Una chica común

32. Bateada

En los siguientes días seguí recibiendo mensajes de Hugo en dónde me pedía volver a encontrarnos. Para ser honesta no sé el porqué lo hice, sin embargo pasó. Me recogió días después cerca de mi casa y fuimos a un motel. El lugar no era tan caro por lo visto, el aire acondicionado no funcionaba. 

Tuvimos sexo por 30 minutos aproximadamente, por lo visto él quería durar el tiempo máximo posible, mientras que yo ya quería irme de ahí. Tener intimidad sin sentir nada por la otra persona se me hace incómodo, además que su miembro no ayudaba tanto, aunque tampoco es que me importe mucho. 

Después de terminar fui a enjuagarme al baño, "al menos hay agua", pensé mientras me miraba al espejo y pensaba cómo llegué a aceptar eso cuando antes no podía tener contacto físico por vergüenza.  

Me vestí y salimos. Bajé las escaleras sin decir nada y después solo nos subimos a la moto y nos fuimos. Trataba de cubrir mi rostro con el tapabocas y mi cabello. 

El entrenamiento estuvo aburrido, aunque al menos Robbie hacía que me interesara asistir. 

Por otro lado, Hugo quería seguir viéndome pero después de dejarle en claro que no quería más él dejó de insistir.

***

Pocos meses después, un día sábado comenzarían los partidos de voleibol en el lugar de entrenamiento, era organizado por nuestros dos entrenadores y personas que trabajan para el gobierno en el mismo sitio, entre ellos la directora de deportes. 

El primer sábado llegaron fotógrafos a capturar el juego de apertura y el discurso del presidente municipal. Fue algo aburrido pero estaba feliz de que ya tendría partidos cada fin de semana. Además que los chicos, entre ellos Robbie llegaban a vender bebidas para ahorrar dinero para ir a jugar, así que lo vería todo el día los sábados, lo malo era que no me hablaba y evitaba mirarme o estar cerca de mí.

Estaba empezando a darme por vencida y creo que lo hice cuando una noche, tras enviarle un último link, por fin respondió, aunque no era un mensaje que esperaba obtener: "hola Michell, gracias por los links... Sé a dónde va todo esto y pues creo que es mejor dejarlo ahí, eres ex novia de un amigo y no quiero que después sea incómodo el entrenamiento". Me había bateado amablemente por lo menos, me disculpé y le dije que no volvería a pasar. Y lo cumpliría, como mujer sabemos que llega a hostigar que un chico todo el tiempo esté insistiendo aunque ya le hayamos dicho que no, en este caso era al revés, así que no quería ser una chica que moleste a un chico. 

Quizá debería empezar a hablar con otros chicos o simplemente no hablar con nadie. Tal vez debería seguir conociendo personas que me quieran conocer. Hace un tiempo empecé a hablar con un chico, es de la universidad aunque es un año menor también. No era guapo, aunque mejor que mi ex tal vez sí. Parecía ser buena persona y era cómodo hablar con él. Lo ví por primera vez en persona cuando me saludó un día en el domo de la escuela, cuando fue el aniversario. Estaba lloviendo y muchos esperaban a que parara para irse a casa. Ese día me llevó un amigo a la carretera y ahí esperé el camión.

Era como a medio día y bajé rápido y entré al trabajo de mi mamá. Después de saludarla salí afuera y me senté en el escalón, no quise estar dentro porque estaba su jefa y ella se molestaba por todo.

La lluvia se había detenido y tenía hambre, así que fui a la tienda que quedaba a dos cuadras y media, compré unas galletas y cuando salí del lugar aprecié nuevamente las gotas grandes y aglomeradas cayendo sobre mí. Llegué a la esquina y me puse debajo del tejado de una tienda que estaba cerrada. Abrí mis galletas y comencé a comer mientras esperaba a que disminuyera la lluvia. De pronto, un sujeto de piel blanca, alto, delgado, de ojos de un café claro que se asomaba sobre el cubrebocas, el chico se acercó, vestía shorts cafés y una playera verde

-hola

-hola- respondí mientras me preguntaba si quería la hora o asaltarme.

-¿Cómo estás? Te vi pasar hace rato

-ah, bien... Bien, gracias 

-estás muy bonita, ¿Cómo te llamas?

-Michell, gracias- no quería sonar grosera pero me incomodaba que un extraño me hablara de pronto. Empezó a preguntar cosas un poco personales, cómo el qué hacía ahí, a dónde iba, de dónde soy y en dónde vivo. Las respuestas que di no fueron del todo ciertas ni exactas pero eran lo suficiente para hacer que no preguntara de nuevo

-Estás muy hermosa-repitió por enésima vez- ¿no te parezco atractivo? Nos podemos conocer -siguió y se bajó el cubrebocas. Tenía los dientes chuecos y grandes, más que los míos, además de un bigote avergonzable sin rasurar. El cubrebocas le hacía falta definitivamente. 

-gracias, eh... Me tengo que ir, ya paró de llover, hasta luego

Caminé a mi destino sin mirar atrás, hasta llegar a la esquina volteé para asegurarme de que no me estuviera siguiendo, cuando confirmé que no fuera así entonces continué mi camino. 

Al llegar me senté en dónde estaba y le platiqué a un amigo lo que había pasado, me reí mientras le escribía y él también rio conmigo. 

 



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En el texto hay: amor desamor, tristeza romance dolor

Editado: 07.02.2024

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