Cierro la puerta de golpe, el segundo portazo que doy hoy en el día, a este paso me quedaré sin puerta.
Tengo mi espalda apoyada a la puerta como sanguijuelas a la piel humana.
Ya sé que no es para tanto, pero si me quedaba allá abajo esos chicos me iban a echar tremenda paliza verbal, pueden ser verdaderamente crueles cuando quieren, yo sé muy bien de eso, ya han practicado su crueldad conmigo.
Después de interceptar a Sophie hoy y que me hiciera perder la poca fé en mi misma, lo menos que necesito es a Jules y su séquito de don juanes recalcandome mi poco valor como persona, hoy no.
—¿Caquita?—Mis ojos buscan por toda la habitación hasta dar con el cachorro.
Está dormido sobre una pila de ropa que yo puse minutos atrás cuando me fuí, obvio es ropa que no sirve. Veo que cumplió su promesa, sin plotas en la costa.
Sonrío. Lástima que no me pueda quedar con él, no siempre podré esconderlo, y no estoy en condiciones de tener una mascota, prácticamente soy una arrimada aquí. De no ser por el señor William Rebeca hace tiempo me hubiera echado de patitas a la calle.
No entiendo, si tanto le desagrado, ¿porqué me ofreció su casa en primer lugar?. Tampoco soy malagradecida, no sé qué hice para que se volviera una bruja conmigo de la noche a la mañana, pero sea como sea hizo más por mí de lo que haya hecho otra persona.
En los 16 años que duré en el orfanato, a mis 7 años tuve un amigo, el único de hecho. Se llamaba Alan, tenía dos años más que yo, su padre había muerto de un paro cardíaco cuando tenía 5 años y 4 años después su madre murió de cáncer. El estado tuvo que hacerse cargo de él ya que no tenía más familia, sus abuelos maternos habían muerto y su padre nunca conoció a los suyos.
Al igual que yo era muy tímido, recuerdo que nadie quería hablar con él, esa fue una de las principales razones que nos unieron, ambos éramos los bichos raros de todo el orfanato D'Saint.
Lo extraño tanto, era como un hermano mayor para mí. Siempre hacía bromas con que si me adoptaban y me separaban de él quemaría todo el recinto, pero eso nunca pasó aunque se atreviera, al final el terminó siendo adoptado primero, como lloré ese día, ambos lloramos.
A mi nunca me escogían para adoptarme y cuando lo hacían al otro día venían diciendo que cambiaban de parecer, ya sea porque vieron otra niña más bonita que yo, o porque vieron una bebé y pensaron que era más atractivo adoptar un bebé.
13 años escuchando las mismas palabras, simplemente me cansé, deseché la idea de que alguna familia iba a llevarme con ellos y a darme todo su amor, ya no veía sentido en estar un minuto más en ese lugar, total, tarde o temprano se iban a tener que deshacer de mí.
Así que huí, fue fácil la verdad, digamos que el D'Saint en cuanto a seguridad no es muy fiable, pero como a ningún niño se le ocurriría escaparse por lo que no le daban mucha importancia a ese plano.
Jamás había caminado tanto como ese día, en mi mente lo veía todo "Wow", caminar un par de millas hasta el pueblo más cercano, tal vez conseguir trabajo allí, establecerme en algún lugar como un motel o un departamento pequeño pero lo suficiente cómodo para mí y que pueda pagar.
No pensé en donde me quedaría mientras tanto, tampoco pensé que la gente de allí sería tan grosera, cuántas veces con reflejos despectivos en su mirar me dijeron “Ve a jugar con tus Barbies niña" , si, así que lo del trabajo no funcionó.
Hambrienta, cansada y soñolienta pasé la noche bajo un árbol en un parquecito, sin importar que me pudieran violar, secuestrarme, sacar mis órganos y venderlos a la Deep Web...o qué sé yo. Lo único que quería era descansar, no daba para más.
Al día siguiente, un Jeep se detuvo en la acera del parque, a una un poquito larga distancia de mi pero no lo suficiente, la puerta del conductor se abrió y de ella salió una mujer, alta, cabello rubio platino, cuerpo esbelto y un atuendo que gritaba dinero por todos lados. Mayor fue mi confusión cuando vi que venía hacia mí.
—Hola—Agitaba su mano mano derecha saludando con una enorme sonrisa en el rostro.
Estaba embobada ahí mirándola, ¿doña, acaso usted no quiere su vida?, ¿y si yo hubiera sido una atracadora, una delincuenta?, no la culpo, en realidad. Con esta cara de perdedora que me cargo todo el tiempo, nadie pensaría que soy peligrosa, tampoco es que me atrevería a robar, vamos, no mato ni un mosquito aunque se estuviera chupando mi sangre como si su vida dependiera de ello...bueno, en realidad de eso dependen sus vidas.
Cuando al fin salí de mi estupor y pude hablar con Rebeca, me explicó que me había visto de lejos tirada en el parque. Qué su vena preocupativa por los demás había palpitado fuerte y no pudo abstenerse de pararse y preguntar que me había pasado.
No tenía más opción, ni muerta quería pasar una noche más ahí, esa vez tuve suerte, ¿pero y las otras?. Así que hablé con Rebeca, le conté que me había fugado de un orfanato, le dije todo hasta mi edad.
Tenía una mirada extraña, como si se hubiera sacado la lotería conmigo, no le di importancia a eso, seguro era porque le gustaba ayudar a las personas. Y bueno, Rebeca me ofreció venir con ella, sin nada a cambio como, hacer de sirvienta o darle de comer a los perros, por lo menos. Raro, pero al igual lo dejé pasar y me dije una vez más «Es porque le gusta ayudar a personas desamparadas y que le jieden la vida, igual que a mi», y acepté.
5 meses después y aquí estoy asustada y arrinconada en alguna esquina de mi habitación, creyendo que Patrick O'Donnell entrará por esa puerta en algún momento y me vá a degollar y exhibir mis restos en la cafetería escolar mañana, todo por haberlo asustado—No intencionalmente— y que se haya caído. Me pasa por curiosa.
Una vez más estoy exagerando, O'Donnell no se tomaría la molestia de venir al cuarto de la rarita, creo que de solo pensarlo a él le daría escalofríos, escalofríos de los malos, de esos que sientes cuando vez una película de terror que te asusta mucho. Pero no puedo evitarlo, soy asustadiza y desconfiada a todo dar.