Mi vida en cinco minutos

¡Estupido maestro de literatura!, para empezar este estúpido ciclo escolar tenía que pedir una autobiografía con detalles importantes personales y familiares, ¡pues si eso quiere bien lo escribiré!

Soy Josephine Maynard Ferguson nací el ocho de diciembre de 2013, mi madre y yo vivimos juntas hasta que cumplí nueve años, mi madre se quedó sin trabajo por recorte de personal y conforme pasaban los meses el dinero se acababa y sus medicinas también, luego de unos meses nos desalojaron. No teníamos dinero para pagar un camión de mudanzas por lo que nuestras cosas se las quedó el arrendador, vivimos cuatro meses en un albergue hasta que fue invierno

Llegó el día en el que mi madre ya no tenía insulina y su diabetes empeoró, en vísperas de navidad enfermó se suponía que era una apendicitis aguda y la operaron cosa que salió mal porque terminó con septicemia tras un mal procedimiento le dijeron que tenía días antes de morir, eso la obligó a recurrir a mi padre.

John Graham empresario exitoso en la industria automotriz, llegó hasta la clínica con un porte de elegancia recuerdo que estaba sentada en el recibidor con la señora del servicio social ella lo guió con mi madre  y cuando lo ví salir de la habitación muestras miradas se conectaron por segundos él solamente expresó inconformidad y disgusto por mi parte me límite a estar en silencio mientras los doctores le explicaban la situación yo lo veía por segundos aún no sabía quién era hasta que al terminar de hablar con los doctores se me acercó y dijo con tono serio y frío, — me haré cargo de ti tu madre me hizo prometerlo de ahora en adelante vivirás con tu abuela—, se alejó y fue con la enfermera  para pagar la cuenta del hospital.

Uno de los doctores se me acercó y dijo que necesitaba quedarme con mi madre obedecí sabiendo el porque de su recomendación así que entré a la habitación y ví a mi madre desnutrida pálida y con ojos cansados le costaba respirar por lo que tenía una máscara de oxígeno, levantó su mano ligeramente y corrí hacia ella para abrazarla porque sabía que sería la última vez que la vería, me acerque todo lo posible para sentir su calor, pero ella estaba fría.

— ¡Mami, por favor quiero pasar el año nuevo contigo, por favor quédate aquí conmigo!—, lloré porque sentí que se hiba y no podía hacer nada, ella se quitó la máscara de oxígeno y me dijo — no podré hacerlo pero te quedarás con buenas personas —, le dió una bocanada al oxígeno mientras yo seguía llorando — perdón yo debí conseguir el dinero para tus medicinas solo dejé que tú hicieras todo sola —, ella negó con la cabeza y me miró mientras sus manos envolvían mi cara, — llorar no te hace débil, no necesito que seas fuerte porque tú eres inteligente y eso no es algo que se pueda fingir —, unió su frente con la mía y me dió un beso en la mejilla luego se recostó sin soltar mi mano; me dió una última sonrisa, después cerró sus ojos, respiró por última vez exhalando por su boca y murió.

Muchos doctores entraron y me apartaron de mi madre yo me quedé quieta en silencio viendolo todo en cámara lenta, sentí como el señor que pagó la cuenta me jaló para salir de la habitación y estando afuera ví a una mujer de edad mayor llorando en el piso, el doctor salió y nos dió el pésame, luego recordé que tenía que respirar pues dejé de hacerlo cuando ví como se fue de un segundo a otro mi mamá murió frente a mí, mire al hombre tallarse con frustración los ojos parecía que le avergonzaba llorar en público, me acerque y le dí un abrazo le llegaba a la cintura él hombre me tomó por los hombros y se agachó para mirarme, — tú eres mi hija Josephine—, y luego deje salir mi dolor grité mucho e hice que me soltará para volver a entrar a la habitación con mi mamá pero está vez me detuvo la señora que llego después de él, — ya silencio, está bien—, me sentó en sus piernas e hizo que la abrazara seguí gritando muy fuerte yo no tenía la noción del tiempo pero creo que grité por tanto tiempo que tuvieron que ponerme un sedante

Luego de un día mi mamá fue cremada y puesta en un nicho había demasiados juntos creí que cuando fuera a visitarla de nuevo me perdería entonces llevé conmigo una calcomanía de panda y la pegue debajo de su obituario, las fotos que tenía con ella se perdieron y solo me quedaba una entonces no podía dejarla en el cementerio.

Mi abuela me explicó lo que sería mi nueva vida al parecer mi madre llegó a un acuerdo con Graham a mis espaldas él no podía darme su apellido ni dinero pero me daría un techo y comida permitiendo que viviera en casa de mi abuela que es una parte del sótano de la enorme mansión de su familia, acambio tendría que ser una sirvienta hasta los dieciocho y lo más importante mis medios hermanos jamás debían enterarse de mi existencia

— ¿Por qué me hacen esto?—, pregunté bastante enojada aunque tenía nueve entendía muy está situación pero quería escucharlo de sus bocas

— Joséphine es necesario...., No la dejé terminar la oración y le grité — soy una hija ilegítima, ¡Ay por dios!, ¡Soy una bastarda!—, me sentí ofendida de que dudaran de mi capacidad para entender “cosas de adultos", levantó su mano y un momento después sentí arder mi mejilla — si eso es lo que eres y como tal debes permanecer en silencio si tus otros hermanos supieran sobre esto, te rechazarían y el honor de tu madre sería manchado —, me tomó por los hombros y me obligó a mirarla, — si de verdad amas a tu madre te quedarás callada el resto de tu vida, entiende que si se sabe esto culparán a tu madre por meterse con el señor Graham.

Acepté las condiciones y desde entonces vivo en una enorme mansión de cinco pisos y dos cocinas pero soy la sirvienta de mis hermanos no son malas personas y apenas los conozco, odiaba pensar en que no soy nada sin mi mamá así que use mi inteligencia para ya no pasar penas tengo beca en una escuela de ricos  los otros alumnos no estaban de acuerdo así que tuve que ganarme a los importantes para que dejaran de molestarme , pronto me di cuenta que soy buena para negociar.