Mucho tiempo había pasado desde la última vez. El farolillo apareció de pronto, primero como un punto de luz tenue, adquiriendo luminosidad y permitiendo vislumbrar el callejón y la puerta de acceso a un local. La querida y emblemática Taberna de puertas acristaladas.
Rick abrió despacio la puerta del local y echó un vistazo a su interior. Todo estaba tal y como lo recordaba, salvo unos cuadros que parecían haber sido añadidos recientemente. Despacio, casi furtivo, recorrió la distancia que le separaba de la barra procurando pasar desapercibido. Un rápido vistazo le permitió ver a Oscar y Àngels conversando animadamente con Esperanza, Ilusión, Rectitud y una espléndida Rebeldía, con su cabellera de fuego en permanente e hipnótico movimiento. Súbitamente, una voz muy familiar le sobresaltó detrás de él:
—J. Carlos, uy, perdón... Rick, que alegría verte, cuanto tiempo ha pasado...
La visión de su viejo conocido y amigo emocionó visiblemente a Rick y dando la vuelta a la barra fue a su encuentro fundiéndose en un abrazo fuerte y sincero. Experiencia le sirvió su cerveza bien fría, como sabía que le gustaba, y se lo quedó mirando primero con expresión divertida para seguidamente adoptar un porte sereno y tranquilo, tremendamente acorde con su nombre.
—Que ocurre, Rick. Te veo serio y preocupado.
—Oh, no, que va, viejo amigo, es sólo que el mero hecho de haber venido aquí después de tanto tiempo ha despertado sensaciones en mí que estaban muy enterradas en el tiempo.
—Rick — Experiencia adoptó un porte solemne. —Has vivido la Saga Identidad desde el principio cuando ni siquiera había empezado a gestarse.
Por eso mismo, pensó Rick, habían sido tantas y tantas vivencias, tantas batallas, tantas caídas y resurgimientos que el mero pensamiento de que se podría haber llegado al camino correcto hacia la meta de la estabilidad le producía sensación de vértigo. En su mente se agolpaban los recuerdos de forma atropellada. La crueldad de las batallas libradas por Tylerskar, los tremendos esfuerzos de Joel, la determinación y fuerza de voluntad de Rebeldía. Los sacrificios de todos los amigos que los acompañan y que no dudan en sacrificarse si es necesario.
—Pero aquí estamos, ¿no? Eso significa que ha habido algún triunfo por ahí.
La voz de Conciencia sonó extrañamente jovial, no sombría y cruel como la última vez que hablaron en el campamento Nazi. Con sus negros ropajes y su elevada estatura causaba una tremenda impresión.
—Todos vamos y volvemos, aparecemos y desaparecemos, pero en este caso no dudes que aquí estamos todos y eso es gracias a vosotros, a ti, a Oscar y Àngels. Vuestra presencia aquí implica el triunfo de la Identidad, el triunfo de un anciano que ahora mismo desde su Cabaña en lo alto de la montaña nos está viendo y asintiendo con su mejor sonrisa, el triunfo de Joel y su libreta que demostró que, con amor, humildad y, sobre todo, pasión por la escritura es posible plantar batalla a las adicciones. Y Rebeldía…
Rick desvió su mirada hacia Rebeldía mientras ésta a su vez lo observaba fijamente. Con paso firme empezó a andar hacia él mientras Oscar y Àngels observaban.