Una chica común

26. Cubos

Seguí conversando con él los días posteriores. Me había dicho cosas como que quería mejorar para que funcionara, no entendía a qué se refería así que se lo pregunté, él solo dijo que se refería a algo general, pero esa respuesta no me dejaba satisfecha, sentía como si me ocultara algo, pero quizá solo eran ideas mías.

Sabía que la idea de que terminaría a su novia para intentar algo conmigo sonaba un poco loco y feo. Si yo fuera la chica y supiera lo que sucede probablemente me sentiría mal. Pero cómo evito no hablarle si ya lo hice, cómo lo saco de mi cabeza, cómo hago para que deje de gustarme. Pensé en no salir con él hasta que terminara a su novia. Es decir, aunque hablemos no será lo mismo si nunca nos vemos. 

Por el momento no había planes seguros de salida, solo una idea en el aire. Además, el hecho de que me preguntara si regresé con mi ex novio me hacía pensar que lo preguntaba para estar seguro de que yo no lo mandaría al diablo en cierto momento. Aunque después supe que era porque Jorge seguía diciendo que aún éramos novios. Esto lo afirmé frente a frente, cuando lo encontré en el edificio administrativo, donde está su salón.

Cuando estaba en la escuela en una hora libre fui con Richard a buscar un tablero de ajedrez, quería que le enseñara a jugar. Así que nos dirigimos al edificio administrativo, en la planta de arriba, donde se hayan los 'cubos' de los maestros, ya que ahí con uno de esos maestros, el profesor Mario, se encontraba una caja llena de tableros que ocupo en el taller.

Subimos las escaleras, giramos a la derecha y pasamos entre dos puertas grandes, transparentes, donde se encontraban también dos bancas de madera, entramos entre dichos cubos y al llegar al suyo que estaba al fondo a la izquierda pudimos observar a través de la puerta transparente que no estaba y además estaba cerrado, así que tampoco podíamos tomarlo. Decidimos esperar un momento por si llegaba, entonces tomamos asiento en las bancas que estaban en la entrada. 

No podía dejar de mirar afuera, pues el salón de Robert estaba al fondo del edificio, eran tres salones, el baño y el área administrativa. Me di cuenta que empezaban a salir algunos de sus compañeros de su salón, miré tratando de disimular si él también salía del aula, no lo veía, entonces me giré para continuar platicando con Richard, que en todo ese rato me había estado diciendo algo a lo que no puse atención.

-Dame tú teléfono 

-no porque luego quieres revisar todo 

-no revisaré nada-dijo, mientras me lo quitaba de las manos e intentaba desbloquearlo. -¿Le cambiaste la contraseña?- dijo Richard mientras fruncía el ceño

-si 

-cuál es dime 

Tomé mi teléfono y se lo desbloqueé, de hecho, no había cambiado la contraseña, solo él la había puesto mal. Le di mi teléfono desbloqueado, esta vez sin preocupaciones porque había borrado muchas fotos y ocultado otras. 

Mientras estaba revisando mi teléfono y yo miraba lo que revisaba, se abrió aquella puerta grande y transparente. Alcé la mirada y pude ver a aquel chico que tanto me gustaba, entró y me saludó con el puño como siempre, también saludó a Richard. Detrás de él venía su amigo, era un chico moreno, alto y guapo. Se sentaron a un lado de Richard, así que ahora en la banca estaba yo, junto a la puerta, a mi derecha Richard, luego Robert y el amigo de Robert, Yael.

Robert vestía una playera tipo 'polo' blanca con rayas negras y unos jeans. Se veía extremadamente guapo. Por otro lado yo estaba con un pantalón holgado, negro, una blusa ombliguera blanca y tenis rosas. 

Empezaron a platicar con Richard, ya que se conocían. Hasta que Yael dio un comentario

-me da cosa mirar a esa chica- dijo mientras señalaba afuera junto a las escaleras con un movimiento con su cabeza

-¿Por qué?- pregunta Robert

-siento que si la quedo viendo va a pensar que me gusta o que la estoy acosando- todos volteamos a mirar a la chica, no sé si ellos la conocían, por mi parte, aunque no la conocía sí la había visto por los pasillos en la escuela. Es una chica que se viste de una manera diferente a lo que normalmente se ve. Ella siempre trae faldas cortas, con un top que parece más un brasier y botas o botines.

-pues si le vas a ver la cara, no otra cosa- contesté enseguida. Ellos se quedaron callados y en ese momento entró alguien más al área administrativa. Se trataba de Jorge. Mi ex nos miró a todos en menos de tres segundos, me tomó del cabello con sus manos en la parte de atrás de mi cabeza y me levantó del asiento jalando ligeramente. Me levanté para evitar que me jalara y él preguntó que hacía 

-nada, esperando al profe Mario... -contesté incómoda. Aunque esa manera de acercarse era sin duda una grosería en el momento no lo capté - oye, ¿por qué no les has dicho a tus amigos que terminamos?

-¿para qué?

-ni siquiera a tu amigo Fernando le has dicho, creí que por lo menos él lo sabía 

Él ignoró lo que le dije, me rodeó la cintura con sus brazos e intentó darme un beso, mi cuerpo estaba curveado hacia atrás mientras las palmas de mis manos oponían fuerza en sus deltoides. Le pedí que me soltara y entonces una vez más la puerta se abrió, esta vez entró el profesor. Mi ex me soltó del agarre y entonces fui detrás de Mario

-ven- le grité a Richard haciendo un ademán con la mano para que me siguiera. Fuimos al cubo del maestro y una vez tomando el tablero salimos de ahí. Ya no estaba Robert, ni Yael, ni Jorge. Estaba más aliviada pero me gustaría haber visto un momento más a Robert.



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En el texto hay: amor desamor, tristeza romance dolor

Editado: 07.02.2024

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