Una dalia negra

Prólogo

Varias cámaras apuntaban al rostro sumamente atractivo del pelinegro; aquel con un traje perfectamente estable e impecable. Las mujeres periodistas suspiraban a tan cegadora belleza y porte del sujeto frívolo. Tan repentinamente una pelirroja algo atrevida y muy coqueta, interrumpió las abrumadoras fotografías.  


–Señor Min, ¿usted, tiene a alguien en su corazón?  


El silencio perduró. Todo mundo supo que quedaría con esa duda al ver como el perfecto hombre, terminaba la entrevista con un moviento de mano. Los guardaespaldas lo guiaron a su auto y este mismo se perdió en las elegantes calles de Seúl. En realidad, ahora este serio CEO de la exitosa compañía "PYM", estaba inundado en sus únicos y valiosos recuerdos."Si". Se respondió así mismo la pregunta. Susurró sirviendo un poco de whisky en la trasparente y costosa copa de cristal.  
El señor Min sintió su corazón volver a latir sólo de recordar a "el". Sus ojos oscuros, su cabellera castaña, sus lindos ojos color miel ...quería olvidarlo, ya no quería ser un hombre triste y necesitado de amor. Tenía dinero y poder. Lo único que requeria para ser feliz... ¿o no? 




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