Una Baash Entre Nosotros

16.No lo hiciste

Mitch se ha ido a la sala de estar, donde está la pista de baile y se llevó a Sasha—Literalmente a rastras— con él. Jaiden se fue por otro lado, mejor dicho, se fue con una chica.

Nos han dejado a solas, a Aleksandre y a mí. Por más extraño que parezca, me siento tranquila, y hasta ansiosa. Tengo tantas preguntas que hacerle, como que porqué ahora se llama Aleksandre o qué ha sido de él en todo este tiempo.

Porqué nunca regresó por mí...

Aleksandre parece notarme pensativa.

—Tienes mucho que preguntarme, ¿no?—Su pregunta suena más a afirmación y yo no hago más que asentir como respuesta.

—Las tengo—Sonrío intimidada.—Y espero a que me las puedas responder todas.

Aleksandre ríe por lo bajo.
—Lo haré, Haz.—Asiente.—Pero no aquí, ¿te parece si vamos a las bancas cerca del jardín?

—Claro.

•°•°•

A pesar de que hace rato llegamos, estamos sentados uno al lado de otro sin decir nada. Solo en silencio, pero no es para nada incómodo. Nuestras miradas chocan una vez más en la noche, la mía interrogante, ansiosa por saber que ha sido de su vida en todo este tiempo, la suya penetrante e intensa, queriendo transmitir tantas cosas a la vez, y eso me aturde.

Abro mi boca, pero las palabras se niegan a salir. Carraspeo.

—¿Tú...?, ¿cómo..?, Ay—Cruzo mis brazos enfurruñada a lo que Alek ríe. Le doy una mirada de ceño fruncido, ¿de que se ríe?.

Lo golpeo en el hombro, o al menos lo intento, le hago saber mi enojo con él. No solo por estar burlándose de mí ahora mismo, no, por todo.

Por no haberme buscado.

Lo prometió.

Mi expresión cambia de enojo a tristeza.

—No cumpliste tu promesa Alan, no lo hiciste.—Sonrío triste, cabizbaja. Los cálidos brazos de Alek me rodean, y no tengo la suficiente fuerza de voluntad como para alejarme de ellos.

De él.

—Oh, Haz. Han pasado tantas cosas en todo este tiempo.

Bufo y me aparto.

—Pues... deberías empezar por contarmelas—Cruzo mis brazos sobre mi pecho.—Dale, te escucho.

Me mira y deja salir un largo 
suspiro. Me acomodo más en la banca.

—Seguro que pensarás que haber sido adoptado por los James me dió una vida privilegiada, que... que te había olvidado—Me mira con fijesa

—¿Y no fue así?

Mi voz sale sorprendentemente segura y sin flaqueo. Seguridad, es lo que la presencia de Alan siempre causaba en mi. Seguridad y...algo más que nunca he podido saber qué. Por lo que veo aún lo hace.

Alek desvía su vista de la mía hacia un grupo de chicos y chicas a unos metros de nosotros.

—No Haz—Lleva una de sus manos hasta su abundante cabello dorado, lo revuelve y deja caer su mano sobre su regazo.—Las cosas no marcharon como tú o otro lo dedujo.
Digamos que la situación en la mansión James se volvió algo...turbia.

Frunzo el ceño.

—¿Turbias?

Él asiente.

—No te voy a negar que al principio todo fue color de rosas—Hace mueca de incomodidad. Se nota que no quiere hablar de su estadía en la casa James, casi le pido que me cuente cuando esté listo. Pero necesito, necesito saber.—Ellos me trataban como a un hijo más. Me compraban juguetes y toda clase de cosas que un niño de 9 años pudiera desear, por supuesto estaba muy deprimido como para reparar en ellas—Me mira de reojo.—yo solo quería volver con la pequeña niña tablita que había dejado atrás.

Lo fulmino con la mirada, Alek ríe.

— No me vengas con mareos y continúa, Alanbrito—Le miro burlona.

Aleksandre levanta sus manos en señal de paz.

—Te extrañé Hazel, como no tienes idea—El considerable espacio que quedaba en la banca entre Alek y yo es acortado cuando él se echa un poco más hacia mi. Ahora estamos juntos, pero no demasiado aún. Sus pies dan pequeños golpecitos en el suelo, casi al ritmo de los acelerados latidos de mi corazón.—Tan deprimido estaba que me prometieron ir por ti también—Esto deja una evidente sorpresa en mi rostro, De repente las facciones de Alek se endurecen y sus puños se aprietan.—...Con la condición de que yo tenía que hacer algo por ellos.

>>“Nosotros te trajimos aquí, niño. Te cambiamos arapos por ropa de marca, te abrimos las puertas de nuestra casa y te damos de comer todos los días" me había dicho Hila James y el perro faldero de su marido la había segundeado después, diciendo: “Pero nada de esto te saldrá gratis, enclenque", fueron sus palabras—Alek ríe con amargura— ¿puedes creerlo?—Me mira por una fracción de segundos.—Como si se los pedí.

Alek se queda pensativo, está tenso y parece enojado, como si estuviese pensando en algo que le provoca malestar.

—Pero...Solo eran palabras vacías, ¿cierto?—Pregunto nerviosa. Los ojos de Alek se encuentran con los míos y su cara es como si estuviera diciéndome “pobrecita..". Arrugo la frente.

Alek sisea.

—Ojalá. Al principio no entendí, pero no le di importancia, estaba muy entusiasmado con la idea de tener a mi mejor amiga conmigo otra vez. Así que acepté, o al menos me hicieron pensar que la decisión la tomaba yo, sea como sea sus planes para conmigo se iban a cumplir tarde o 
temprano.

>>La noche de ese día ni siquiera dormí pensando en que tenía que hacer por los James para que te adoptaran a tí también, y así mismo quedé dormido. Al otro día después del desayuno tenía que ir a la escuela, como siempre, los señores James nunca se encontraban en casa a esa hora, era el chófer quién me llevaba, yo me preparaba solo.

>>Curiosamente los James estaban esperándome en la puerta esa mañana, sonreían abiertamente pareciendo ansiosos. Esa mañana diferente a todas desde que llegué ahí Hila y Ryan James me llevaron al colegio, algo nunca pensé pasaría. Pero antes de bajarme del coche...—Alek se detieneme sobresalto cuando las manos de Aleksandre toman las mías, está muy distraído mirando al vacío como para darse cuenta—Ellos pusieron varios paquetes dentro de mi mochila.

Empieza a jugar con mis dedos, los acaricia y los entrelazada con los suyos. Suerte y está lo suficientemente distraído para no escuchar mi suspiro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.