Una charla Esclarecedora (fanfic Starker)

Capítulo Único

Steve miró el reloj y suspiró, le faltaban dos horas para que su guardia empezara, pero viendo que todos se habían retirado a sus dormitorios, no tenía mucho sentido esperar.       

Sabía que en ese momento tenían que mantenerse alertas y dos centinelas eran mejor que uno. Tony insistía que Thanos no iba a atacar, no todavía. No cuando faltaba reunir a todo el grupo. No podía negar que tenía sentido, era muy claro que pensaba destruirlos a todos juntos, pero igual la ansiedad de estar quieto lo enfermaba.       

Sujetó su nuevo escudo y se lo llevó a la espalda. Todavía se sentía raro cargando ese, extrañaba el viejo pero también sabía reconocer que se enfrentaban a algo totalmente nuevo. Las cosas viejas quedaban obsoletas ante aquella descomunal fuerza. Aún intentaban recuperarse del primer enfrentamiento, donde su escudo cayó junto con otras miles de personas, víctimas de una guerra sin sentido.    

Que familiar se sentía esa desazón en su pecho.

Subió las escaleras de dos en dos despejando de su mente recuerdos y rostros que no nunca podría olvidar y llegó al tejado antes de lo que suponía. Escuchó unos segundos, no quería interrumpir o molestar a nadie y si mal no recordaba, el que en ese momento estaba de guardia era un sujeto bastante sensible a las interrupciones. Empujando la puerta de sus botas, vio sorprendido (en verdad no tanto como debería) que se equivocó de compañero.

Dio unos pasos vio al chico sentado en la abismo del edificio. Más que sentado, lo justo era decir que estaba equilibrándose sobre la punta de sus pies. Negó con tristeza la cabeza cuando se dio cuenta que tenía la espalda dura y rígida. Estaba alerta. Ese traje parecía una segunda piel, pero sabía que era tres mil veces más resistente. Tony nunca lo pondría en peligro. Era el más chico de todos y por eso no pudo evitar recordar sus tiempos. Muchos chicos, igual de jóvenes, también tuvieron que enlistarse para llevar paz al mundo. Si no lo hubieran rechazado tantas veces, él hubiera sido uno de ellos.     

Avanzó despreocupado, no necesitaba avisarle que allí se encontraba, había comprobado que sus sentidos eran mucho mejor que los de cualquiera. No pudo evitar pensar con impotencia que era muy joven para ser un partícipe tan fundamental en aquella desagradable lucha, pero Tony se lo había dicho: «Para ganar esta vez vamos a tener que ser muchos más» Sabía que era verdad.       

— Mi guardia no terminó todavía —dijo el chico sin volverse, con voz pesada y firme. 

— Lo sé, pero no puedo dormir —comentó terminando de acercarse.    

La cabeza del chico se dio vuelta con tal rapidez, que resultó obvio que no se lo esperaba a él.       

— Pensé que le tocaba a Tony el siguiente turno... —se disculpó mirando en su dirección con la cabeza inclinada. 

— Lo siento, es el mío —reapondió con una sonrisa encogiéndose de hombros.

Queens lo miró tras la máscara y con sorpresa notó cuan expresiva era al ver como los ojos blancos se achicaban haciéndole sentir un aire risueño en el gesto.      

— No tiene que disculparse Cap. —se rio volviendo a ver la noche.

Sorprendido con su rara actitud, se dió cuenta que casi no había tenido oportunidad de hablar con el chico, pero por lo que todos comentaban (en especial Tony) sabía que era un gran muchacho. Después de verlo pelear en el Aeropuerto de Alemania no le cabían dudas. Tenía fuerza y corazón, pero la verdad es que no sabía grandes cosas de él. Ese era tan buen momento como cualquier otro para conocerse. Una de las partes fundamentales para funcionar como equipo era conocerse, entenderse. Ser capaces de prevenir sus acciones era tan fundamental como usar el armamento adecuado o estar bien atento. Por eso es que los Vengadores originales lo podían hacer casi todo con los ojos cerrados, se conocían, conocían sus fallas y sus virtudes. Podrían no pensar igual, obviamente, pero Tony sabía hasta que punto era capaz de pelear, Bruce sabía Thor lo iba a frenar si se descontrolada y Clint sabía que sin importar donde estuviera, Nath velaba por él. Por eso eran tan buen equipo, por eso necesitaba tener el mismo conocimiento sobre todos los nuevos.

— Te puedes ir, si quieres —ofreció pensando que quizás el chico quisiera dormir.

La oportunidad a prestaba para que tuvieran esa charla que necesitaba, pero si sus cálculos no le fallaban era uno de los que más turnos había tomado junto con los de él.       

Se ofreció en lugar de Rhodes y Visión más de una vez y tomaba casi todos los turnos de Tony, ya que éste se encontraba trabajando sin descanso en su taller buscando maximizar las armas de todos.       

Steve forzó a su mente a dejar de pensar en Tony, tenían problemas más importantes de los que ocuparse y si él no sacaba a colación su tema, tenía que seguir el ejemplo. Por más que las ganas de besarlo lo abrumaran, así como la necesidad de abrazarlo lo empujaran a buscarlo casi compulsivamente cuando entraba a una sala. Habían sido unos largos años sin verse y sabía que no tenía ni un poco de derecho para decirle o reprocharle nada. Él se había equivocado, quizás fuera muy tarde para decir o hacer algo y esa era su condena. Que la aceptara no la hacía más llevadera, pero se iba a acostumbrar. Si lo lograban... si lograban pasar por eso y vivir... quizás entonces tuviera una nueva oportunidad para retomar aquello que abandonó sin casi contemplación.




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