Una carta para mi Oppa

Capítulo 3: Una carta para mi Oppa

Verifiqué mi ortografía más de diez veces, cada palabra, todos los signos, la coherencia, legibilidad, absolutamente cada detalle. Noté que repetí muchas veces Te amo y Oppa, pero no lo corregí porque mi objetivo era dejárselo bien claro.

 

Al día siguiente fui directo a enviar la carta. En el correo internacional comprobaron la dirección y le colocaron algunos sellos, una vez dentro del buzón mi pecho se oprimió y fui invadida por los nervios.

 

«¿Le gustará la carta a mi Oppa? ¿Será que sí la elige? ¿Llegará a tiempo? ¿Sabe mi Oppa leer en español? ¡¡Esperaaaaaa!! Mi Oppa no habla mi idioma.» 

 

El torbellino de pensamientos que se instaló en mi cabeza me dio mareos y la nueva barrera que impediría que mi Oppa leyese la carta esta vez si era grande. Otro detalle es que me confirmó que mi “encuentro” con él fue mera fantasía porque no hablaba español. 

 

No fue hasta luego de enviar la carta que caí en cuenta de este minúsculo detalle. Rápidamente, me conecté a ver lo que decían las otras fans y sí, descubrí que habría un traductor por si seleccionaban la carta en un idioma que no conocían. Volví a respirar con tranquilidad, aunque una voz profunda y lejana en mi mente me decía: «¡Necesitas un psicólogo urgente!»

 

De regreso a casa me tropecé a mi mejor amiga, Loanna, que también iba a enviar su carta, así que me desvié para acompañarla. Su sobre era verde claro.

 

—¡Qué nervios, Bet! —Exclamó frente al correo internacional luego de enviar su carta.

 

—Loa, ¿realmente crees que todo el esfuerzo rinda frutos? —pregunté mirando al cielo, las nubes pasaban lentamente sobre nosotras.

 

La cara de mi Oppa se me asemejó a una. Por un lado, sabía que lo que me ocurría no era normal y por el otro lo aceptaba porque me hacía feliz. Supongo que es cierto eso de que los locos son felices en sus mundos.

 

—No empieces —levantó su dedo y lo puso frente a mi nariz para que le prestara atención—. Ya participamos, ahora solo debemos cruzar los dedos y pedir un milagro al cielo. —Posó como angelito con las manos frente a su pecho, entrelazadas.

 

—Tienes razón —sonreí—. Por cierto, sabes que él odia el verde, ¿no?

 

—Sí —rodó los ojos—, pero en mi casa únicamente había de ese color y si no la enviaba hoy no llegaría a tiempo —bajó la cabeza.

 

—Oh —le di pequeñas palmadas en la espalda.

 

No me alegaba del todo de su desdicha, era mi mejor amiga, pero cuando se trataba de mi Oppa verdaderamente no podía decir que no me hacía feliz el hecho de que ella tenía menos posibilidades que yo de ser seleccionada. Egoísta, sí, sabía que había millones de chicas que como yo lo amaban, aun así me gustaba considerarme la única encerrada dentro de una burbuja de cristal.  Regresamos juntas a nuestras respectivas casas que se ubicaban a unas cuadras de diferencia la una de la otra y nos despedimos con una sonrisa.

 

No me juzguen, mi obsesión me llevaba al límite de la hipocresía.

 

(...)

 

El día de la presentación había llegado. Me acomodé con el tablet en la mano en un banco de la universidad con los audífonos a todo volumen para no perderme ninguna letra de su pronunciación.

 

Informaron que cada ídolo leería una carta, lo que reducía mis posibilidades literalmente a una en un millón. Las cartas estaban agrupadas dentro de cuatro cápsulas enormes y transparentes, los chicos entraron casi nadando entre ellas para seleccionar una. Cuando cada uno obtuvo la suya las cámaras los enfocaron. Me pegué a la pantalla como chicle. Para mi asombro todos los sobres eran azules. 

 

«Fue un timo» pensé decepcionada.

 

En eso el presentador dijo que habían guardado todos los sobres dentro de esos azules para que no existieran diferencias. Una buena excusa para justificar el fraude, pero igual con mis emociones a flor de piel desgarrándome desde dentro, con el sudor frío corriendo por mi rostro me tenían casi temblando. 

 

«Esperanza.» Era lo único que me quedaba.

 

Para hacer mi tortura aún más complicada mi Oppa era el último en leer. Miraba la pantalla desesperada, incluso comencé a morderme las una con los nervios hasta sacarme sangre. Luego de veinte largos minutos por fin mi amado abrió su sobre y extrajo uno más pequeño rosado.

 

Pegué un grito, emocionada, y me cubrí los labios al ver que todos los que pasaban se me quedaban mirando. El sonido del papel entre sus finos dedos puso mi corazón a mil, apreté con fuerza la pantalla mientras él abría la carta y leyó, justamente así como lo digo, leyó:

 

Una carta para mi Oppa.

 

 



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En el texto hay: cartasdeamor, oppa, sentimientosylocura

Editado: 07.02.2022

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