PARTE 5

Me levanto con algunos dolores en el hombro; creo que dormí mal o algo así. Bajo los pies de la cama y ahí estaba Kno, durmiendo en el piso, con la manta a un costado.

Lo pienso mucho pero lo decido, recojo la manta y lo abrigo. Ahora voy a lavar mi rostro y tratar de peinar este cabello. Escucho algo afuera e inmediatamente miro sin mover mis piernas; uno a veces se cree elástico.
Se trata de Kno que me mira con una sonrisa muy sospechosa. No dejo de peinar mi cabello y lo miro.

_¿Qué pasa?

_Después de todo tienes buen corazón. - cruza sus brazos, sin perder su sonrisa.

No sé qué decirle, y me acerco para que se retire de mi cama.

_La agresión no es buena, lo que haces es un delito. - se soba su hombro luego del pequeño golpe.

_No exageres. - termino._ Desperté tarde y la comida de seguro ya pasó.

_Despertamos. Bueno vamos a comer. - se levanta.

Lo miro confundida y me acomodo en la cama. Él me mira y volteo para no verlo.

_No seas una niña, Ellie.

_No quiero bajar. - lo miro._ No estoy preparada para eso. - me siento.

Él se queda un rato mirando mi rostro sin ninguna expresión. Luego de un momento me dice que las cosas van a mejorar y que si no doy ese primer paso de querer salir de este lugar, no voy a mejorar; creo que sabe de mi enfermedad, quizás con la información que le dije sospecha un poco. Lo miro de ratos en ratos y luego de ordenar sus cosas; guardar su cama en su mochila, me extiende su mano y sonríe. Me encuentro con algunas dudas, no sé si salir sea buena idea, bajar a comer, ver nuevamente la luz del sol; no creo poder. Me inclino hacia delante y me levanto, camino a la puerta y lo miro.

_No quiero, lo siento. Pero bajar, aún no es mi momento. - abro la puerta._ Gracias, pero continúa solo.

_Yo sé que vas a mejorar y ahí estaré. - sonríe y sale de mi habitación.

Cierro la puerta y me siento en el piso. ¿Seguro las inseguridades también provocan mi enfermedad? ¿Qué puedo hacer?, miro la ventana que por tanto tiempo me acompaña, no me dice nada, sino que me muestra cada día cómo el tiempo va pasando y yo voy con él. Si en el pasado no hubiese pasado eso, no sé dónde estaría. Me levanto con un poco de dificultad y voy al escritorio para sumergirme en la tinta azul. Escribo en ellas algunas de las tantas inseguridades, mis deseos y algunos datos extras de mi vecino.

Terminando eso, respiro un poco cansada, busco un libro y en cuanto lo encuentro voy a la cama. Acomodo dos almohadas en mi espalda y me acuesto en ellas. Un libro de amor se abre; había leído esto antes. Un libro de setenta y cinco páginas, que me ayuda a recrear cómo es el exterior y las personas que están en ella. Unos personajes principales que se enamoran sin ninguna razón; es que están destinados a quererse por mucho y mucho tiempo más.

Me niego a creer que yo pueda tener algo así. No estoy destinada a amar ni tampoco quiero compartir mis días con alguien que seguro luego me dejará; en mi cabeza todos solo buscan conseguir ese objetivo, algunos lo logran y otros se van porque no pueden.

Mi respiración algo pausada, me detiene de seguir leyendo. Miro la ventana y seguro las dos horas están puestas. El calor aumenta en la habitación y me molesta por momentos.

Me muevo en la cama y cuelgo la cabeza. La habitación al revés, los libros como si estuvieran colgados. Tocan la puerta y me levanto muy calmada, no sin antes dejar el libro en el estante.

_Ten tu comida. - una bandeja de comida y fruta es lo primero que ven mis ojos e inmediatamente mi estómago me exige comer ya y ya.

_Kno, eres muy amable. Pasa. - sonrío.

_Rosita dice que debes bajar ahora a comer, el chico que traía las bandejas de comida ya no trabaja en este lugar. Hasta que pueda tener a alguien nuevamente de confianza, no habrá comida en la habitación. - me sirve.