Una chica de campo

013|Donde las hojas caen

El otoño es considerado metafóricamente como la estación de la adultez , es  la parte del año donde te pones a pensar que falta poco para que se acabe un año más  y  que durante ese año no se cumplieron muchas metas o propósitos, que hubo buenos y malos días, días alegres y otros no tanto, pero sin duda alguna hubo enseñanzas y lecciones de vida,  el ver caer las hojas, el clima frio o templado, sinceramente provoca una reflexión y a eso se le llama madurez que viene siendo sinónimo de adultez . Simplemente otoño, la estación más bonita para la mayoría de personas. En el otoño los días y las noches son iguales, la terminación de la cosecha iniciada en el mes de agosto es recogida por los campesinos y por lo regular se dan girasoles, maíz, calabaza y fruta de temporada.

Desde que era pequeña recuerdo que la llegada del otoño al campo era muy bien recibida por los habitantes de Peasant Town quienes hacen la famosa ''Fiesta de la cosecha''  Y asisten casi todos los habitantes a disfrutar de un buen rato de comida, música y diversión, pero por otro lado hay una segunda celebración está es realizada por los paganos para celebrar el nuevo ciclo y consiste en  llegar a las orillas del río amarte para bailar durante una noche con ropas blancas largas y holgadas, con diademas de flores en la cabeza y descalzos. Hace tres años fui con Ryder al anochecer para ver qué es lo que hacen ellos y eso fue lo que descubrimos. No nos asustamos ni nada por el estilo a pesar de que cantan una extraña canción en una lengua diferente mientras encienden  unas cuantas antorchas y tiran algo en el pasto.  Pero después de media hora decidimos irnos, quizás y nos descubrían y los próximos en cantar seríamos nosotros. Se supone que nadie debe de ver sus rituales porque es invadir su privacidad y no, no hay maldiciones, espantos o algo por el estilo, sólo privacidad.

 

A través de los años se me fue haciendo costumbre observar desde el tejado de la casa el inicio de esta maravillosa estación, en el campo resulta ser sencillo notar el cambio, las hojas de los árboles que días anteriores estaban verdes ahora se ven amarillentas y poco a poco se van cayendo de las ramas para terminar en el pasto, luego pisarlas y escuchar el bonito sonido de cuando se rompen, además es impresionante ver la cantidad de hojas que caen en un minuto y la montaña que se forma cuando se barre. Ryder siempre solía decir que durante el otoño y donde las hojas cayeran sería un buen lugar para tener un excelente fin de semana barriendo. Y si, varias veces lo experimente.

Ah y también existe otra costumbre, una costumbre familiar, está es más gastronómica y es hacer pan de calabaza con la primera cosecha que la tía Amelia nos manda, mamá hace chocolate caliente y Lucy termina ayudando con la decoración del pan que cada año se hace o se solía hacer, por cierto con el tiempo la calidad del pan ha ido mejorando, tristemente este año parece que ha quedado sólo en el olvido y en una vieja costumbre.

Papá me ha dicho que el otoño ya empezaría en esta semana y que  debería de hacer un diario de campo para registrar los cambios pero en lugar de campo sería de ciudad e inmediatamente de que lo dijo lo primero que hice fue buscar un cuaderno vacío, el cual termino siendo reciclado y cosido gracias a mamá.

Lo primero que quiero poner en el cuaderno es algunas fotografías de los ya amarillentos árboles que están frente a la casa, seguido de algunas fotos del cielo y guardar varias hojas de los árboles. Espero no dejarlo incompleto, como regularmente ocurre con todo.

 

Me siento en el húmedo pasto y observo como gracias al aire lentamente las hojas van cayendo de golpe y se va formando un camino de hojas secas sobre la acera. ¡Cielos, es hermoso!

Seguramente después tendré que juntar las hojas y recogerlas, y tener el excelente fin de semana del que se quejaba mi amigo varias veces al mes, pero lo valdrá la pena. Me levanto con la cámara en mano y atravieso el pequeño jardín delantero hasta ponerme frente a la acera y tomar algunas fotos.

Seguro mis vecinos chismosos dirán que parezco loca.

— ¿Qué haces, Adeline? — es la suave voz de Lucy la que me interrumpe justo cuando estoy tomando una foto a las nubes.

Se acerca más y toma una de las hojas que están metidas en mi libreta.

—¿Puedo ayudarte? Me gusta recoger plantas, — dice — tomar fotos, escribir, agarrar insectos, el cielo, el aire, la naturaleza... — continúa diciendo y contando con sus pequeños deditos aquellas actividades. — Te ayudo.

Asiento lentamente y ella comienza a recoger hojas secas que hay en el sendero, guardándolas en la bolsa de su suéter.

— ¿Crees que hagamos pan por el inicio del otoño? — dice la pequeña un poco ilusionada.



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En el texto hay: adolescentes, ciudad, amor

Editado: 07.09.2020

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