Una bruja de agua

Capítulo 7

-Usamos un tipo de magia que muy pocos conocen. Usamos el agua para que la gente cambie de parecer, para bien... o para mal. Usamos el agua para curar. Y podemos usar el agua para... -
Su expresión se tornó dramática y dejó de sonreír.
-... para matar -.
Yo me había quedado con la boca abierta. Eso pareció divertirla y comenzó a reír. Su risa era femenina y suave, pero cansina. Hizo el gesto de la boca abierta y con el índice en mi mentón me obligó a cerrarla. Volvió a reír. 
-Así con esa teatralidad me lo dijo mi tía. Igualmente todavía me cuesta creer lo de matar. No creo que sea realmente matar, creo que lo enseñan como auto-defensa o algo así. Por ahora solo estoy aprendiendo la primera parte. La persuasión le llama ella-.
-pero ¿porque me haces esto? ¿Porqué no voy a poder recordar nada de todo esto?! -. 
-porque al fin y al cabo no tiene nada de malo y de paso digamos que te estoy investigando-. 
Estalle en furia y le grité -sos cínica! Y hasta creo que perversa!- noté que mi humor cambió bruscamente. Me desconocía por completo. Yo sabía que esa no era mi forma de ser. 
-te calmas ahora, en este instante!- dijo Anna con firmeza. Fueron las mismas palabras que había usado hacía un rato, cuando había intentando besarla y mi cambio fue asombroso. Sus palabras fueron como una orden que viajó hasta lo más profundo de mi ser. Seguía sintiéndome como embriagado y mi mal humor había desaparecido por completo en cuestión de segundos. 
-perdoname, no te molesto más - lo dijo con un tono muy serio - ahora contame más de tu vida, cómo vas con tu carrera... -. Ella tenía el control completo de la situación. Mi función era la de un mero títere que respondía a toda clase de preguntas. 
Seguimos caminando y mientras, le conté con calma casi cada evento importante de mi vida. Como si fuera un recuento de hechos, o una confesión. Ella me escuchaba con atención, cada tanto asentia y sonreía. Había muchas historias graciosas y muchas vergonzosas. Pero era inevitable contarlas y no podía para de hablar. Justo yo, que por general soy más bien reservado. 
Luego de un rato el extraño "suero de la verdad" empezó a disiparse. Anna lo notó y cambió rápido el tono de la conversación. 
-ey! Te tomaste toda el agua! -. 
Todo ese momento se empezaba a disolver. Y ahora si sentía que se transformaba en tiempo pasado, como si fuera un recuerdo. 
Cuando abrí los ojos Estela estaba sentada casi frente a mi tomando su taza de té. Anna tenía la mirada fija en la mesa, como petrificada por la vergüenza , y la taza de té en sus manos eran más bien un adorno. Mi cuerpo distendido hasta ese momento se empezó a tensar. 
-Uds son brujas! - lo solté sin ningún control. 
Estela asintió con unos movimientos muy leves, casi imperceptibles y la mirada severa, como escudriñandome. Después giro un poco hacia Anna. 
-lo hiciste bastante bien - Anna levantó la vista, estaba petrificada, casi no se movía - lo hiciste bastante bien para ser tu primera vez. Pero algunas cosas las hiciste muy mal. Diste mucha información tuya. Sos bastante ostentosa. Pero bueno... Después voy a hablar bien con vos -. 
Luego giró y me clavó la mirada. En ese momento y a raíz de lo que dijo caí en la cuenta de que de alguna forma Estela sabía todo el contenido de la charla con Anna. Nervioso, tomé la taza de té y le di un par de sorbos. 
Luego de un breve instante comencé a oír un zumbido agudo. Al principio no sabía de dónde provenía, pero luego de unos segundos descubrí que era Estela quien lo producía. Entonces oí un sonido seco y contundente, como una cuchillada, y la mitad superior de mi taza cayó al suelo. El té que estaba tomando quedó al ras del nuevo borde. Un almanaque pequeño de muchas hojas que estaba a unos dos metros de distancia colgado en la pared a mi izquierda empezó a desprender las hojas como cascada. Algo había cortado todo el talonario a la mitad. También la pequeña madera que sostenía las hojas estaba marcada con un corte. El corazón me latía con fuerza. Vi la cara de Anna, estaba desencajada y asustada. Los dos miramos a Estela. Seguía en la misma posición tomando su té y nos escudriñaba con una mirada muy penetrante, feroz. El zumbido había desaparecido. Después habló con su voz ronca - el agua puede persuadir, puede sanar y también puede ...matar.

 

 


 




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