Una Carta A Tu Sonrisa

Una Carta A Tu Sonrisa

Las ruedas de la camilla chirreaban acercándose, su turno apenas iba a la mitad y ya habían llegado a la morgue tres cuerpos, parecía ser una velada fructífera para el practicante en medicina que se encargaba de recibir, catalogar, registrar y acomodar los cuerpos, cosa que hacia eficientemente pero no de buena gana.

Las puertas de la sala se abrieron de par en par cuando el paramédico entró empujado la camilla que anteriormente había hecho su anuncio.

- Ja!, miren nada mas quien está de turno esta noche. - Dijo jocosamente mientras seguía empujando hasta dejar la camilla en el centro de la sala. - Te traigo un regalo, pero no te encariñes Jorge.

Jorge también rió, dejó la tabla con registros colgada en la pared y se acercó al paramédico para saludarle con un apretón de manos.

- Pensé que no trabajabas esta noche. - Preguntó Jorge.

- Si bueno, ya sabes, siendo padre no me queda más que partirme el lomo para que mis hijos coman, ya sabrás tú de eso algún día.

- Yo?, no gracias, - Hizo en broma una cruz con los dedos en dirección al paramédico. - Vade Retro Satana.

Ambos rompieron en risas y el sonido retumbó en la sala por su magnifica acústica.

- Escucha chico, esta no se va a quedar mucho tiempo, la morgue de la policía no tenia mas espacio así que pidieron al hospital que lo mantuviera en condiciones hasta mañana en la mañana.

- Enserio?, y que le pasó? estuviste ahí?

- Yo solo recogí el cuerpo ya empacado, pero según lo que escuché es una victima de asesinato, chica de veinticinco años más o menos, una pena.

Jorge se sintió fascinado con la información que le daba su amigo, pocas veces podía recibir algo interesante ahí abajo y sus practicas allí no eran de su agrado, por lo general eran pacientes del hospital que no habían vencido su enfermedad, a veces una operación fallida, pero en sus seis meses allí nunca nada así de interesante. Cuando volvió en sí, el paramédico lo estaba mirando con cara de preocupación.

- Puedo dejar el cuerpo a salvo aquí cierto?

- No tienes que preguntarlo, para eso es este lugar.

- No me refiero al lugar, me refiero a ti Jorge.

Jorge soltó una risa un poco tímida y con un poco de asombro.

- Vamos viejo, no soy ese tipo de persona, como crees?

Se quedo mirándole unos segundos más y le entregó la planilla protocolaria para que firmara la entrega. Jorge puso sus iniciales en el espacio de encargado.

- Los policías fueron muy claros con algo, no toques nada, yo ni siquiera he abierto la bolsa, - le siguió hablando mientras le señalaba con el dedo índice para hacer énfasis en su discurso.- ya sabes, cadena de custodia y esas cosas de policía. No lo arruines.

Jorge le extendió una mano para despedir al paramédico y este se la apretó firmemente mientras le miraba.

- Esto es tan delicado que designaron un policía para que se quedara aquí, esta ahí fuera junto a la puerta, así que no lo molestes.

Se marchó dejándolo parado en la mitad de la habitación junto a la camilla que llevaba la enorme bolsa negra. Una vez salió, Jorge se estiró desde donde estaba y pudo ver una sombra junto a la puerta, el pobre policía estaba ahí afuera parado, por lo menos no estaría tan solo durante lo que faltaba de turno.

Después de acercar la camilla a la pared donde estaban las pequeñas bóvedas congeladoras, escogió una de ellas y comenzó a trasladar el cuerpo, mientras lo hacia sintió que dentro de la bolsa parecía haber algo más que solo el cadáver, le causo curiosidad pero mejor dejó su intriga de lado. Una vez acomodó todo y cerró la bóveda volvió a la tabla de registros y se quedó pensativo. << Bueno, se supone que debo registrar el cuerpo, pero, tengo que llenar un montón de características, no solo puedo dejar marcada la casilla de mujer y nada mas, si hecho un vistazo, no pasa nada no?>> se dijo a si mismo. Su amigo el paramédico le había dicho que no podía tocar nada por la cadena de custodia de la policía, entonces recordó que los forenses tocaban todo con guantes y no tenían problema alguno, le pareció adecuado usar la misma técnica.

Una vez se puso un par de guantes quirúrgicos se aseguró de que el policía afuera no estuviera mirando, se acercó a la bóveda, la abrió y deslizó la plancha para dejar expuesta la bolsa. Comenzó a abrir la cremallera suavemente para no causar ruido, cuando estuvo a mitad de camino un objeto cayó de dentro y causó un sonido que en cualquier otro lugar no lo hubiera escuchado nadie, pero allí dentro era como si una persona hubiera caído por unas escaleras. El susto le hizo tensionar los músculos y tuvo que fijarse en el policia, por fortuna nadie le observaba. Al agacharse y ver que había causado tal alboroto se quedó sorprendido por lo que era, era una bolsa de evidencias con un simple sobre de papel dentro, se la metió al bolsillo de la bata y siguió con la tarea que se había interrumpido.

Una vez terminó con la cremallera pudo abrir la bolsa por completo y cuando vio lo que estaba dentro se quedó sorprendido. El paramédico tenia razón, una mujer joven de aproximadamente 25 años, llevaba un vestido rojo con flores amarillas estampadas por todos lados, sus manos llevaban esmalte a juego con el color del vestido, sus zapatos también combinaban. Se quedó quieto unos segundos viéndola, se quedó pensando como se habría visto esa chica cuando estaba viva, como sonaría su voz, que cosas diría, que le gustaría comer, cuales eran sus sueños. Sintió pena por ella, como el mundo había podido perder un ser que parecía tan hermoso?, no pudo contenerse y rozó con el dorso de su mano derecha una de sus mejillas, suaves y pálidas, pero aun así bellas. Tapó de nuevo el cuerpo con la bolsa, metió la plancha y cerro la bóveda.

Se dirigió al escritorio junto a la puerta del salón y se sentó, sacó la bolsa con el sobre de su bata y vio que tenia una inscripción que decía "Tu Sonrisa", en sus manos le parecía pesado, posiblemente dentro hubieran unas cuantas hojas, su intriga se nutrió mas. Tomó unas tijeras que tenia en un cajón y cuidadosamente despegó la etiqueta de seguridad, el pegante reciente le dio la ventaja, abrió la bolsa y sacó el sobre. El sobre para su fortuna no estaba sellado, posiblemente los policías la habían abierto para leerla, así que se acomodó y se dedicó a leer la carta que acompañaba a la hermosa joven del vestido de flores.



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Editado: 04.03.2020

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