Una amistad que se supera

Un cliché, pero con la persona equivocada (Capítulo III)

En la salida, volvía a esperar a mi papá. Se hacía tarde, ya entraba el otro turno y yo aún seguía ahí.
Iba a llamarlos, pero alguien chocó conmigo y me hizo tirar el teléfono al suelo. 
Recogí mi aparato y al darme vuelta casi se me salió el corazón, a pesar de poner póker face a todo. Ethan se había disculpado conmigo por haberme chocado, por un breve instante, antes de que siguiera hablando con sus amigos, me sentí como en una película romántica; sólo nosotros dos, juntando nuestras miradas por una milésima de segundo.
Obviamente no me le quedé viendo, iba a parecer una acosadora.
Hice como que miraba el teléfono, y sin darme cuenta comencé a caminar hacia la calle.
—¡Emma!— alguien grita mi nombre, y me toman de la cintura, me tiran hacia atrás y caigo sentada sobre la persona que me agarró. —Emma, ¿Estás bien? ¿En qué estás pensando? ¡Casi te pisa un auto!— me regañaba Valentina.
No supe que decir, estaba procesando lo que pasó. Los que quedaban en la puerta se voltearon a vernos. Empezaba a sentir que se me oprimía el pecho de nuevo. 
No pude reaccionar hasta que Valen hizo presión contra mí para levantarse, fue entonces cuando me puse de pié.
—Ah, perdón...y gracias...por lo de recién...m-me salvaste la vida— le dije sin prestarle mucha atención, y mirando más a Ethan, a pesar de que él había dejado de verme desde hace rato. 
—No hay de que...oye, pero ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?— noté preocupación en su tono de voz —¿Estabas tratando de matarte?—.
—No, jamás haría eso. Sólo estaba distraída—. 
—Hmm...por favor no mueras antes de la exposición, odiaría darla sola—. 
—Sí, lo siento— yo seguía sin prestarle atención. 
Ella me miró de abajo a arriba 
—Necesitas calorías, ven— me tomó de la mano y me arrastró hasta el kiosco de la esquina.
—Un cono de papas fritas, por favor—.

Valentina pagó y para cuando me quise dar cuenta ya estaba comiendo las papas que me ofrecía. Agradecí y ella me sonrió tiernamente.
—Tu sonrisa es muy linda— le dije. Ella paró de comer y me miró a los ojos.
—Gracias— logré hacer que sonriera nuevamente, eso me hizo sonreír también. 

En menos de tres minutos llegó mi papá, se disculpó por el retraso y, ¡oh, sorpresa!, Conocía a Valentina.
—Recién vengo de trabajar con tu papá— le dijo.
La chica a mi lado lo saludó amable, y ambos comentaron un par de cosas antes de que subiera al auto. 
—¡Emma, no te olvides de que tenemos que hacer ese trabajo!— me gritaba a unos dos metros de la ventanilla.
—¡¿Tienen un trabajo?!— interrogó mi padre. 
—¡Sí, de historia! ¡Es dentro de dos semanas!—.
—¡Okey! ¡El viernes la llevo a tu casa!—.
—¡Perfecto! ¡Muchas gracias!— Val sonrió de nuevo. 
Ya en camino a casa le dije a papá —¿Si quiera me preguntaste si quería ir?—.
—¿Por qué? ¿Tenías mejores planes que pasar un día con tu amiga?— cuestionó dando vuelta a la derecha.
—No, y no somos amigas—.
—Qué pena, es una chica muy educada, serían buenas amigas—.
—Deja de intentar hacerme amigos, no quiero tenerlos, punto—.
Papá suspiró pesadamente y seguimos camino a casa hablando de lo que hizo en su trabajo.
 

...

 

En la tarde, mientras miraba la tele en el comedor, me llegó un mensaje de un número desconocido.
 

***

"bon après-midi, Emma. Qu'es-tu en train de faire?"
 


No necesité preguntar, en la foto de perfil ví que era Valentina. 
No sabía porque me hablaba, quizás era algo del proyecto.

Respondí: "No estoy haciendo nada. ¿Qué necesitas?"

La agendé en ese mismo instante.
*Valentina Ivanov (escuela)*

Ni siquiera sé porque especifique que era de la escuela, obviamente no tenía más que contactos de familiares y algunos profesores.

 

"Yo estaba limpiando. Y no necesito nada, te escribía para ver cómo estabas"

 

"Estoy bien"
 


 

"Qué bueno!"
 


 

Después de eso dejó de escribir. Quizás fui un poco seca al escribir, pero no me interesa fingir amistad. No me interesa ser su amiga.
 


 

Ya a las una de la madrugada suena mi teléfono y lo ignoro, creyendo que era una notificación de YouTube.
 


 

***
 

A la mañana siguiente, cuando apagué la alarma, no entendía porque Valentina me había enviado un mensaje a esa hora...y mucho menos por qué lo eliminó. 

Extrañada le respondí preguntando por ese mensaje borrado. Ella simplemente dijo que se confundió de contacto. No le dí mucha importancia y me preparé para ir a la escuela.

...

El reloj está encima de la puerta, ¿Quién colgaría eso ahí? Parpadee para despertarme, las horas eran muuuy lentas en la asignatura literatura, o al menos, para mí lo eran. Pero Val parecía emocionada, escuchando cada palabra del profesor. 
No sé porque, pero repentinamente me vino a la cabeza eso del mensaje borrado, y (supongo que cuando uno se aburre, su mente divaga en cosas estúpidas) sentí curiosidad por saber que decía. 
Quizás le pregunte en el receso.
El resto del tiempo me dediqué a Ethan, y en imaginar una hermosa velada, él y yo, estudiando en su casa, o él salvándome o ¡él pidiéndome que almuerce con él!
—¿Quieres almorzar conmigo?— mi corazón se paralizó, era extraño que alguien me preguntara eso justo cuando lo pensé. Lamentablemente, ese alguien era Valentina. 
La miré con los mismos ojos de la última vez "estoy harta de ti". Se dió cuenta de eso, y se estaba yendo cabizbaja; pero no quería pasar el receso sola, además la curiosidad del mensaje me estaba matando, así qué...
—Sí, quiero— me levanté súper rápido y alcancé a tomarla del brazo.
Val se detuvo y al instante me miró, luego sonrió —Está bien—.
Seguimos caminando así, ella y yo, del brazo, sin darme cuenta, creo.
Al pasar por el pasillo para llegar a las escaleras, los qué se quedaban a "descansar" arriba nos estaban viendo raro. Quizás era porque estábamos muy juntas, así que solté a la chica y frené en seco. 
—¿Qué pasa? Vamos— está vez ella fue quien me agarró, y me llevó de la mano hasta abajo.
Se sintió raro.
Justo al terminar de bajar, Ethan se acercaba para subir, lo miré a los ojos, pero él sólo vió como Valentina y yo estábamos de la mano, creó que lo ví reírse después de eso. 
Nunca me había sentido discriminada de esa manera. Solté a Val de una manera brusca, y le dije que ya no quería almorzar; pero, de todos modos, ella logró arrastrarme.
No tenía ánimos para negarme.
Era al revés, cupido. Ethan llevándome a almorzar y Valentina subiendo las escaleras. Era al revés. ¡Era al revés!
Dios, un cliché con la persona incorrecta, que suerte la mía. 
 




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