Jake me ha dicho que vaya a su casa a copiar los apuntes de teatro, pero la verdad no me sentiría muy cómoda yendo a su casa, pero tampoco quiero que él venga a la mía pues resultaría ser aún más incómodo, es decir si mi mamá nos estaba espiado el día que salimos por la tarde que me puedo esperar si él está en la casa.
Podría ser una escena muy cómica algo tipo:
Mi mamá dice niños los estoy vigilando. Entonces se va cinco minutos vuelve entonces y ella comenta, ¡Oh! Cielos, deben de tener hambre, les traje galletitas. Se va otros cinco minutos y finalmente se sentara frente a nosotros para observar lo aburridos que solemos ser frente a ellos. O posiblemente también terminara sentada en medio de ambos, y siendo más creativa en el lado derecho estaré yo y del lado izquierdo estará Jake comiendo de las suculentas galletitas de chocolate y mamá se pondrá a contar anécdotas privadas de mi infancia — aunque más privadas no pueden ser, todos mis tíos se las saben del derecho y al revés — y cualquier movimiento de nosotros la alertaría. Demasiada imaginación, lo sé, pero ese es mi segundo nombre. Adeline Imaginación Blake. Así que una mejor opción podría ser sentarnos en la banqueta ya sea la de afuera de su casa o de la mía, al menos no me sentirá tan incómodo y ya. Fin de la historia.
Jack me dijo que me mandaría un mensaje después de que comiera, eso indicaría que ya podía ir a su casa o él podría venir a la mía.
Y así fue, después de la hora de la comida me llego su mensaje y le escribí que mejor viniera a mi casa, pero el niño no accedió, dijo que fuera a tocar su puerta, así que con toda la flojera y la presencia de la señorita pena fui a pedirle permiso a mi mamá, al principio no parecía creerme pero finalmente acepto con la única condición de no llegar tarde, salí de casa con lápices, colores y el cuaderno, lista para desperdiciar mi tarde.
Toco la puerta de su casa varias veces y parece que no hay nadie, una vez más vuelvo a tocar y comienzo a mover mis pies de un lado a otro— y esta vez no me anda del baño, aclaro — al mismo tiempo aprieto contra mi pecho la libreta pero dejo de hacerlo cuando una pequeña niña castaña aparece frente a la puerta.
Así que lentamente saludo con un ademan y muestro una pequeña sonrisa cargada de nervios.
— ¡Hola! — Digo en un hilo de voz — ¿Está Jack?
La niña de bonita sonrisa se ríe de mí.
— ¿Mi hermano? — Asiento sin decir más. — Ah, mira ahí viene, suerte.
Deja la puerta abierta y ella regresa a sentarse al sillón junto a un niño algo mayor que ella, creo que su otro hermano. Pero dejo de prestar atención a ellos, cuando la reconocida voz del castaño se hace presente.
— Adeline, pasa por favor — se hace a un lado permitiéndome así el paso, una vez dentro de su casa cierra la puerta, sus hermanos me sonríen a lo cual también me permito mostrarles una pequeña sonrisa, pero en cuanto lo hago él me toma por los hombros y me dirige al comedor, una vez ahí jala una silla y con su mirada me indica que me siente y eso mismo hago.
— Tengo buenas y malas noticias.
En mi cara se forma una pequeña mueca de duda.
— Te digo las malas primero — Asiento lentamente — las malas son que no copiaras las notas junto a mí.
Lo mire entrecerrando un poco los ojos y él torna su mirada al piso y junta las yemas de sus dedos para comenzar a juguetear con ellos.
— Y las buenas...
— Las buenas — vuelve a hablar — tú tendrás que pasarme las notas.
Tardo un segundo en captar su información, creo que esta al revés, las malas eran las primeras y las buenas las segundas ¿no?
— ¿Quieres decir que no las copiaste? — es lo único que logro preguntar.
Adeline, piensa, por eso él dijo que vinieras a su casa, aquí ambos copiarían las notas. No te invito a su casa para hacer otras cosas. Mal pensada.
Asiente esta vez él, enseguida chasquea los dedos.
— En media hora vamos a salir y Renata quiere su cuaderno para mañana y no puedo permitirme que no tengas los apuntes... a lo que voy, te presto su libreta copias los apuntes y mañana me la entregas por la mañana... — iba a hablar y reclamarle el que siempre llega al uno para las siete, pero me interrumpió — Si, ya se, mañana llegó temprano, como hoy — dice con flojera — y ya luego me prestas tu libreta y copio las notas tranquilamente sin preocuparme.
— Vaya que pensaste mucho.
Rio.
— Ya sabes — señala su cabeza, refiriéndose a su cerebro — soy muy inteligente.
— Claro, se me olvida que tengo un amigo muy inteligente — digo siguiéndole el juego.
Guiña el ojo y enseguida se levanta de la silla y sube rápidamente las escaleras, no tarda más de dos minutos cuando ya está de regreso pero ahora con el famoso cuaderno.
— Gracias — digo.
Frunzo los labios formando una fina línea, enseguida me levanto de la silla que Jack me ha ofrecido y la acomodo en su lugar. Camino de regreso a la puerta y salgo, no sin antes despedirme de sus hermanitos y recibir un tierno hasta luego por parte de ellos y claro el muchacho va por delante de mí. Creí que solo abriría la puerta de su casa, pero estaba muy equivocada comenzó a caminar junto a mi hasta llegar a la puerta de mi casa. Y la separación de nuestras casas no es mucha, solo es una calzada y dos casas de distancia.