Una Chica Sin Sentimientos

Capítulo I

Cuando la conocí

Jessica Elizabeth Tunas, una vieja conocida mía; el verdadero color de su cabello es negro, pero ahora lo tiene teñido de gris, tiene unos hermosos y extraños ojos que mezclan en ellos los colores gris y celeste, su piel es pálida como la de un vampiro, es alta, mide 1,89 cm. Su personalidad es algo difícil de describir, es positiva y alentadora, sin embargo al mismo tiempo fría y distante. En los 14 años que vengo conociendo la su rostro nunca ha mostrado alguna expresión, aunque la he visto llorar y reír igual, su semblante nunca cambiaba.

En la secundaria, donde la conocí, todo el mundo la llamaba "La chica sin sentimientos" y al parecer a ella no le molestaba, fue difícil acercarme a ella por su, su, su forma de ser, ja, ja, ja Ríe nervioso mientras rasca su nuca mirando la mesa, igual me logre acercar a ella.

<<Cuéntanos desde el principio>>

Todo empezó hace 14 años, para ser más exactos el 1 de abril del 2013. Acababa de mudarme y me inscribí en una nueva secundaria, entre un mes atrasado, aunque soy inteligente y me acomodaría rápido...

(...)

Todos se ponen nervioso el primer día de clases y más cuando entran atrasados, pero yo, yo no soy así, yo estaba ansioso porque tendría escuela nueva, amigos nuevos sonríe alegre.

 Chicos, saluden a Juan Pablo Díaz, su nuevo compañero

Dijo la profesora, yo estaba frente a toda la clase, ella, mi profesora, estaba detrás de mí sosteniendo mis hombros para darme apoyó, ¿por qué apoyó? Porque mis compañeros se burlaban de mí por mi apariencia.

Yo en ese tiempo usaba aparatos, lentes, camisa y pantalones con tirantes, era todo un nerd, un patético nerd alegre.

Entre todos los rostros que se burlaban de mí noté, una en especial, al final del salón, este solo me miraba completamente serio, mantuve mi mirada en la suya por unos largos minutos, sus ojos celestes grisáceos me tenía cautivado, volví a mí cuando la profesora apretó mi hombro y me dijo que tomara asiento.

Al instante todos ocuparon el lugar vacío a su lado con excusas estúpidas menos la chica de lindos ojos al final del salón.

— Hola.

Dije sentándome junto a ella, me ignoro, lo esperaba.

La primera hora de clase paso normal y rápida para mi gusto, cuando sonó la campana que indicaba el primer receso todos salieron apurados del salón menos yo y ella, me puse algo nervioso, eso no me lo esperaba.

— Me llamo Jessica.

Comentó una voz tan dulce que me empalago, levanté la mirada buscando a una chica de apariencia tímida y tierna, pero solamente vi que estaba solo con mi compañera de banco, la cual únicamente miraba su mesa.

— ¿Cuántos años tienes?.

Me quedé mirándola como idiota, ¿cómo una chica tan seria y de apariencia fría, cortante, malvada, podría tener una voz tan dulce? Quede aún peor cuando su penetrante y exótica mirada se clavó en mí. Me quedé mirando de esa manera más de la cuenta, lo que pareció molestarle, lo noté cuando me golpeó la cabeza con su cuaderno de tapa dura.

— Es de mala educación mirar de esa manera y no responder cuando te hablan.

Informó molesta, se notaba en su dulce voz, ahora un poco amarga.

— Lo siento. Tengo 12 años, ¿y tú?.

Iba a responder, pero la campana volvió a sonar y unos compañeros entraron al salón, al instante ella devolvió su mirada al frente para luego ignorarme el resto del día.




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