fila voltean a mirarme con cara de pocos amigos. —Colarme es lo que nunca voy a hacer jeje— suelto una risa nerviosa pero la verdad es que estoy intimidada. Todos me miran mal.

—Ya Toni hablo con el de seguridad, irán a buscarte. No te muevas de ahí.

Aysel me vuelve a hablar.

—¿a buscarme para que?— le contestó casi que un susurró. Estoy segura que me miran como una loca, porque parece que estoy hablando sola.

—Para hacerte entrar, no harás esa fila— contesta con desdén. Me voy a negar rotundamente cuando aparece un guardia de seguridad.

— ¿Juliette?— cuestiona bruscamente. Me limitó a responder con mi cabeza. —Ven conmigo — agrega tomandome del brazo y haciéndome pasar por delantero de todos.

—¡Ey Perra asquerosa!— se queja una chica .

—¡Haz la fila gilipollas!— grita un chico furioso.

—Aparte de vieja, es una zorra tramposa — otra chica contesta y yo estoy temblando.

—Silencio, ella ha pagado VIP, si no quieren hacer fila, paguen— uno de los de seguridad grita y todos se tragan sus palabras.

«cochino dinero, que cuando estas todo es posible»

Caminamos entre la multitud hasta llegar a una de las zonas VIP, supongo que ahí es donde está Ethan Ferguson, porque es un sitio privado, con música diferente y barra libre.

—Este es tu brazalete de tragos, y este de aquí es la tarjeta de tu habitación—

—¡¿Habitación?!— cuestionó indignada.

El hombre arquea una ceja.

—Usted no parece ser una chica de este mundo ¿está aquí por despecho?— cuestiona preocupado.

—No des detalles, solo di algo que corte la conversación. Y ve a la barra Ethan está ahí con Mauro y Dukan.

Aysel me da indicaciones las sigo al pié de la letra.

— Divorcio — le contestó al guardia y tomo la tarjeta. Para caminar hasta la barra.

—¿Lo encontrasteis?— Aysel pregunta.

—No ¿ cómo sabes que esta aquí?— preguntó caminando como pato otra vez. Tengo que hacer algo con esos putos zapatos que se me salen a cada rato.

—Porque es un idiota, hace siempre lo mismo. Además tengo mis ojos y oídos en ese lugar. No eres la única infiltrada —

—¡Joder! Creo que ya le vi— trago salíva y comienza a temblarme todo el cuerpo.

—Describemelo, no quiero que te acerques al equívocado—

— Cabello negro,ojos azules, barba de pocos días, traje azul rey, camisa blanca, corbata gris, zapatillas Blancas, Reloj Rolex, no lleva anillo de bodas...—

—Si, ese perro asqueroso. Inicia el plan—

—Es imposible acercarme tiene dos chicas encima... —

—Pide un Fernet lo suficientemente cerca de él como para que pueda escucharte, con eso llamarás su atención.—

—Ok..

Contestó con nerviosa, me acerco un poco hacia donde este Ethan Ferguson, con sus mujeres y sus amigos. .

—Hola— saludo al cantinero que me mira como si fuese el trozo de carne que quiere cenar.

—¡Hola Cariño! ¿Eres nueva por aquí?— cuestiona tirándome onda. Viro los ojos de fastidio. Tengo 27 y este tendrá como 19, me da náuseas.

—No— contesto con desdén, no quiero profundizar nuestra conversación.

—imposible, jamás me hubiese olvidado de tu belleza. Eres como la diosa afrodita con esas ...— no termina de decir la frase pero clava su mirada en mis tetas.

—Solo, cállate la boca niñato y trabaja, Sírveme un Fernet —le digo con naturalidad y desagradó.

—Lo que desees afrodita — agrega mirándome embobado durante unos segundos. Luego se da medía vuelta y se dedica a servir el trago.

—Joder...— exclamó indignada.

—¿Te miró?— Aysel comienza a joder otra vez por el audífono. Quisiera mandarla a la mierda pero solo quiero tener a Maddie en mis brazos. Así que suspiró.

Levanto la mirada disimuladamente y ahí está él tarado de su marido Mirándome de reojos. Me doy media vuelta y le muestro mi espalda. Aprovecho para hablar con Aysel.

—Si, me miró. No entiendo porque no están juntos, si lo conoces más que la palma de tu mano.

—Lo odio, preferiría morir antes de que querer a ese ser despreciable.

—Umm, eso suena a que hay mucho amor, y yo soy tú último intento desesperado para no aceptar que te enamoraste primero y que vas perdiendo la guerra.

—Callate, te descontaré 10 mil por cada estupidez que digas. Has dicho tres entonces tienes 30 mil menos...—

—¡JODER NO! — grito fuertemente todos voltean a verme. El chico de la barra se acerca a mi rápidamente con el Fernet.

—Controlate, si ya te han servido el trago bebelo de golpe — musita.

—Nunca he bebido eso, caeré de largo a largo ahí — le digo asustada.

—Te restare 10 más si no lo haces —

—Vale ok ok— agregó y me tomo el tragó de un sólo golpe. —Affffff Ahhhh— grito. Todos voltean a mirarme.

—¡ESTO ESTA DELICIOSO!— Exclamó.

«ESTO SABE A MIERDA » Pienso.

Ethan Ferguson camina hacía mí. Comienzo a temblar.




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