Una Carta a Cupido

XII

Tuve un largo sueño, miraba a una persona frente a mí, me le acerqué y me respondió: “Bienvenida Nancy, justo a tiempo para que veas a alguien”.

Nancy: ¿A quién?

Adam: A mí.

¡Era Adam, tan guapo como la primera vez que lo vi! Corrí hacia sus brazos donde pertenezco… recordé que un humano no puede abrazar a un fantasma ¡Oh Dios! ¡Estoy muerta!

Valentín: No mi niña.

Nancy: ¿Quién eres tú?

Adam: Es Valentín, cariño.

Nancy: Pero... ¿cómo? ¿Qué hago acá?

Valentín: Tuviste un accidente.

Nancy: ¿Accidente?

Adam: Sí amor, te deslizaste por las escaleras mientras tenías un sueño.

Nancy: Recuerdo el sueño, pero no cuando me caí… ¿y mi bebé? No me digan que…

Valentín: Tranquila, tu hijo está perfectamente bien.

Adam: Te advertí que era una trampa, pero ese espíritu logró engañarte.

Nancy: ¿Qué espíritu? Entonces era real.

Valentín: Verás hija, una chica realizó un acto de brujería en tu contra y, desafortunadamente, logró su objetivo.

Nancy: ¿Qué chica? ¡No entiendo nada!

Adam: Amor tranquila, la chica es la exnovia de Harold.

Nancy: ¡Qué! Pero, ¿por qué a mí? ¿Qué le hice?

Adam: Ella quiso regresar con Harold, pero la rechazó por ti.

Valentín: Ella no pudo soportar el rechazo, e hizo lo posible por llamar su atención haciendo lo más bajo y sucio que un humano puede hacer: magia negra.

Nancy: ¿Quieres decir que su cambio de humor fue debido al embrujo?

Adam: En cierta parte sí, pero también hubo decepción por tus sinceras palabras de esa noche. No tienes culpa porque eso es lo que tu corazón siente.

Nancy: ¿Cómo la detengo?

Adam: No lo harás amor, necesitas luchar por algo que vale más que ella; lucha por vivir.

Valentín: Una cosa aprendí en mi lecho de muerte Nancy, no pierdas la fe de tu corazón porque él hará de ti una mejor persona.

Adam: Él tiene razón; además, a ella le llegará su hora de pagar lo que ha hecho y no será nada agradable. Eso te lo aseguro.

Valentín: Es tiempo hija de que regreses; sé feliz y Dios estará contigo siempre, él nunca te abandonará si tú no lo abandonas.

Adam: Mi Afrodita, cuida a nuestro hijo, desde aquí lo veré crecer y siempre lo amaré, así como a ti. Haz tu vida con Harold, mereces ser feliz, y siempre estaré contigo mi amor. Tal vez nos volvamos a ver aquí para poder ser felices como un día te lo prometí. Ahora ve y sé fuerte.

Fue maravilloso volver a la vida, ver a Chris y a Marvin en la habitación. Sentí algo extraño en mí: ya no tenía a Adam en mi vientre, lo cual me preocupó mucho.

Nancy: ¿Dónde está Adam?

Chris: ¡Gracias a Dios que estás viva! No te preocupes, lo tienen en una incubadora.

Marvin: Tuvimos que hacerte una cesárea para poder salvar a tu hijo; luego entraste en coma.

Nancy: ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?

Chris: Dos días, creí que ibas a morir junto con mi sobrino… perdiste mucha sangre por el golpe en la cabeza.

Marvin: Chris te encontró al final de las escaleras; parece que te deslizaste o diste un paso en falso por la forma en que caíste. La caída produjo que tu columna no respondiera rápido, y el trauma llegó hasta tu cabeza.

Claro que fue una mala caída, ¡qué vergüenza! Gracias a Dios estoy bien y mi hijo también. Obviamente, le conté a Chris lo sucedido en mi profundo sueño. Ella no podía creerlo. Luego me dijo que pudo acceder a la cámara de video, y resulta que era cierto lo que dijo Valentín de la chica. Marvin dice que el video y las otras pruebas se las mostró a Harold para que supiera lo que le estaban haciendo, pero hasta el momento no sabían cuál era su reacción.

En fin, le pedí a Chris que me trajeran a Adam para verlo y acariciarlo. Era una belleza de criatura, y más tenerlo en mis brazos y sentir su ternura; es igualito que su padre, sus mismos ojos y sus mismas expresiones. Estoy muy orgullosa de la bendición más grande que Dios me ha dado; mi hijo sano y salvo. Seguramente Adam… esté donde esté, te agradezco por todo lo que me diste y me das aunque no estés a mi lado.

A la mañana siguiente, los doctores me dijeron que podía irme a casa, pero con dos malas noticias: Adam se tiene que quedar en el hospital por ser un bebé prematuro, por lo que requiere de una adecuada atención y cuidado. Y la segunda… difícil de asimilar: tendré que usar una silla de ruedas ¡Sí! El golpe me afectó bastante la columna y me produjo un trauma que me paralizó las piernas. Los doctores dicen que es temporal, pero no les creo mucho. Estaré un buen tiempo postrada en una silla. ¿Qué imagen tendrá Adam de mí cuando crezca? En fin, no puedo cambiar el destino. Llegamos a casa y me siento muy extraña con esta invalidez.



#49192 en Novela romántica

En el texto hay: amor

Editado: 02.04.2018

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