—Entonces, deja ver si entiendo: Sophie pidió permiso a su tío para ir a la fiesta de Sara el Domingo, su tío aceptó—Asiento repetidas veces.—pero aceptó con la condición de que tú,—Me señala.— fueras con ella
Exhalo profundo soltando todo el aire que no me di cuenta retenía.
—Así es, ni siquiera me preguntó si quería ir, creo que... prácticamente estoy obligada a ir a esa fiesta—Me dejo caer sobre la corteza del árbol.
Estoy contándole a Robert todo el embrollo de anoche con la esperanza de que talvez...no sé, vaya a esa fiesta y haga todo más fácil para mí.
—Rayos—Rasca su cabeza frustrado.—Me encantaría decirte que no te preocupes, que estaré ahí, pero me temo que no será así
>>A petición de Sara será una fiesta privada, solo sus amigos más íntimos irán, incluidos los “Royals", que obviamente no podrán faltar—Hace comillas con sus dedos.
>>Nunca fuí de su agrado, por lo que no estoy invitado, y menos ahora que ya no pertenezco al grupo—Bufa.
Recuesta su ancha espalda sobre el árbol repitiendo mi acción y muy cómodo recuesta su cabeza en mi hombro.
—Y ahí va mi única esperanza...
Rob me mira desde abajo.
—Tal vez...no sea tan malo
Trata de animarme, pero ambos sabemos que no es así. Será muy malo.
—¿Y si le explicas al señor William tus razones para no ir?, desde que llegaste Sophie no ha hecho nada más que molestarte, ¿y si se lo dices?
Ojalá y todo fuera tan fácil. Sea como sea, aunque el señor William me estime... Sophie es su sobrina, su única sobrina y lo más cercano que tiene a una hija—Como él mismo me lo dijo— si ahora mismo voy y le digo a William "¡hey!, ¿sabía que su sobrina y séquito de amigos me hacen la vida imposible en la escuela y en todas partes?" la que saldrá mal parada seré yo.
Sí, él ha visto con sus propios ojos y ha escuchado con sus propios oídos la forma en la que Sophie se dirige a mí, pero no sabe que su desprecio también pasa a lo físico.
Y si lo supiera nada cambiaría, solo le daría una que otra regañadita y ya—Como siempre— ni la castigaría, ni le quitaría algo que le guste, no, nada.
Lo de la tarjeta de crédito solo fue algo inusual, de lo inusual que pasa 1 de 10 millones de veces, una inusualidad que no me conviene para nada.
—No, no sería buena idea—Me limito a decirle.
Sin necesidad de agregar más palabras Rob comprende.
—Cielos, lo siento Haz
No sé si me vé ya que tiene su cabeza recostada de mi hombro, pero le sonrió tranquila.
—Cosas peores vendrán, dice la Biblia... sobreviviré—Hago una mueca que se supone era una sonrisa.
Rob ríe
—Hazel la cristiana
Le sigo la broma, carraspeo, con exagera seriedad digo—Arrepientete Robert.
Ambos reímos al unísono
—¿Haz?
Levanta su cabeza para mirarme mejor.
—Así me llamo.
—Me alegra tenerte de amiga
—A mi también me alegra tenerte de amigo Rob
El timbre resuena por todo el campus, avisando la hora de ir a los salones. Rob se pone de píe y me extiende su mano para ayudar a hacer lo mismo.
—Gracias
Se pone en pose soldado
—De nalgas y a la orden, ahora vamos, ¡maaarchando!
No puede ser, no conocía este lado de Sea...
—¡Marchando Haz!—Insiste. Con un respingón me sobresalto haciéndole caso de inmediato—1, 2, 3...
1, 2, 3...
°•°•°•
—¡Tía Beca!
Sophie se echa a los brazos de Rebeca cual sanguijuela a
la piel. Rebeca le recibe
gustosa.
—Tía, ni te imaginas lo que me hizo William—Le mira con ojos de cachorrito triste.
Rebeca mira a su marido
ceñuda.
—William Matthew Wilson—Se acerca a su esposo.—¿Qué le hiciste a mi pequeña Soph?
El mencionado rueda sus ojos brevemente para luego mirar a su esposa con ternura. Es muy débil con su mujer, lo máximo que los señores Wilson han durado enojados fue un día, y fue porque William tuvo que ir a una reunión con unos inversionistas de su empresa.
—Solo le pone algunas condiciones, cariño. Nada del otro mundo, solo dramas de adolescentes.
Rebeca le mira con cara de no creercelo mucho, aún así asiente y le da un casto beso a los labios su esposo.
Nos mira a mi y a Jules, deteniendo por más tiempo su vista en mí.
—¿Y ustedes dos no piensan saludarme?, par de
ingratos
Jules ríe porque se lo ha tomado como broma de parte de su tía. Pero yo sé que lo dice más por mí. Lo que faltaba, ya llegó Rebeca.
—Hola tía—Le rodea en un abrazo.
Yo por mi parte le saludo desde dónde estoy.
—Hola—Le hago un gesto con la mano brindándole una pequeña sonrisa.
Sophie atrae la atención de Rebeca rodeando su cuello con su brazo.
—Quiero que me cuentes tooodo acerca de tu viaje a Estados Unidos
Rebeca aplaude emocionada
—Bueno...
La familia Wilson se embarca en las aventuras contadas por Rebeca en el país americano cuando creo que es hora de subir a mi habitación.
Sin que ninguno repare en mi, subo las escaleras y entro al único lugar donde me siento segura, mi habitación.
Se me pasan las horas feliz y excelentemente bien entre canciones y novelas leídas, no recordaba el mundo exterior, hasta que...
La puerta se abre de golpe, y no hay que ser adivino para saber quién es.
—Espero que hayas hecho tus maletas, como mi tío quiere, irás conmigo a lo de Sara mañana—Aprieta sus puños. Sonríe y ahora se vé menos tensa. Eso no está nada bien.—Mi tío gana
>>Eso sí, tú la pagarás muy caro Hazel—Mi ritmo cardíaco se acelera.Yo me voy a encargar de que esos dos días para tí sean un
infierno