Capítulo 14

Caro

  - Imbécil -lo llamo.

  - ¿Qué? -pregunta de mala gana.

  - Que tan loca parecería si te dijera que tenemos una conexión de gemelos, tipo, sentimos lo mismo que el otro.

  - La verdad, mucho.

  - Gracias por el apoyo, hermano.

  Se ríe y se corrige.

  - No me parecería muy loco, sería algo medianamente normal en este mundo, supongo -hago un sonido gutural a modo de afirmación-. ¿Por qué preguntás?

  Lo miro y dudo si contestar o no...

  - Ah dale, sabés que podés confiar en mí y sabés que de loca no te voy a tachar.

  A quién le importa, le cuento y listo. Ni que fuera un secreto confidencial.

  Tenés menos cerebro del que pensé.

  - Segundos después que te despertaste, recordaste básicamente, por qué estamos acá -asiente extrañado de que lo sepa-. Bueno, en ese momento en mi mente se reprodujeron nuevamente los recuerdos pero...desde tu perspectiva.

  Lo único que hizo fue arquear una ceja.

  - Tirá pruebas, a ver.

  - Te desesperaste cuando me empezó a doler la cabeza y llamaste a mamá y papá -asiente-. Todos junto con mi abuelo salieron de la cocina -asiente un toque más extrañado-. Escuchaste a un tipo con acento ucraniano en tu cabeza preguntarte dónde están los Anderson.

  Si estuviera comiendo, ya se murió asfixiado. Me estaba mirando con los ojos totalmente abiertos y la boca entreabierta.

  - Para rematar, ¿te acordás cuando te quebraste el brazo y a mí me dolió como el doble de tiempo que a vos?

  - Por eso te dolió también, pero ¿por qué te dolió más tiempo que a mí?

  - No sé, tal vez...nah, es imposible.

  - ¿Qué cosa? Sabes que a estas alturas nada es imposible -me incita.

  - Sí pero...esto ya sería muy raro.

  - Metele, hija.

  Suspiro- Y si lo que uno siente, ¿el otro lo siente el doble de fuerte?

  Se queda pensando un segundo- Es una opción considerablemente probable.

  ¿Será? Osea, sí suena muy loco...pero...estamos en un mundo en el que existen licántropos, druidas, etc., muy raro no sería que digamos.

  Un segundo, yo estoy enojada con este estúpido. Maldición, lo había olvidado, y...CARAJO, le dejé ganar, ¿acaso eso se permite en una batalla? No. Maldita perra estúpida que soy.

  ¿Recién te das cuenta?

  Me levanto de golpe, lo que provoca que Jason se extrañe.

  - ¿Qué pasa? -pregunta.

  - Nada -respondo cortante.

  - Ah, ¿es porque te acordaste que estás enojada conmigo?

  ¿Qué comés que adivinás?

  Lo ignoro completamente.

  - Ah dale, te rendiste solo porque te quemé. ¿Tengo que quemarte de nuevo para que me perdones?

  - Tenés que decirme la verdad para que te perdone.

  - O, simplemente puedo chantajearte con eso para que me perdones.

  - O, podés contarme la verdad porque si me chantajeas, vas a terminar frito contra un árbol.

  Palidece pero lo disimula. Se levanta y me encara retadoramente, poniéndose frente a mí.

  - O, puedo contarles a nuestros padres que me chantajeaste.

  Me acerco un toque más

  - O, podés callarlo y vivir para contarlo en un futuro como un chiste.

  Se acerca un toque más.

  - O, puedo quemarte para que te calles.

  - O, podés hacer lo único que te queda para hacer, callarte, ya que no sabés usar tus habilidades como el imbécil que sos.

  - ¿Estás retándome?

  A estas alturas, ya estábamos a 5cm del otro. Aunque éramos de la misma altura, yo era la más intimidante en este caso. Apuesto a que, si no fuera orgulloso, estaría ya contra la pared más cercana, asustado.

  Vaya autoestima, desearía tenerla.

  - Es exactamente como suena.

  Sonríe- Es inútil que me retes, vas a rendirte al primer golpe.

  - Y vos vas a tratar de eliminar a tu hermana a la primera amenaza.

  - Había que pelear, ¿no? Bueno, eso hice. No es mi culpa que seas tan cobarde.

  - ¿Cobarde? ¡Esa porquería dolió como el carajo!

  - ¡A mí también me dolió cuando casi me asfixias, y no por eso me rendí!

  - ¡¿Sabés qué?! ¡Sí, soy una maldita cobarde, porque no quería lastimarte! -puro silencio por parte de Jason, él está completamente shockeado por el giro que dieron las cosas y yo ya estaba con lágrimas en los ojos- ¡Por más enojada que esté, yo nunca quise lastimarte! ¡Yo simplemente quería que me contaras por qué no usabas tus habilidades! ¡Para poder ayudarte, no para cotillear! ¡¿Te pareció que quería saberlo por puro placer?! ¡¿O, por simples ganas?! -bajo el tono de voz- Siempre me importaste Jason, incluso cuando te insulté, incluso cuando te golpeé, incluso cuando te grité, y eso es obvio. Yo nunca quise saber tu ''secreto'' por capricho. Yo siempre quise ayudarte hermano, pero cuando me privaste de saberlo, no había otra cosa más en mí que enojo y tristeza, y sigue habiéndolos, por si acaso. Si lo necesitabas, te pido perdón Jason, por todo. Pero no mentí con eso de que si no me contabas tu ''secreto'', el ''nosotros'' no iba a volver a ser real.

  Me doy vuelta para salir de la habitación pero Jason me agarra del brazo. Sin girarme, lo escucho.

  - Perdón.

  - Ya es tarde para eso, Jason.

  Me doy vuelta y me voy de la habitación dejando atrás a un confundido Jason. Ignoro a todos en la sala y voy para mi habitación con pasos apresurados y la mano en la nariz, aguantando el llanto.

  Declan se da vuelta y me observa curioso, viendo que voy casi corriendo a mi habitación.

  - ¿Qué..? -trata de preguntar mamá, pero para cuando lo dice, ya estoy fuera de su alcance.

  Cuando llego a mi habitación, cierro la puerta con más fuerza de la necesaria y me siento en la cama, llorando.

  El 90% de los sentimientos dentro de mí, no es enojo, es tristeza. Me duele demasiado que Jason no confíe en mí como para contarme su ''secreto''. Estoy tan triste, que no escucho cuando mi puerta se abre dejando ver a un Declan apenado.