Una Carta a Cupido

XI

Cada día que pasa Adam crece sano y fuerte, como lo era su padre. A veces pienso en todo el tiempo que he pasado sin el hombre que con un simple “hola” me enamoró. Adam pronto nacerá y espero ese maravilloso momento… pero como siempre, Chris con sus gritos corta la inspiración de mis pensamientos: “Mira lo que te mandó Harold”.

¡Un pastel de chocolate! En ese momento estaba alegre y sonrojada porque Harold es muy lindo conmigo, siempre está pendiente de nuestro bienestar. Chris dice que Harold está “enlunado”, que en español sería “enamorado”, por todo lo que hace por mí.

Chris: Vamos prima, admítelo, ¿no crees que es muy guapo ese monumento hecho carne?

Nancy: ¿Cuánto has bebido, eh?

Chris: No evadas la pregunta, sé que te gusta.

Nancy: Mira Chris, seré sincera contigo. Sabes que no he podido olvidar a Adam, mucho menos dejar de amarlo; es imposible volver amar a alguien como lo hice con él. Sé que ya no está, pero lo que me interesa ahora es mi hijo, quiero cuidarlo así como… no pude hacerlo con Adam.

Chris: Lo entiendo bien prima, pero ya lo superarás y volverás amar.

No quiero que el destino me aleje de las personas que más quiero, tengo miedo del mañana.

 

El tiempo ha trascurrido y tengo alrededor de siete meses de embarazo; a veces se me duerme la espalda por la pesadez. Un día, mientras me ayudaba a levantarme, Chris me dijo que iban a venir a cenar Marvin y Harold. Lo primero que le dije al ponerme de pie fue: ¡Te voy a matar!

Chris: ¿Por qué? ¿Qué hice?

Nancy: ¿Desde cuándo sabías que iban a venir? No me lo digas, déjame adivinar… mmm ¿ayer no?

Chris: ¡Ehm! ¡No! Cómo crees prima… bueno… se me olvidó decirte anoche.

Nancy: ¡Vaya sorpresa! Y ahora, ¿qué me pondré?

Chris: Definitivamente ese embarazo no te sienta bien, pero lo de tu ropa tiene solución… ¡compras!

Nancy: ¿Contigo?

Chris: Claro, a mí también me vienen a ver, egoísta.

¡Esa es mi prima! No sé qué haría sin ella; a pesar de su forma rara de ser, así la quiero. ¡Ah! olvidaba decirles que ya todo quedó arreglado con mi deuda. Más bien estoy comprando cosas para que cuando Adam nazca, estemos por fin en nuestra casa.

Llegamos al centro comercial, y Chris no tuvo muchos problemas para escoger su vestuario; en cambio a mí no me gustaba nada de lo que veía. ¡Vaya desventaja! Por el embarazo, debía encontrar algo perfecto. Quiero impresionar a Harold como gratitud por lo que ha hecho por mí… hasta que ¡lo encontré! Un vestido hermoso de color azul cielo que combina con mis ojos; bueno, eso dice Chris, yo poco le creo. Después pasamos por el supermercado comprando lo de la cena. Mientras, Chris me atacó con su interrogatorio.

Chris: ¿Qué es lo que te gusta de Harold? No me mires así, solo es una pregunta.

Nancy: Pues es muy caballeroso, tierno, responsable, muy trabajador y muy atento… ¿Por qué me haces esa pregunta? ¿Acaso él te mandó a investigar algo?

Chris: No, para nada, solo quería asegurarme de algo.

Nancy: ¿De qué?

Esta mujer me deja con los pelos de punta cuando no me dice nada.

Chris: Me parece que te gusta Harold.

¡Ah, eso era! ¿Qué?

Nancy: ¿Qué rayos dices Chris?

Chris: La verdad prima. Lo he notado cuando están juntos; además, Marvin me ha dicho que Harold habla mucho de ti.

Nancy: ¿En serio?... ¿y eso qué?

Chris: Sí prima, así que no me lo niegues.

Sentí un cosquilleo y sonreí al saber que le intereso a Harold ¡un momento! ¿Qué estoy diciendo? Eso me pasa por dejar que mi prima entre en mi mente.

Al llegar a la casa fui rápidamente a mi cuarto a prepararme; lo hacía con entusiasmo, como si fuera la primera cita. Sé que la vida me quiere dar otra oportunidad para amar, pero no podría soportarlo otra vez. Escuché que tocaban a la puerta y sentí que mis nervios se alborotaban. Bajé y lo vi guapo, como todo un buen mozo. Se acercó a mí y me dijo: “Estás hermosa”. Me sonrojé, saludé a Marvin, y luego nos dirigimos a la mesa, dispuesta para la cena.

Después de pasar una velada hermosa, Marvin quería proponer algo que Chris, por primera vez, no sabía de qué se trataba. Y en ese momento vimos que Marvin se arrodilló ante Chris, sacó un anillo y le propuso matrimonio. Hubieran visto la cara de sorpresa y felicidad de Chris, quien respondió que sí.

Estábamos felices por la noticia y Harold no dejaba de verme, lo cual me ponía nerviosa; brindamos por los futuros esposos, y no pude evitar acercarme a Harold.

 

Nancy: Qué felicidad para los futuros esposos ¿no?

Harold: ¡Sí! Nunca había visto tan feliz a Marvin.

Nancy: Ni yo a mi prima. Me alegra que haya encontrado su felicidad.

Harold: Y tú, ¿ya la encontraste?

Nancy: La verdad, mi felicidad está creciendo dentro de mí y será la única que tendré, ¿y tú?



#49489 en Novela romántica

En el texto hay: amor

Editado: 02.04.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.