La cena del Black Friday se mantiene en pie, pero ninguno estamos de humor para celebrarla. Hellen y Hugo llegaron temprano para ayudarnos a preparar el pavo relleno, el puré de papas y la salsa de arándanos. Intento concentrarme en hacer cualquier cosa pero me resulta imposible. Joan está a mi lado, jugando con Alessia y dedicándole todo el tiempo posible. Está asustado, y no es para menos, nadie sabe cómo terminarán las cosas.
Hemos tenido que contarle la verdad a nuestros invitados y milagrosamente nos entendieron, sobre todo Hugo, que asegura conocer varios casos parecidos y lastimosamente no todos lograron triunfar, lo que nos deja más angustiados.
Kelly y Ryan llegan un poco más tarde cargando una botella de vino tinto. El productor es un chico muy simpático y no demora en hacerse amigo de todos. No dejo de pensar que esta podría ser mi última cena con mi familia adoptiva en New York y considerando que es la segunda, y que la primera no fue de las mejores, no me queda más que guardar en mi memoria los pequeños instantes en los que Hugo nos hace reír.
El timbre de la puerta nos interrumpe y el pánico vuelve a mí. No esperamos a más nadie y no puedo evitar pensar que es la policía otra vez. «Creo que estoy traumatizada con esto.» Es Joan el más valiente de los dos que se anima a levantarse y a atender al llamado.
Es una sorpresa para todos en la mesa ver a Mila y al señor Hunt entrar al apartamento.
—Espero tengan sitio para dos más. —comenta mi amiga con una sonrisa, y no puedo estar más feliz con su presencia.
—Donde comen 7 comen 9. —asegura Hugo mientras le deja su sitio a la pareja y sale en busca de más sillas.
—Que bueno verlos. —Joan se rasca la nuca con timidez. Después del escándalo en casa de los Hunt's no esperábamos que aparecieran por aquí y menos en esta fecha.
—Mila me lo ha explicado todo, y aunque no comparto tus métodos, te tengo mucha estima como para dejarte solo en estos momentos. —Joan enrojece con las palabras de su ex jefe, y este le da una palmadita en la espalda.
—Quiero volver a disculparme, no debí comportarme de esa forma, y menos en su propiedad.
—No te preocupes, cariño, yo hubiera hecho lo mismo, ese Will nunca me ha caído bien. —Le asegura Mila restándole importancia a sus acciones mientras se une a nosotros en la mesa.
—Gracias por venir. —La tomo de la mano y suspiro agradecida. Ella me regala un cálido y maternal abrazo antes de susurrarme al oído que todo saldrá bien.
Luego de hacer las presentaciones correspondientes, compartimos juntos lo que podemos llamar un momento de tranquilidad. Entre risas, chistes y aroma a caramelo disfrutamos de la velada. ¿Quién me iba a decir a mí que New York me daría tantas cosas buenas? Ojalá pudiera quedarme para siempre. Es tarde en la noche y Alessia ya está rendida en su cuna. Estos días se quedará con nosotros, y nos viene muy bien, la niña es luz en nuestras vidas.
—¿Ya tienen todas las pruebas listas? —pregunta Kelly mordiéndose el labio inferior como si hablar del tema le diera cierta vergüenza.
—Sí, tenemos mensajes en el móvil, fotos de la boda, y algunas otras que nos hicimos el mes pasado. —Mila niega con la cabeza, y se atreve a decir.
—No creo que eso sean pruebas definitivas, necesitan más, chicos. Si tuvieran billetes de avión de algún viaje que hayan hecho juntos. —propone.—También sería bueno que buscaran un abogado de inmigración que los asesore. —Había olvidado que Mila también fue emigrante en este país, y que ella tiene conocimiento de este tipo de procesos.
—Tenemos los billetes de cuando fuimos a las Vegas, y quizá si llamamos al Orchard Hotel puedan mandarnos la verificación de que estuvimos juntos por tres noches hospedados allí. —Asegura Joan moviendo su pierna de un lado a otro.
—Regalos ¿Tienen algún presente que se hayan hecho entre ustedes? —pregunta Hugo tratando de ayudar a organizar nuestras ideas.
—Rose me regaló un abrelatas cuando vino de Londres. —confiesa Joan, y noto como todos en la mesa retienen una carcajada, si no fuera porque la situación es bien seria estuvieran muertos de risa. «Me acabo de dar cuenta que no fue una buena idea después de todo lo del abrelatas.»
—Vale, eso no nos ayudará mucho, pero algo es algo. —Me gusta ver como el señor Hunt habla de esta situación como si fuera una cosa suya también. Eso dice mucho del cariño que nos tiene.
—¿Alguna posibilidad de que estés embarazada? —plantea Hellen encogiéndose de hombros y aunque el rostro de Joan se ilumina con la propuesta sabe bien que es imposible.
—No creo, usamos protección. —«Qué raro es hablar de estas cosas.»
—¿Comparten hipoteca o pagan las facturas juntos? ¿Alguna cuenta bancaria en conjunto? —Ryan también trata de ayudarnos.
—No, aún no hemos tenido tiempo de hacer esas cosas. —Joan se despeina el cabello con cierta frustración, sabe bien que sin estos detalles nuestro matrimonio sigue colgando de un hilo para demostrar que fue de buena fe.
—Bueno, nosotros iremos de testigos. —Señala Mila a su esposo y este asiente con la cabeza.
—Yo también voy. —Kelly esboza una sonrisa antes de guiñarme un ojo.
—Y nosotros por supuesto que vamos también, yo espero que el testimonio de la ex esposa sea de gran peso en esta situación. —Hellen tiene la mejor de las intenciones, y no puedo evitar emocionarme al recibir el apoyo de todos.
—Gracias de corazón. Aunque no creo que dejen que entremos con tantos testigos. —Joan se encoge de hombros.
—¿Tienen planes para el futuro? Cosas que puedan probar que planean seguir juntos por mucho más tiempo. —pregunta Hugo. Es bueno tener las cosas claras en todos los puntos.