Despierto, son las nueve de la noche; Kno duerme en el suelo, no sé cómo me quedé dormida, lo único que recuerdo es que Kno me acompañaba al lado de mi cabeza. Miro la ventana y esta no puede decirme nada; otra vez. 《Seguro me quedaré aquí》susurro y me levanto. Agarro el cuaderno de siempre, con las hojas dobladas, las puntas manchadas y, sobre todo, con la tinta azul. De ratos miro a Kno y la ventana, mis escritos no pueden referirse a nada más que a ellos dos, 《espero que esta tinta de lapicero no se termine》respiro un poco más de lo habitual; preguntando si el niño de esa señora podrá crecer de la mejor manera. Aún recuerdo algunas cosas que también pasé en mi infancia y me cuesta contar o expresar en palabras. Escucho que Kno se queja y volteo, un chico del exterior duerme en mi habitación, un chico que creí que era mayor, el vecino que se preocupa por mí, 《¿Quién eres realmente?》 vuelvo a mirar mi cuaderno y no puedo seguir escribiendo, la tinta de este lapicero se encuentra un poco más arriba de la mitad; lo cual es bueno. Kno se levanta asustado y me mira.
_Pareces un no sé qué, con esa cara.- sonrío.
Se arregla un poco el pelo y se da cuenta de que está con la misma ropa. Se levanta nuevamente en su cama "especial". Me río un poco más fuerte y sigo con la lectura.
_¡Quiero comer!.- chilla luego de un rato y me asusta mucho que de golpe cierro el libro.
_Pero ve a Rosita y come algo.
_¿Cómo?, soy el único que tiene hambre.- me mira.
_Sí.- busco la página que leía.
_Ellie, ¡tengo hambre!.- sonríe subiendo a la cama. Lo miro con los ojos entrecerrados.
_Pero, dime ¿qué lees?.- agarra el libro.
_Es un libro muy bonito.- me siento en la cama.
Miro cómo este trata de entender cómo alguien que no le gusta el exterior, lee un libro de amor. ¿Qué no puedo? Este sonríe y me mira.
_Tengo hambre. Vamos a comer.- agarra mi mano.- pero por favor no digas que no.- se echa.- que me voy a secar en el lugar.
_Eres muy exagerado.- sonrío. Pienso por un momento y me levanto, sin decir nada a cambio, me voy al baño y me arreglo un poco, las ojeras siguen en aumento... ¿Cómo alguien puede comer a la medianoche?
_Oye.- salgo del baño.- son las doce y trece, ¿quién te va a servir a esta hora?.- cruzo los brazos.
Sonríe un poco más y por poco les salen los dientes. Se levanta y está muy cerca de mí, me sonríe y besa mi frente.
_Tú me vas a servir, apúrate en prepararte un poco y bajemos. Rosita me deja utilizar las cosas de la cocina. Vamos, apúrate.- sale de la habitación.
Con un poco de nervios ante lo que pasó me sigo arreglando, mi rostro en el espejo me muestra la alegría del momento y bajo en cuanto estoy lista.
_Te demoras mucho Eli.- me asusta encontrarlo en la escalera y lo golpeo.
_Gracias, pero me asustaste.- espero que comience a caminar.
_Vamos, señorita, porque este estómago no puede esperar más tiempo.- caminamos con dirección a la cocina.
Espero que Rosita no se moleste por la bulla o por utilizar sus cosas y menos a esta hora. Kno hace señales de que sí hay ingredientes en la nevera y prepara su comida. Yo lo miro desde la barra y sonrío por lo loco que puede ser en la cocina.
Por fin la comida está lista. Él sonríe satisfecho por su progreso y por la victoria de que su estómago pueda estar satisfecho.
_La comida... que... yo cocino... es muy... rica.- habla con la comida en la boca.
_Come ya.- sonrío.
Hablamos un rato de sus gustos y tenemos unos que otros gustos similares, para él significa mucho, pero para mí es una coincidencia que cualquiera puede tener. Terminamos de comer y subimos rápido a mi habitación. Reímos muy fuerte cuando llegamos; casi nos caemos por las escaleras, Kno toca las puertas de algunas habitaciones.
_¡Eres un niño!.- me lanzo en la cama.
_No, bueno sí.- sonríe.
Se sienta en la cama y me mira. No sé qué pueda pensar o que piensa, pero a veces se queda así como ahora, mirando mis ojos, mis labios. Me causa un poquito de vergüenza y no me gusta tanto eso.
_¿Piensas dormir en la cama?.- levanta una ceja.
_Ah, no sé. ¿quieres que duerma aquí?.- se sonroja.
_Por favor, no pienses mal. Me refiero a que podemos hacer cambio.- ríe mientras termino de hablar.
_No seas mala, tú en tu cama y yo en mi cama, además mi cama es cómoda, tú quieres quitarme eso.- entre cierra sus ojos.
No digo más y dejo que duerma en su cama, miro el techo, no puedo dormir. Creo que por otro lado la comida no me deja descansar. Kno da vueltas en su cama y se queja por momentos. Entonces ambos no podemos dormir.
_Ellie... no tengo sueño.- susurra.
_Yo tampoco, Kno, la comida me mantiene despierta.- lo miro.
_Ellie, gracias por ayudarme mucho.- se levanta.
_¿Ah?
_Es que me ayudas mucho, compartiendo alegría conmigo y hoy me acompañaste, y eso vale mucho.- empieza llorando dramáticamente.