Una Carta a Cupido

II

Es de mañana y me desperezo lentamente; llegó el día de la aventura y solo tengo que buscar la manera de que me lleven al Olimpo. Consulté en la recepción del hotel. Gracias a Dios hablaban inglés, y me dijeron que en ese momento había un grupo de turistas preparándose para ir a ese lugar. Me acerqué al encargado del tour y le pregunté si me les podía unir. No sé si me dijo que sí o no podía, por su acento, pero de todas formas fui con ellos.

Resulta que el famoso Olimpo era el hogar de los dioses y ningún mortal podía entrar, a menos que fuera un semidiós. Tras haber escalado un poco, me encontré con una hermosa vista en las faldas del Olimpo. Es una belleza, y pensar que más arriba los dioses podían ver el mundo entero, veían más allá de lo que un humano puede ver.

 

Nunca pensé encontrarte en este lugar. ¡Oh Dios mío! ¡Esa voz! Al girarme, mi corazón se detuvo, comencé a sudar y no podía moverme. “¿Tú?”, es lo único que pude decir al ver que era él, Adam. Tan guapo, sonriente y muy… ¿Qué me pasa? ¿Por qué estoy diciendo esto? Es como si lo extrañara, como si todo mi ser descansara en paz.

“Es un placer y una coincidencia verte aquí. ¿Qué te trae por estos rumbos?”, me preguntó él. “Pues… ehm… un amigo me recomendó que visitara este lugar porque vio un anuncio en una revista y pues, estoy aquí. Y tú, ¿qué haces aquí?”, me atreví a preguntarle, observando su vestimenta extraña.

“Tesalia es mi ciudad natal, aquí nací y crecí; soy el gerente general de una pequeña galería de arte que tengo. Gracias a una pequeña sociedad que hice con una excelente compañía de arte, puedo enriquecer mi negocio. Este traje que llevo puesto es típico de mi ciudad, sé que es un poco raro...”.

Creo que leyó mis pensamientos. Cómo imaginarme que su origen venía de Grecia, que su vestimenta era típica de su ciudad natal, y que era un artista ¡Tengo que asimilarlo poco a poco! Adam tuvo que retirarse porque recibió una llamada, y yo un mensaje de Valentín, que decía:

 

Nancy,

Decidiste confiar en mí porque sabías que cometiste un error y como humana lo aprendiste. Tuviste el coraje de atravesar todo para encontrar una respuesta a tus dudas y te sorprenderás de que no necesitabas realizar este viaje para encontrarla, porque tu respuesta siempre estuvo justo delante de ti y no lograste ver. Rechazaste el sentimiento más puro: el Amor; sé que sufriste y no recibiste todo el amor que necesitabas, pero la vida es un carrusel, no sabes qué puedes encontrar cuando gira. Solo tienes que disfrutar lo que te da.

P.D: El que realmente te ama no te lo dirá, solo lo hará posible.

 

Debo admitir que el mensaje me llegó al alma y tocó más allá de mi corazón, sobre todo por la posdata, aunque no la pude comprender. Tan pensativa me dejó Valentín, que ni me di cuenta de que el grupo con que había venido, ya se había ido. ¿Cómo regresar?

De pronto, un milagro grandioso sucedió. Adam había regresado y solo tuve el impulso de abrazarlo, y ¡lo abracé! Estaba tan desesperada y preocupada al quedarme sola, sin saber adónde ir, que en sus brazos encontré la esperanza. Adam, asombrado, correspondió abrazándome fuertemente; sentí una pequeña chispa que surgía dentro de mí, una sensación extraña. Tras regresar a la realidad, me disculpé por el abuso de confianza y él solo sonrió diciendo: “No tienes por qué disculparte”.

Me preguntó que por qué me había alejado del grupo, y le respondí que había recibido un mensaje de Valentín; obviamente le conté sobre él, pero su cara expresaba que yo estaba loca. Ya era tarde y quería regresar a la habitación, al igual que Adam.

Durante el camino resultó el pequeño detalle; después de hacerle un escaneo físico, pensé que ¡nunca lo había visto tan guapo! Esa sonrisa tan cautivadora, su forma de hablar tan dulce que me hacía sentir tan, tan, tan… ¡un minuto! ¿Qué estoy diciendo? Espero no haber dicho en voz alta lo que pensaba; hubiera sido un momento incómodo, pues me dejé llevar por un momento de inspiración ante el sexo opuesto.

Me sentía extraña, nunca había estado en esta situación, caminando al lado de un chico, conversando y conociendo un bello lugar. Todo esto era nuevo para mis 24 años de vida; nunca pensé tener un momento agradable con un chico. Es posible que estuviera comenzando a sentir muchas cosas por Adam, que iban más allá de la amistad.

 

Una vez en el hotel fui amable con él y lo invité a pasar, ¿milagro no? ¡Lo sé! Se podría decir que ha sido el único “amigo” que tengo, y lo más sorprendente es que ¡cocina! Se adueñó de mi cocineta para preparar un exquisito platillo típico de su hogar, y en ese instante escuché que acababa de caer un correo, pero no le di importancia; tenía la visita de alguien que una vez rechacé, y no pasaría de nuevo.



#49192 en Novela romántica

En el texto hay: amor

Editado: 02.04.2018

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