Una boda de mentira

Capítulo 7

Casarse en las Vegas no es tan fácil como dicen en las películas. Joan y yo hemos pasado toda la noche investigando, y resulta que antes de presentarnos en alguna capilla tenemos que solicitar una licencia de matrimonio, luego elegir el estilo de boda y comprar o alquilar los trajes. Así que no nos queda de otra que esperar a llegar.


 

Joan hablará con su jefe hoy y le contará sobre la boda. Si todo sale según lo planeado compraremos los billetes de avión esta tarde, y partiremos hacia la Ciudad del Pecado. «Qué interesante suena eso.»

Pero ahora tengo que enfrentarme a los mensajes del móvil, y más después de haberles dejado un audio a todos anunciando el compromiso.


 

Jess: ¡Llámame urgentemente! ¿Cómo que se casan en las Vegas de la noche a la mañana? ¡Planear una boda lleva tiempo! Por cierto, no sabía que mi hermano era tu nutria.


 

Penny: Así que por fin te casas, pilla. ¡Felicidades! Cuando vengas a Glash Village haremos una despedida de soltera como te mereces (Espero que a Joan no le importe que invitemos a los Backstreet Boys)


 

April: ¡Ves como si funcionó el ramo! Al final serás la próxima en casarte.


 

Mamá: Tu padre y yo vamos a New York. Ahora mismo saco pasaje. Ni se te ocurra casarte sin que nosotros estemos presentes. ¿Y Joan? Porque no ha venido a pedir tu mano.


 

Papá: ¿Estás embarazada?


 

Roma (Hermana mayor) : Le dije a mamá que no estabas bien de la cabeza y no me quiso creer. Te quedas en una ciudad desconocida y además te casas. No sé si llorar o reírme. Qué más da, no sé cómo me sorprendo sabiendo como eres. ¡Felicidades a los dos! Joan es un buen chico.


 

Rebecca (Hermana del medio) : Un día de estos nos da un infarto por tu culpa jaja. Si hubieras visto la cara de mamá cuando se enteró, te da para escribir dos libros de comedia. Así que Joan ¿eh? Menudo partidazo, el tipo mide dos metros jaja. Mándame fotos de los stripers de las Vegas. ¡Feliz Boda, Rose Harriet!


 

Maggie (Mamá de Joan): Siempre tuve la sensación de que ustedes dos terminarían juntos. Era un presentimiento, y no me equivocaba. Bienvenida a la familia.


 

Las palabras de la madre de Joan me dejan sin aliento. ¿Qué le causaría esa impresión? Ahora me siento culpable de estar engañándolos a todos. Supongo que a muchos no les sorprende que Joan y yo hayamos tomado la decisión de casarnos, aunque sea todo una mentira.


 

También tengo que decir que creía que se lo tomarían peor, pero ninguno se ha puesto a pensar de que solo lo hago para poder quedarme en el país. ¡Se lo creyeron todo!

Madre mía, si puedo engañar a mi familia y amigos con esto, podré claramente superar las pruebas de emigración.


 

Corro a llamar a mis padres para quitarle la idea de la cabeza de venir a la ciudad, y por supuesto informarles de que no estoy embarazada. Obligo a Joan a pedir mi mano por teléfono y su cara de enojo me causa mucha gracia, no es mi culpa que mis padres aún no sepan que estamos en el siglo XXI. Por más que quisiera decirles que esto es solo un montaje, no nos podemos arriesgar. Según tengo entendido en los casos de matrimonios con extranjeros revisan hasta los más mínimos detalles para probar que no son falsos, y los móviles no se escapan del escaneo. El gobierno tiene sus mañas.


 

—Tengo mensajes de un montón de gente felicitándonos, Glash Village entero ya lo sabe. —Joan está sentado en la mesa del comedor tomando su desayuno mientras yo chateo con su hermana que no deja de preguntarme cómo surgió nuestro amor y yo no tengo ni idea de qué contestarle.


 

—Lo siento, eso debió ser obra de mi madre. —me disculpo. Bien sé que a mi mamá le hubiera gustado ser periodista de la prensa rosa, porque para contar chismes tiene un talento innato.


 

—No pasa nada, se tendrían que enterar de todas formas. — Hace una pausa antes de preguntarme con cierta inseguridad en la voz. —¿Estás lista? Aún estás a tiempo de echarte para atrás. —Sus ojos verdes se posan en mí y yo me acerco a él.


 

—Más que lista, Joan, esto es lo que quiero. Soy yo la que debía preguntarte si aún quieres seguir adelante. —Me tiemblan las manos. Más de una vez a pasado la idea por mi cabeza de que se arrepienta.


 

—La decisión está tomada. Nos casaremos en menos de 24 horas.


 

Y en camino de eso estamos. Dieciséis horas después, Joan está dormido en el avión mientras yo veo una película de terror y de comedia. Será tarde cuando lleguemos a las Vegas, pero aunque Joan no lo sabe aún, tendremos tiempo de dar un pequeño paseo. He visto en internet varios sitios chulos que merecen ser visitados. Sería triste venir hasta aquí y no aprovechar el viaje.


 

—Venga. No es tan costoso, Joan. —Llevo más de media hora tratando de convencerlo para que vayamos juntos a una de las mejores discotecas de la ciudad. —Te prometo que solo será por unas horas.


 

—Mañana te levantarás con ojeras ¿Te casarás así? —se cruza de brazos y sonríe de medio lado.


 

—Para eso existe el maquillaje, además el lugar a donde vamos es alucinante. No podemos quedarnos sin despedida de solteros, necesito celebrarlo aunque sea contigo, futuro esposo. —Me acerco a él y trato de arrastrarlo hacia la puerta pero no se mueve.


 

—No me llevarás a ningún sitio loco de esos que te gustan ¿no? No quiero ver a ningún hombre semidesnudo. —Arquea una ceja y me río ante sus palabras. Que mala reputación tengo con estas cosas.


 

—Que no, ya verás que todos estarán bien vestidos. —Vuelvo a empujarlo y esta vez si accede.


 

Las Vegas es locura, ambiente, luces y diversión. Cada rincón es tentador, te incita a hacer lo primero que se te viene a la cabeza y por más que Joan lo niegue, está intrigado por ver qué es aquello que esconde la ciudad.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.