Negó y sonrió, e intento indagar en la pequeña caja, sin éxito alguno.
__ no traje mis lentes.
__ Son churros –dije abriendo la caja, se veía ansioso-
__ ¿Me invitas?
__ Yo creo que… NO. –Hizo un puchero- solo hay uno, lo siento, José…
__ Jamás me llamas José, es raro, sígueme llamando Alessandro y… Vamos Danna, estamos en una cita, todo se comparte.
Mi corazón comenzó a palpitar aceleradamente cuando escuche la palabra cita provenir de sus labios, a pesar del significado que este le diera.
__ Pues, no recuerdo haber compartido mi asiento en el barco contigo…
Alzo su mano y la coloco en mi cabeza, para así poder desordenar mi cabello y con una leve sonrisa en sus labios, me dijo…
__Lo siento por eso, de verdad.
__ Sí, ajá…
__ ¿Ahora merezco uno de esos deliciosos, churros? –Pregunto mirando fijamente la bandeja- ¡Vamos, Danna!
Sonreí ladinamente y acerque el churro a su boca pero antes de que pudiera darle el primer mordisco lo aleje.
__ Yo los compre, debería de probarlos yo primero, ¿no lo crees? –pregunto divertida-
__ ¡Eso no se vale! –Bufo como un pequeño-